“Hasta luego publicidad, y gracias por el pescado” por Eduardo Salles

#TengoUnaIdea

El día de ayer fue mi último día como Vicepresidente Creativo en una agencia de publicidad. A diferencia de otros años, esta vez no salgo para irme a otra agencia con un mejor puesto o una visión más fresca. Esta vez simplemente me voy. Adiós. Bye. Ciao. Arrivederci.

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No sé si lo han notado pero últimamente los publicistas odian mucho su trabajo, o al menos escriben mucho al respecto. ¿Qué tal este artículo? ¿O este? ¿O este otro? Incluso este. Con mayor o menor sentido del humor, todos parecen sacar las mismas conclusiones: a) Estamos hartos de hacer cosas irrelevantes b) Estamos hartos de los clientes c) Estamos hartos de las agencias d) Estamos hartos de nosotros mismos. En resumen: estamos hartos de hacer publicidad.

I know that feeling bros. A veces puede ser difícil trabajar ocho hor… bueno, las horas necesarias para crear cosas que a nadie le importan, tener para ayer lo que el cliente pidió al pie de la letra (el mismo cliente que te contrató para hacer lo que en teoría tú sabes hacer mejor), no ser reconocido por otras industrias creativas y terminar grabando cases studies cuatro meses antes de los Festivales para poder ganar trofeos premiados y valorados únicamente por otros publicistas que como tú algún día tuvieron que trabajar ocho hor… bueno, las horas que fueran necesarias.

Exagero, no es tan malo como se lee. Toda profesión tiene sus círculos del Infierno y sus bocados de Gloria. Después de cinco años en este negocio puedo decirles que algunos bocados son mas dulces y algunos círculos mas amargos, pero al final todos llegan al purgatorio creativo donde las maravillas del siglo XXI te cuestionan si tu trabajo tiene sentido más allá de comprarte los tenis de moda, viajar a Cannes y no tomar vino de tetrapak.

¿Y qué haces? Escribes un post muy amargo sobre lo harto que estás de todo. Y sigues trabajando.

Creo que hay nuevas soluciones esperando ser encontradas, pero para que eso suceda hacen falta personas buscándolas. Parece un chiste que siendo “creativos” no podamos pensar ideas creativas para resolver nuestros propios problemas ¿Qué tipo de ideas? No lo sé. Y precisamente por eso he decidido tomarme un año sabático para poder tener tiempo y foco en encontrarlas.

Por suerte tengo ya algunas pistas:

a) La disrupción de una industria no nace dentro de esa industria.Instagram y la fotografía. Airbnb y los hoteles. Google Maps y la cartografía. Uber y el taxi. iPhone y el celular. Abundan los ejemplos de ideas que terminaron transformando una industria que no era la suya. Tiene mucho sentido: los corporativos están diseñados para mantener su negocio, no para transformarlo.

No se pueden usar viejos paradigmas para resolver nuevos problemas, y definitivamente no vas a encontrar nueva soluciones dentro de viejos paradigmas. O algo así.

b) La tecnología es fundamental. Quedemos claros: no me refiero a drones hechos con impresoras 3D tripulados con Oculus Rift o cualquier otro hype de blog de tendencias. Me refiero a avances tecnológicos que generan mejores condiciones para poder solucionar viejos (y nuevos) problemas. Waze necesitó que existieran los smartphones con GPS conectados a una red para encontrar la solución al reporte vial.

Toda innovación está sujeta a las herramientas que dispone. El valor de una tecnología no radica en qué tan bien resuelve el problema para la que fue creada, sino en qué otros problemas podría resolver mejor.

c) La competencia es para perdedores. ¿Saben qué no necesita este mundo? Otra agencia de publicidad. No es mala leche, es lógica económica. Si ofreces lo mismo que otras 30 agencias solo podrás sobrevivir siendo más barato, trabajando más por el mismo precio (hola hundidos), mimando al cliente las 24 horas o pitchando hasta el mailing de unos cupones de descuento ¿Les suena familiar?

La mejor forma de escapar de la competencia (y de sus horribles efectos secundarios) es inventar algo que nadie más esté ofreciendo. “Si puedes construir algo de valor donde antes no había nada, el incremento de ese valor se vuelve teóricamente infinito”. Lo dice Peter Thiel, que algo sabe del tema.

d) El poder del tiempo libre. En su famosa charla TED Stefan Sagmeister relata que cada 7 años cierra su estudio de diseño durante un año para llevar a cabo experimentos creativos que de otra forma no podría realizar. Sagmeister explica la importancia de este año sabático: la creatividad necesita renovarse constantemente con nuevos descubrimientos para mantenerse vigente; el peligro de no hacerlo es devaluarse y volverse obsoleto, un Internet Explorer en un mundo de Firefoxes y Chromes.

Y créanme, es difícil encontrar buenas respuestas si eres un Internet Explorer.

Así que esta será mi aventura del 2015: regresar al laboratorio creativo en búsqueda de nuevas ideas que permitan vivir del talento sin abaratarse en el proceso. Mientras eso ocurre seguiré publicando en mi sitio, colaborando en periódicos, haciendo libros, viajando por el mundo y jugando con cerillos. YOLOSWAG y esas filosofías de los millennials.

Espero volver en un año con respuestas, o por lo menos con preguntas mucho mas interesantes de las que ya nos hacemos.

Deseénme suerte.

Hasta luego publicidad, y gracias por el pescado.

 

Por Eduardo Salles

 

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