Oficinas cool: te divertís o te vas.

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Desde que Google armó sus oficinas en Moutain View como una mezcla de parque de diversiones y museo para niños, la tendencia en el mundo fue competir por ser la organización más “divertida”. Las pioneras fueron las empresas tecnológicas que se pelean por atraer los jóvenes programadores más talentosos. Pero poco a poco la ola se extendió a todas las industrias, en la búsqueda permanente de ser entretenidas para llamar la atención de la volátil generación de millennials.

El ejemplo local es Globant que imita a Google hasta el paroxismo. Son un calco el estilo de sus oficinas y su esfuerzo por personificar lo cool, relajado y buena onda. Rompieron el record cuando metieron en un pelotero a CFK. Si claro, que divertidos que somos.

Cfk globant

El hacer la diversión una política más de recursos humanos me parece un gran error. Es imponer lo que debería salir naturalmete. Que un lugar de trabajo sea divertido depende de muchos factores pero todos de ocurrencia espontánea. Tiene que ver con la cultura del lugar, con la energía de la gente, la visión y valores compartidos, el sentido de pertenencia, entre varios otros. Y lo mejor que puede hacer la empresa es dejar que la mezca ocurra sola y si sale, celebrarlo. Pero armar el decálogo y los procesos para ser divertidos es ridículo.

Comparen la foto clásica de oficinas “cool” con la de más abajo. Es la terraza de las oficinas de Vlingo, la empresa por lejos más divertida en la que trabajé. No había ni una sóla política de entretenimiento forzado. Éramos unas 40 personas, nos cagábamos de risa y trabajábamos mucho también. Ahí estamos con mis compañeros tomando un whisky, fernet y disfrutando juntos un fresco atarceder de primavera en Cambridge. Al lado de esto el pelotero parece un mal chiste.

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