Elogio de envejecer

#Psico+40

 

 

 

Creemos que la vida es eso que nosotros conocemos.

Miramos el mundo desde ese pedacito que es nuestra realidad y creemos que así es para todos.

Al mismo tiempo sabemos que todo es de acuerdo a cómo es el cristal con que se mire… entonces consideramos la vejez de acuerdo a cómo nos fue en la vida.

Todos tenemos ciertas expectativas respecto de este momento de la vida, expectativas que se cumplen, algunas no las teníamos en mente, quizá nos sorprenda la vejez de manera positiva, porque es mejor de lo que esperábamos.

La semana pasada hablamos de las “ventajas de envejecer”, así lo llamamos en lenguaje coloquial.

Paul Baltes a quien ya nombramos, decía que el ciclo vital es una sucesión de pérdidas, ganancias y mantenimientos. Por ejemplo perdemos velocidad, ganamos sabiduría y experiencia, mantenemos un estilo cognitivo.

La sociedad idealiza tanto la etapa de la juventud como si fuese un edén sin sufrimiento, entonces no puede siquiera pensar que muchos de los que hoy son mayores de 80 años han vivido una infancia o una adolescencia en un mundo en guerra y hambre, una juventud de mucho sacrificio, una adultez con desamparo, desafectos y maltratos.

Para ellos la vejez puede ser el mejor momento de la vida. Un remanso, donde encontrar tranquilidad y disfrutar los logros.

Tengo una colega que trabaja en un hogar de mayores que depende del gobierno nacional. La mayoría de las personas que allí residen han tenido una vida tan difícil, tan sufrida y con tantas carencias, que encontraron en la residencia geriátrica un lugar de amparo, seguridad, afecto, cuidados. Muchos de ellos dicen: “nunca estuve tan tranquilo en mi vida”.

Otros que han vivido una vida plena, que disfrutaron de la familia, de realizaciones, que soñaron y cumplieron proyectos, que conocieron el amor y la alegría compartida, pueden ver la vejez como un castigo, como que lo mejor de la vida ya pasó.

Entonces cómo cada uno de nosotros vive o vivirá su vejez, como una etapa de pérdidas y caídas en el suelo, en nuestra autoestima, en nuestra identidad … o como una etapa de logros, de realización y bienestar, dependerá de nuestra historia vital.

¿Vos querés todo? ¿El cuerpo de los 20, la energía de los 40 y la sabiduría de los 70?

Ya sabes que todo no se puede… a eso le llamaba el maestro Freud, aceptar la castración.

Lo que si podemos ( además de quejarnos, que es un deporte muy argentino) es apreciar, valorar, reconocer, dónde estamos…considerando de dónde venimos…

Siempre que nos miramos en el presente, es importante no olvidarse de dónde venimos…

En “La maravilla del dolor”, un gran texto sobre resiliencia, dice Borys CyrulniK “Nuestra historia no es un destino”. El sabe de qué esta hablando, no sólo desde su saber profesional sino desde su historia de vida. Sus padres murieron en un campo de concentración, él se escapó de allí y se quedó solo en el mundo con sólo 7 años de edad …sobrevivió, alguien lo cobijó, otros le dieron amparo, estudió medicina, neurología, psicología, etología… hoy tiene 76 años…vos crees que una persona que sufrió tanto en sus primeros años de vida añora su adolescencia?

El Dr.Mario Capecchi, premio Nobel de medicina, fue un chico de la calle. Cuando encarcelaron a su madre por ser una militante antifascista, el tenía apenas 4 años, su padre había muerto, vivió como un vagabundo con un grupo de chicos de la calle, mendigando, robando, pasando frío. Cuando la liberaron y por fin se reencontró con su hijo, después que lo busco un año y medio por Italia, viajaron a Estados Unidos, donde vivía su tío materno que los recibió. Capecchi tenía 14 años y era analfabeto. ¿No pensás que para él la vejez puede ser el mejor momento de su vida?

Te cuento que alguien me escribió indignado porque lo ven viejo, entonces le ceden el asiento en el subte, lo tratan de usted…¿de que estamos hablando?…

A veces le achacamos al envejecimiento cosas que nos corresponden a nosotros : vos que hiciste para cuidarte? Donde guardaste el salero? Y el azúcar? Y la caminata, cuando la haces? Cuidaste tu espalda?

Hay cosas que son nuestra responsabilidad: el autocuidado por ejemplo. Te cuidaste como cuidaste a tu marido? O a tus hijos? O a tus nietos?

Te dedicaste una parte de la atención a tu propia persona, una parte de la que les dedicaste a ellos?

Le achacamos a la vejez la falta de cuidado con nuestra salud y nuestro cuerpo.

Cumplir años es lo mejor que nos puede pasar, los años nos dan tiempo para disfrutar lo conseguido, para hacer cambios, para aprender cosas nuevas.