Obertura

#ReskateRock

Esto no es nostalgia. Desde que tengo memoria, he visto pasar por mi hogar discos de vinilo, cassettes, bandejas, combinados, radiograbadores, doblecassetteras, compact disc, y así hasta llegar al reproductor de MP3. Cuando era adolescente, y aun no existía el CD, me juntaba la plata de a monedas para ir a la disquería y comprarme el cassette que consiguiera de V8, o el compilado punk “Invasión 88”, o el primero de Beso Negro, que lo pasaban todos los días en la radio. Todavía hoy me siguen preguntando por qué aparezco con 4 o 5 discos originales bajo el brazo por vez, y mi respuesta es siempre la misma: -“estos no los tenía”. De V8 se acuerdan todos, de la movida de Invasión 88 algunos, de Beso Negro casi nadie.

Siempre me pregunté por que algunos grupos, nacionales y extranjeros, a pesar de haber tenido una buena difusión de sus lanzamientos, no quedaron en la memoria colectiva, y fueron tan olvidados que ni siquiera llegaron a ser reeditados en CD. ¿Cómo se mide que esto o aquello quedo en el olvido porque era de dudosa calidad artística? Cada semana, hurgando en mi discoteca, encuentro a alguno de estos grupos y solistas, y me pesa no poder compartirlos de manera masiva con otros fanáticos de la música como yo, para dar a conocer algo que muchos ni siquiera se imaginaban que existía. Los olvidados del rock claman memoria y justicia, ellos también quieren ser escuchados, otra vez. Por eso digo que esto no es nostalgia: es el rescate que se merecen por haber tenido que pagar una condena de décadas de olvido.