Por: Maria Eugenia Capelo
Los muertos vivos regresaron a la pantalla de Fox. Están más vivos que nunca detrás del alambrado donde se refugian aquellos que no han sido contagiados. Están al acecho, provocan constantemente con sus ojos desorbitados y sus mordiscos al aire. No distinguen lo que comen, son zombies, sólo quieren carne, humana o animal, cruda o cocida. Con este panorama comenzó la nueva temporada de The Walking Dead. Mucha sangre y mucho muerto vivo asesinado, una vez más. (SPOILER ALERT: A PARTIR DE AQUÍ SE REVELAN DATOS ARGUMENTALES, SI NO ESTÁS AL DÍA CON LA SERIE ES MEJOR DETENERTE).
Bajo el título 30 Days Without An Accident (30 días sin un accidente), comenzó la cuarta temporada. Los sobrevivientes están refugiados en lo que antes del ataque zombie funcionaba como una cárcel. Ironías de la vida, la prisión termina siendo el lugar donde más libres son y más protegidos se sienten ante la invasión del enemigo.
Los 30 días vuelven a cero cuando uno de los personajes es atacado y mordido por un “caminante”. Por su parte Rick tiene un encuentro con una mujer que le rememora toda su trágica historia con Lori y su vínculo con sus hijos.
Tal vez la escena más interesante de este primer capítulo se encuentre en la conversación que tienen el grupo de chicos sobrevivientes acerca de los zombies. Una niña insiste en ponerles nombres y en respetarlos a pesar de ser devoradores de personas. Carl, el hijo de Rick la increpa diciendo que ellos son el enemigo y deben odiarlos y aniquinarlos ya que matan a las personas. A lo que la niña (una pseudo defensora de los derechos de los caminantes) responde que los seres humanos también se matan entre ellos y no por eso son considerados lacras como los zombies.
Un planteo interesante si se quiere más allá de la trama central. Quién es realmente nuestro enemigo? El sólo hecho de que una persona sea diferente nos permite colocarlo en la categoría de hostil? El cine hollywodense a lo largo de la historia se encargó de construir en el imaginario colectivo distinto tipo de enemigos provocando el temor y el terror en la audiencia para así trasladarlo al accionar bélico y combativo de EE.UU. Mucho se ha escrito sobre esta construcción, pero tal vez lo que TWD retoma es la idea de ese enemigo indefinido, que aparece por cualquier lado, que no tiene códigos más que el asesinato en sí y que sólo un grupo privilegiado podrá detener. Eso sí: las muertes en manos de los héroes están justificadas. Saquen sus conclusiones.
Con todo esto a cuestas, TWD tiene su público cautivo como todas las series populares y exitosas de taquilla, de la talla de Lost. Su público defiende su argumentación y no admite críticas, son seguidores fieles y obstinados. Seguramente sea esta actitud parte del éxito de la serie. Los invito entonces a que se acerquen, a quienes todavía no lo han hecho, esta serie que no sólo habla de muertos vivos sino de un modelo de sociedad, de grupos de poder, de códigos humanos y de construcciones de héroes, villanos y enemigos.
Todos los martes a las 22 hs por FOX.