Mujeres detectives

Dos series con mujeres detectives como protagonistas. Dos series que no transcurren en ciudades estadounidenses.

Los detectives hombres muchas veces tienen vidas personales éticamente cuestionables o son genios queribles. Sherlock (BBC) por ejemplo es  un obsesivo, un genio extravagante, casi un mentalista. Woody Harrelson (True Detective) es un policía alcohólico, burocratizado, infiel y mal tipo.  En el caso de las mujeres detectives, muchas veces se las pinta como personas frías, maltratadoras, culposas y al mismo tiempo brillantes en su trabajo, como Sarah Linden (The Killing). Como si para ser exitosas profesionalmente, hiciera falta que sus vidas privadas sean un desastre, sean malas madres o emocionalmente inestables. Happy Valley y The Fall tienen dos tipos de detectives femeninas distintas.  A continuación, se las presento.

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Stella Gibson, protagonista de The Fall, conoce a un colega en el primer capítulo, le dice en qué hotel está alojada para que éste la visite horas más tarde y tengan un encuentro exclusivamente sexual. Así nos presentan a la mejor detective británica que viene a resolver el caso que está atemorizando a Belfast, Irlanda del Norte. Gibson es una sensual detective de Scotland Yard, quien es convocada excepcionalmente para liderar el caso de un asesino serial de mujeres. The Fall es un policial clásico: una detective viene por una semana pero se queda meses, se conoce al asesino desde el pirmer momento y es el típico “tipo normal”. Los hombres de la serie están casi todos en puestos jerárquicos y sucumben ante la seducción de las mujeres. Ellos primitivos, ellas lindas y sensuales. Esta estructura más simple se ve también en el asesino y sus víctimas. Él es un perverso y ellas chicas lindas.

Happy Valley, en cambio, tiene algunos condimentos más dramáticos. La protagonista es una señora policía, no es sexy ni fría, es pasional, y busca la venganza del hombre que violó a su hija, la dejó embarazada y provocó que se suicidara al poco tiempo de parir. Es a él a quien tratará de cazar en esta serie que se desarrolla en West Yorkshire, Inglaterra. Catherine queda al cuidado de su nieto fruto de la violación, una relación abuela-nieto sumamente compleja y muy bien retratada. Ella lo quiere pero también lo maltrata. El personaje de Catherine es complejo, es imperfecto , impredecible.

Los hombres de Happy Valley son mostrados en sus aspectos más vulnerables. Catherine debe trabajar en un secuestro organizado por un hombre que decide secuestrar a la hija de su socio por sentirse humillado por él. El ex marido de la protagonista pierde su trabajo y es errático, pasivo. Su hijo es celoso de la pasión que pone su madre en encontrar al asesino de su hermana, quiere su atención pero no sabe cómo hacerse notar. En Happy Valley hay más complejidad en el caso también, se ven algunos rasgos de la sociedad inglesa, el consumo de drogas, la delincuencia, la marginalidad.

En resumen, es un rasgo de detectives -hombres o mujeres- tener vidas privadas conflictuadas, eso siempre agrega algo interesante a las historias porque uno se pregunta: si esta persona no puede lidiar con sus problemas, cómo hará para resolver terrible caso.

Ambas series están en Netflix. The Fall acaba de estrenar su segunda temporada.

Salir de la cárcel: Rectify

Un policía y un preso. El policía le trae la ropa y se da vuelta para que el preso se cambie. Daniel queda atónito. Después de muchos años, vuelve a tener intimidad. Esta es la primera escena de la serie Rectify.

Rectify

Hacía pocos días había empezado a ver Orange is the new black (vi 7 capítulos), mi primera decepción de Netflix, que trata de una chica bien que va a la cárcel por un delito vinculado al narcotráfico cometido hace muchos años atrás. La serie  se propone tocar mil temas que dan para el debate sin profundizar en ninguno: la cárcel, el racismo, la homosexualidad, las drogas ilegales, lo psicofármacos y los abusos de los policías con las presas.

El contraste al ver Rectify fue abismal. Es cierto que  es un poco injusto compararlas porque cuentan historias de cárceles completamente diferentes y se trata de gustos, a mi me gustan los dramas. Orange es una comedia dramática pero ni chicha ni limonada. No me gustan esas series lavadas. Rectify me conquistó desde la primera escena y también porque en el primer capítulo suena una de mis canciones preferidas: Flume de Bon Iver. Es un drama de esos en lo que no te explican todo, que algunas escenas no sabés bien por qué las pusieron allí y te quedás alerta para poder ir armando la compleja historia de Daniel Holden, el preso que estuvo por 20 años en el corredor de la muerte: el ala agónico de las cárceles, en donde los presos condenados esperan su ejecución. Acusado de violar y matar a su novia siendo ambos adolescentes, Daniel queda en libertad provisoria por una muestra de ADN que prueba su inocencia. (Tengo código spoiler, no cuento nada que no esté en el primer capítulo)

Rectify habla de salir de una cárcel real, pero la manera de relatarlo hace que uno pueda identificarse con lo sufrido por Daniel. Cada uno tiene una cárcel de la que salió o quiere salir. La magia de los buenos relatos, es poder llevar la vida simple de un  espectador a esos lugares conmovedores. Daniel pasó muchos años en un cuartito de 2×2 de cemento y de repente vuelve a tocar el pasto y a comerse un chocolate tirado en un parque. En esa escena, más que la emoción de Daniel, es la emoción de su hermana la que conmueve. Amantha lo mira desde el auto. Esa es la primera salida de Daniel en soledad y ella no se aguanta, y lo sigue. El vínculo entre hermanos está tan bien retratado, Amantha nunca logra desprenderse de ese afecto tan primario, vive su vida en paralelo a la de su hermano.

Rectify mezcla escenas de la cárcel con la vida de Daniel en libertad. En su cubículo de 2×2 Daniel tiene de un lado, a un perverso que lo provoca constantemente con el crimen que supuestamente cometió y del otro, un amigo con el que se divierten y tiene buenas charlas. Hablan por la ventilación de los calabozos y eso le da a las voces algo mágico, como si fueran esas voces internas que todos tenemos. Y en su vida en libertad en su pueblo Paulie en el estado de Georgia, sigue siendo un preso de la condena social, preso del infierno grande.

Otros argumentos para convencerlos: el protagonista es muy buen mozo. La serie transcurre en un pueblo del estado de Georgia y todos hablan con ese acento del sudeste de Estados Unidos. Es de los mismo productores de Breaking Bad.

Nurse Jackie: madre adicta

¡Al fin una mujer es la astuta que engaña a todo el mundo! Una anti heroína se suma a las filas de Dexter, Walter White y Don Draper. Todos ellos tienen en común que ocultan una actividad secreta que les permite tener una existencia más tolerable. En el caso de Jackie, es una enfermera adicta a las pastillas que supuestamente alivian su dolor de espalda aunque a lo largo de los capítulos vemos que su dolor de espalda ni siquiera existe, es una mentira más que se suma a la farsa que vive Jackie.

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 Las esposas bobas  de los protagonistas que mencioné: Rita, Skyler y Betty fueron durante muchos capítulos las esposas aburridas y engañadas que quedaban afuera de las vidas adrenalínicas de sus maridos. Jackie hace quedar a su marido –incluso siendo buen mozo- como un pollerudo que se come todas las mentiras de la esposa, sin darse cuenta de nada. Ella lo engaña con el farmacéutico del hospital, quien le provee las pastillas, le inventa que tiene sobreturnos, lo convence de cancelar las vacaciones porque no consiguió pastillas suficientes para cubrir las esos días fuera del hospital.

Al ser una mujer la protagonista de este drama, hay una problemática que queda muy evidenciada, que es sin dudas el desafío de este siglo, el trabajo y la maternidad. Jackie a lo largo de las temporadas trabaja sin descanso (potenciada por algún fármaco), es apasionada de su trabajo. En un momento de sinceridad brutal, Jackie confiesa que su adicción empezó luego del nacimiento de sus hijas, ya no podía escucharlas llorar, ya no las soportaba. Es una escena cotidiana: mujeres que llegan cansadas del trabajo y tienen que ocuparse de sus hijos o reciben una llamada del colegio porque sus hijos tienen algún problema. Para ella, esa es su intolerable existencia.

Dos temáticas actuales. Maternidad y trabajo y adicción a “drogas legales”. Nurse Jackie aborda muy bien estas dos problemáticas, con ironía, humor y dramatismo. Por suerte, las historias de los pacientes quedan en un quinto plano y no vienen a traer un mensaje o sirven de espejo del protagonista, como pasa en todas las series de médicos.

La mejor revancha es que la actriz que encarna a Jackie, Edie Falco, fue la esposa aburrida de Tony Soprano. Hoy, se desquita encarnando a esta mujer que engaña a su marido, a su familia, a sus amigos, a sus colegas, haciéndoles creer que es la mujer perfecta que puede ser una excelente enfermera y una madre excepcional pero que en realidad, esconde pastillas en los lugares más insólitos y es capaz de las miserias más grande con tal de conseguir una pastilla más.

La serie es de Showtime, va por su sexta temporada, las tres primeras están en Netflix

No tengo un amigo gay

No tengo un amigo gay (creo). Pero en estos días empecé a ver una serie llamada Looking, producida por HBO, que relata las historias de tres hombres gays a quienes ya los siento mis amigos.

En una de mis primeras materias de la carrera, leímos un libro “La cuestión gay” del sociólogo Ernesto Meccia. Es una investigación sociológica excelente por la perfecta metodología y por lo incómodo de su planteo. Tengo el libro en mi biblioteca pero decidí no abrirlo para escribir esto, decidí probarme qué me había quedado de ese libro que en su momento me resultó revelador y reconocí en él frases hechas que yo había pensado o que había escuchado en mi entorno.

Lo que quedó en mi memoria fue la idea de que ser homosexual no es solamente con quien uno se acuesta, no vale nada la frase “en su cama que haga lo que quiera” “de su vida privada que haga lo que se le antoje”. Ser homosexual es vida pública y vida privada. Es vida pública porque si se besan a la vista de todos, son observados mientras que los heterosexuales no. Es público porque todos pretenden que ese hombre tenga una novia, porque ese hombre deberá ocultar su homosexualidad para acceder a un trabajo.

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En Looking se ve la vida pública y privada de los personajes. Al principio, pensé que esta serie sería un rejunte de clichés sobre los gays. En el primer capítulo, Patrick, el protagonista, hace cruising con sus amigos (conocí este fenómeno de la mano de Dave en Six Feet Under), pensé que la serie tomaría un camino “gay trash” donde vería escenas sexuales entre hombres drogados en un baño destrozado. Pero Looking no tomó ese camino, la serie logra mostrarnos la vida cotidiana de distintos hombres homosexuales. Tal vez cada personaje obedezca a un estereotipo, Patrick es el gay menos experimentado, que nunca tuvo una relación estable y cuya familia no termina de sentirse cómoda con su homosexualidad . Dom es el veterano que tiene sexo con jóvenes y frecuenta saunas para tener sexo casual. Y, por último,  Agustín es el artista liberado con una relación abierta.

Lo que me gustó de Looking es que no se trata de gays con problemas para salir del closet o que se esconden o que son discriminados. Si bien sigue siendo una realidad, en la medida que los medios sigan repitiendo eso, se sigue legitimando e incrustando en el imaginario social. Looking ayuda a quienes como yo, no tenemos amigos gays, a entrar en sus vidas íntimas, a conocer sus estilos de vida, a mirarlos, a que no se oculten (así interpreto el título Looking).

No es casual que esta serie transcurra en San Francisco, escenario de importantes conquistas de la comunidad gay. En 2013, California terminó de legalizar el matrimonio de personas del mismo sexo y, considero, que eso también impulsó a HBO a estrenar Looking. Mírenla.

 

¿Por qué las series son adictivas?

Estamos en una era en que muchos se declaran adictos a las series, muchos cuentan sus records de capítulos vistos en un día. Es un programa quedarse en casa viendo series. De a poco fuimos desapareciendo de los espacios públicos para hundirnos en nuestros mullidos sillones, solos o acompañados por personas reales o con nuestros amigos virtuales con los que comentamos cada capítulo, cada diálogo. Se me ocurren miles de razones para responder al título de este post, intentaré esbozar algunas a continuación.

La descarga por internet es nuestro encuentro más cercano con “lo ilimitado”.  Por ejemplo, hoy arranco una serie que tiene 5 temporadas y si quiero me veo una temporada en dos días. Los tiempos ya no lo marcan las cadenas de televisión (excepto cuando seguimos una serie a su ritmo real). La revolución absoluta es el caso de House of Cards, la serie producida por la plataforma de internet Netflix, cuyos 13 capítulos fueron lanzados todos el mismo día para los usuarios de Netflix. En febrero lanzan la segunda temporada de la misma manera. El hecho de poder verlo cuando quiero y al ritmo que quiero, nos hace adictos. Netflix ha comprendido a la perfección nuestra manera de consumir entretenimiento.

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Es como si después de una dieta restrictiva en calorías, el nutricionista te dice: comé lo que quieras y cuando quieras. Los atracones de comida se pueden asimilar a los atracones de capítulos. Para los que vivimos la época en que había que esperar hasta el otro día o la otra semana para ver el próximo capítulo (la dieta restrictiva), este desenfreno es increíble. Creo que los más adictos somos aquellos que hemos tenido que posponer el placer y ahora somos nenes de pecho que pataleamos (haciendo click) y descargamos los capítulos siguientes. Al poner play, avanzamos los “previously” pues… ¡acabamos de verlo!

Otra razón puede ser la comodidad. Podemos ver las series con solamente hacer click. Desde las plataformas se ven en streaming, desde el celular, tablet o smart tv, ni siquiera hay que prever la descarga, ya sabe en qué capítulo te quedaste, te recomienda tu próxima droga cuando se te termina la serie que estabas viendo. Si las descargamos a nuestras computadoras, se necesita la previsión pero aún así es cómodo y gratis. Nuestra inversión es la banda ancha, que ya forma parte de la canasta básica de las clases medias.

Aparte de todo este escenario que favorece el consumo adictivo, las series han adquirido una altísima calidad cinematográfica. Los productos que se ven son excelentes y los guionistas juegan mucho con esta adicción. Pero lo que veo en muchas personas es que no quieren ver la serie a medida que sale. Hoy lo que vale no es estar al día, sino manejar cada uno la cantidad de capítulos que quiere ver diariamente, por eso, la mayoría espera a que salgan todos los capítulos para empezar una serie o una temporada. Aterra la idea de quedarse sin capítulos.

Las aventuras de la vida de Walter White, los asesinatos de Dexter, los amoríos de Don Draper y las enfermedades extrañas de los pacientes Dr. House vienen a ponerle un poco de adrenalina a nuestras vidas aburguesadas que transcurren en los mullidos sillones de nuestras casas… y la adrenalina es adictiva también.

Enfin, seguro que hay muchas otras razones. Pero como pasa con otros consumos, todo lo queremos ya. Debemos satisfacer el deseo y no podemos tolerar la espera.

Elegí un dibujo del ilustrador Cristoph Niemann para reflejar nuestra adicción a las pantallas.

Una gran serie y un gran escritor

Les Revenants es muy innovadora en su manera de contar algo irreal de manera muy real. Investigando un poco, descubrí que uno de sus guionistas es uno de mis escritores preferidos: Emmanuel Carrère.

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En el primer capítulo, uno se encuentra muy perdido, un micro lleno de chicos choca y cae en un dique de agua en un pueblo localizado en Los Alpes franceses. Luego, vemos que una de las niñas que iba en el micro aparece confundida en la ciudad y se dirige a su casa de lo más campante, dice que no recuerda qué pasó y sus padres no pueden creerlo, no pueden encontrar la lógica de que su hija muerta hace años atrás aparezca en casa sin noción de lo ocurrido. Esta es sólo una de las historias. Nada indicaría que algo mágico tuvo lugar porque el relato se construye de manera muy real. No hay fantasmas, las personas no traspasan muros ni tienen aspectos de zombis. Sin embargo hay momentos en que sentimos un importante miedo.

La series es atrapante porque requiere que el espectador se devane los sesos tratando de entender qué pasó y cómo ocurrió! Justamente por lo que les contaba, todo es tan real que uno trata de darle sentido común! No les adelantaré más.

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Emmanuel Carrère es especialista en contar historias extaordinarias. Su libro más taquillero fue “El adversario“, que tiene una buena versión cinematográfica. Una historia real pero increíble. Trata de un hombre que asesina a su familia e intenta suicidarse. Cuando investigan a este hombre se dan cuenta de que no era médico como decía ser y que toda su vida, durante 20 años, era un invento. El libro es muy pero muy atrapante, habla de la gran vergüenza que puede tener un hombre -en la sociedad francesa- por no tener un trabajo prestigioso. Esa vergüenza Carrère la usa para contar de manera escalofriante esta historia de vida. En otro de sus libros, “De vidas ajenas”, Carrère relata una serie de historias que se cruzan por el dolor, el duelo y la enfermedad. Es un libro muy duro, por momentos demasiado realista.

Limonov, su último libro, recibió importantes premios y también cuenta la historia de un hombre del que Carrère declara: “Limonov no es un personaje de ficción. Existe y yo lo conozco”. Este libro está relatado en primera persona por un periodista que está investigando la vida de Limonov, el líder de un grupo disidente de la Rusia soviética, hace un recorrido de esa època y de la Rusia actual. Nuevamente, una historia verídica pero inverosímil. Lo extraordinario en lo real. Todavía no lo terminé pero ya percibo que es una excelente novela.

En Les Revenants, serie inspirada en la película de Robin Campillo que lleva el mismo título, se amalgaman todos estos atributos: lo extraordinario de lo real, lo escalofriante, el hiper realismo y lo inverosímil. Si bien Carrère es co-guionista se ve el aporte de su pluma. Y todas las historias de estos Revenants (los que vuelven de la muerte) están construidas en la intimidad de sus vidas. Este hecho no se vuelve algo extraordinario para el pueblo sino para cada familia.

Les Revenants tiene algunas características de las series de autor estadounidenses como Twin Peaks y Six Feet Under, pero es única en su especie en lo que refiere al tironeo entre lo inverosímil y lo real. Uno se llega a preguntar cómo sería si un ser querido ya fallecido volviera de la muerte, y esa pregunta llega a nuestra mente porque la historia logra llevarnos a ese punto de irrealidad sin que nos cuestionemos lo inverosímil.

Este post poco tiene de sociológico. Es pura recomendación: de una serie y de un escritor.

¿Por qué hay tantas series de médicos?

ER, Grey’s Anatomy, Scrubs, Dr House, Nip Tuck, Nurse Jackie. Claramente algo de todo eso nos fascina pero sobre todo nos atrae el saber del médico. A los médicos les suenan los teléfonos a cualquier hora y eso es no sorprende a nadie, porque hay dudas o hechos que sólo ellos pueden resolver. Esto significa que tienen el monopolio de un saber y de un actuar. O incluso,  en una reunión social, alguien se atrevería a hacerle una consulta sobre su salud.

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Este monopolio del saber se les atribuye a quienes forman parte del campo científico, aquellos que pueden hacer diagnósticos y resolver problemas. Las personas comunes interactuamos con los médicos, no con el biólogo de laboratorio. Lo interesante es analizar la relacióm que tenemos nosotros con ellos. En nuestra sociedad es muy común hacer importantes regalos a los médicos como agradecimiento. Los médicos tienen un lugar muy especial.

Hoy por hoy, creo que pasa lo mismo con los técnicos de computadoras o los famosos “chicos de sistemas” quienes también tienen el monopolio de un saber. Si se cuelga una computadora en una oficina, hay un reflejo inmediato de levantar el teléfono y llamar estos chicos que arreglan la computadora. Nadie cree poder resolver ese problema.  Y lo mismo en las reuniones sociales ¿Qué tablet me compro? ¿Tendré un virus en la compu?

En el caso de la medicina, la fascinación existe también con los fármacos y con los avances de la ciencia en esta materia. Nuestra vida está realmente reglamentada por estas cuestiones, por los miedos a las enfermedades, por los nuevos medicamentos que salen para la cura de las enfermedades, para adelgazar, para potenciar el rendimiento sexual, para que crezca el pelo, para no estar deprimidos, para no estar ansioso. Estos temas son los más buscados en google. Pareciera que todo se resuelve tomando una píldora.

En el caso de Dr House, el monopolio del saber lo tiene un solo médico. La lógica del policial, de un detective que debe encontrar al culpable de un asesinato toma la forma de la obsesión por encontrar la enfermedad, los indicios, la historia del paciente y sus allegados son todos elementos para llegar a la causa de su malestar. Pero la gran diferencia es que ¡en Doctor House no podemos participar! Mientras que en una serie policial podemos elucubrar acerca de quién es el culpable, no necesitamos ningún saber específico, solamente una mente despierta.

 

Experimento sociológico en The Newsroom

The Newsroom no habla de noticias, habla de personajes adictos al trabajo y sin vida personal. Lo que define a cada uno de sus personajes, en la primera temporada, es su imposibilidad para llevar una vida personal más o menos estable, es una regla en la redacción. Y no quiero decir una pareja estable, pero sí una vida que traiga al menos un minuto de disfrute. Todo el placer está depositado en el trabajo, en la primicia y en la ética profesional. ¿Cómo ciertas prácticas y creencias se constituyen en reglas de una sociedad?

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Will McAvoy es un ex fiscal convertido en periodista. Para remontar su programa periodístico nocturno, los directivos del canal deciden convocar a una talentosa productora que fue pareja de él y que lo traicionó. Will y Mackenzie están en constante tensión, rara vez hablan de su pasado de manera seria, siempre lo hacen en chiste o se enojan tanto que no pueden mantener un diálogo civilizado. Esta relación es atrapante porque es bien enredada pero es también algo irritante porque no tiene pasión, sólo resentimiento por un lado y culpa por otro.

Don y Maggie otra pareja sin diálogo. Malos entendidos, sin pasión ni amor. Ellos son pareja pero en un principio él no se anima a presentarla a su entorno. Ella es sometida, tiene ataques de pánico, es insegura y nunca decide nada. Pareciera que él decide todo pero sin estar enamorado y que ella está con él por puro interés de ascenso profesional. A Maggie le gusta otro periodista de la redacción pero le termina presentando a su mejor amiga.

Enfin, podrán pensar que las vidas personales de estos personajes no son lo central de la historia. Puede ser. Lo fuerte de la serie es que trata noticias reales y relata desde el surgimiento de la noticia hasta que sale al aire. Habla también sobre el tironeo constante entre la ética profesional o el rating. Plantea debates interesantes pero los resuelve de manera poco realista. Es decir que si bien se ven las tensiones entre los directivos de la empresa y Will, siempre gana la valentía periodística del equipo de McAvoy, nunca los intereses del monopolio.

Hagamos una experiencia sociológica desde la óptica de Émile Durkheim  -uno de los fundadores de la Sociología- pensando a la redacción de la serie como un ejemplo de sociedad.  Durkheim propone un método en el que la conducta humana sea estudiada con el racionalismo científico, estableciendo algunas relaciones de causa y efecto y en la transformación de esas relaciones en reglas de acción para el futuro. Si usáramos el método sociológico de Durkheim analizaríamos las representaciones que tienen todos los que trabajan en la redacción. Hay representaciones colectivas que van tallando ciertas reglas implícitas de conducta.

Todos en esa oficina tienen vidas personales enroscadas y lo único que les interesa es hacer que todos vean lo bien que hacen su trabajo. Por ejemplo, si el día en que están por anunciar que los soldados estadounidenses mataron a Bin Laden, uno de los periodistas dijera que se quiere ir a su casa porque extraña a sus hijos, todos los lo mirarían con cara de “estás loco?!”. Este tipo de pensamiento colectivo es el que Durkheim decide estudiar en su sociología. Hay dos cosas a analizar en este ejemplo. 1) el hecho de que el periodista se vaya a la casa y 2) la exclamación de “estás loco!”. La 1) es lo que Durkheim llamaría un hecho social a analizar, un comportamiento que sale de lo habitual (en este caso de una persona pero a nivel social podría ser un grupo de personas).Pero, ¿cómo darse cuenta si es inusual? El hecho social que debe ser estudiado por la sociología es justamente aquel que causa una reacción en todos los demás, es el indicio de que alguien no está obedeciendo a las reglas.

Y luego, se analizaría la 2) las representaciones, es decir, indagar por qué todos reaccionaron así, por qué creen que está loco y si la reacción de todos los demás ejerció algo sobre ellos. Seguramente si alguno quiere priorizar su vida personal en una situación similar, lo pensará dos veces luego de ver el rechazo que causó en todos sus compañeros. Así se van tejiendo las reglas sociales y las representaciones colectivas: se nos imponen modos de pensar y prácticas sociales. Si me adapto a los tipos de conducta, prácticas y creencias, no sentiré ese rechazo o esa violencia. En el momento que alguna de mis prácticas vaya en contra de esas creencias, sentiré esa incomodidad, esa mirada extrañada del otro que será el indicio, según Durkheim, de que los sociólogos tenemos allí un objeto de estudio.

La palabra más escuchada: spoiler

Estaba cenando en un restaurant, uno de esos chiquitos con las mesas bien pegadas. En la mesa de al lado coversaban dos chicas adolescentes. Mientras miraba su celular, una le dice a la otra: “Uy Franco está espoileando el nuevo capítulo de Breaking Bad”. No aguanté un segundo, y le dije: “No! Callate, por favor!” Las dos chicas me miraron sorprendidas y luego largaron una pequeña carcajada. Yo también me reí y me disculpé, pero les confesé que no me aguanté, me tenía que entrometer. Me sentí comprendida, me dijeron que ellas tampoco habían visto ese capítulo y que me quede tranquila, que no me contarían lo que Franco había espoileado.

Spoiler es el adelanto de lo que pasará en una serie. Cuando te cuentan cómo sigue la historia. En Breaking Bad es tal la sorpresa en cada capítulo que un spoiler puede ser fatal. Por suerte en los sitios de internet se estableció el código de poner “Spoiler Alert” como subtítulo del artículo si éste adelantará cuestiones sustanciales de un capítulo o una temporada.

Es increíble el fenómeno de esta serie. En el último mes, en todas las reuniones sociales a las que asistí, una gran parte de la charla está dedicada al cercano final de Breaking Bad. El personaje de Walter White y el relato de la serie son pura adrenalina. Esta serie viene a cuestionarnos nuestras vidas aburridas de subte-trabajo-subte-trabajo. Ya quisiéramos tener un poco de la locura de Walter White, algo de eso nos atrae. El legado que nos deja la serie es la posibilidad de cuestionarnos nuestras vidas sin que tengamos que escuchar de boca de un médico que nos vamos a morir. Puede sonar cursi, pero lo que esta serie nos recuerda es que la vida es corta, que no posterguemos más las cosas que tenemos en la lista de anhelos, que vayamos en busca de mis revanchas. Como aparentemente lo hará WW en el último capítulo, según los adelantos. La otra moraleja es que nuestras vidas no se pueden espoilear, que nada está escrito. Cada hazaña de WW está escrita por ese grupo de talentosos liderado por Vince Gilligan. Ya quisiéramos que Vince escribiera nuestra vida, pero no, la escribimos nosotros. Breaking Bad es un recordatorio de que todo es posible.

No puedo obviar a quien me hizo conocer la palabra spoiler, en realidad, espoiler. Se trata de Hernán Casciari, escritor y periodista que durante un tiempo tuvo un blog llamado Espoiler dentro del diario El País de España. Cuando empecé a consumir series, me guié por sus recomendaciones. Nunca me defraudaron sus críticas y nunca me traicionó con un spoiler. Un día, Hernán se cansó de los mediadores entre escritores/periodistas/ilustradores y los lectores. Junto a un equipo crearon Orsai, una revista que decidió no tener nadie en el medio. En esta charla TEDxRíodelaPlata, Casciari explica de manera brillante cómo nació Orsai y cómo decidió cambiar el rumbo de su carrera profesional, con todos los riesgos que eso implicó. Y no hizo falta ningún cáncer, solamente una serie de hechos que lo concientizaron. Casciari decidió escribir su propia historia. Orsai es la prueba de que todo es posible.

Chicas líquidas

La serie Girls está escrita y protagonizada por la joven talentosa Lena Dunham. El año que viene se estrena su tercera temporada.

Hannah. Irritante pero querible. Neurótica pero graciosa. Narcisista pero amiguera. Una joven llena de contrastes. Hannah es todos eso. Puede ser muy irritante verla obsesionada con un mensaje de texto que le manda su chico y puede ser muy tierna cuando consuela a su amiga traicionada por su padre.

Girls es una serie que habla de relaciones entre amigas y entre hombres y mujeres. Va a lo profundo de estos vínculos mostrando las partes más lindas y las más miserables. Hannah se despacha con Marnie, amiga  con la que convive, al escribir en su diario que Marnie no para de quejarse de su novio Charlie, y que es una hincha, que no se anima a separarse. Charlie encuentra el diario y toma estos párrafos para escribir una canción que canta en un recital frente al grupo de amigas. Crisis total entre las amigas y compañeras de casa.

 

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Las historias de cada una de estas chicas son historias individualistas. En esta serie no se cuenta la historia de un amor, se escriben muchas historias de amor de una misma persona. Es cierto que la relación más profunda es la de Adam y Hannah, sin embargo, todas las aventuras de la protagonista tienen su lugar. Hay un capítulo dedicado a relatar una tarde de sexo entre Hannah y un joven médico (bastante buen mozo). Recorremos cada minuto de esa tarde, nos captura cada gesto de él y cada seducción de ella. Hoy nos conmueven esas historias aunque duren una sola tarde, aunque sean un one hit wonder.

Podemos pensar este escenario con el concepto de modernidad líquida del sociólogo polaco Zygmunt Bauman. Es un sociólogo que en la academia no tiene la mejor fama, es el marketinero. Sin embargo, logra difundir sus ideas de manera clara para el público no especializado, y por eso se volvió de los sociólogos más citados. Que alguien se haga entender me parece que es algo respetable. Bauman elige el adjetivo líquido pues lo considera lo contrario a aquello que puede mantener su forma, si hay una fuerza exterior, el líquido no puede resistir esa fuerza y fluye. De ahí su metáfora entre los vínculos sociales, de ahí el miedo de los sujetos a las fuerzas exteriores que nos sofoquen, que nos restrinjan la libertad, que no nos dejen fluir. De esta teoría sale también la de las relaciones amorosas, a las que Bauman ve como el mayor exponente de esta modernidad líquida.

Bauman plantea una paradoja en el amor líquido (título de uno de sus libros). Deseamos un compañero/a leal y al que nos entreguemos pero al mismo tiempo, nada nos aterra más que comprometernos con algo de por vida, ser leales a una persona y a un conjunto de valores. Más compromiso, más riesgos, más miedos, más exposición. Bauman considera que las mayores crisis y malestares personales tienen su origen en estas temáticas ya que el amor es un consumo más, se evalúa en términos economicistas, de utilidad. Según él, es un elemento más del montón, al que usamos y descartamos. En los medios de comunicación se están viendo muchas notas periodísticas sobre parejas que no  comparten casa o habitación. Bauman utiliza este ejemplo para ilustrar el amor líquido y la individualización, al cuidar cada uno su terreno, su cuenta bancaria, su  computadora.

En la modernidad líquida, el sujeto decide de manera autónoma, buscamos soluciones personales a los problemas engendrados socialmente. El ejemplo que pone el autor es el de “aprender a venderse” en un mercado laboral flexible o comprar un producto anti-contaminación del ambiente. Esto da para largo, pero me inclino a pensar que las soluciones colectivas son las que resuelven los problemas colectivos.

Algo de amor líquido se ve en las relaciones que entablan estas girls con sus parejas y con sus amigos. Hannah vive con su amiga porque no podría costear sola un departamento, Marnie la echa en cuanto Hannah no puede mantenerse. La protagonista tiene una relación exclusivamente sexual con Adam. Ella no se decide si quiere algo serio o no. En cuanto él propone un vínculo más comprometido, en el que el otro esté disponible, que no tenga que hacerse el difícil, que se hagan compañía, que se cuiden en la salud y en la enfermedad; Hannah se espanta. Ella considera que su verdadera libertad está en el no compromiso, pero ¿es libre de esta manera? o ¿es presa del amor líquido que le trae malestar?