Arancel a los libros, parte dos

La repercusión que tuvo el posteo sobre el arancel a los libros importados superó todos mis cálculos. Cuando pedí ayuda para difundirlo y protestar no me imaginé que en dos días se iba a retuitear 441 veces y recibir más de 1000 recomendaciones en Facebook.

Mucha gente me hizo preguntas y me pidió más detalles sobre el caso. Me parece oportuno agregar la información adicional que tengo:

1- En el post escribí que era una resolución de la AFIP la que a partir del 13 de junio pedía cobrar el arancel del 50%. Algunos buscaron y me dijeron que no hay ninguna resolución en esa fecha sobre el tema. Pienso entonces que lo que me mostraron en la aduana era una simple nota interna, dirigida a ellos desde la AFIP, donde les indicaban volver a cobrar el arancel como si fuera un bien de consumo personal.

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El impuesto que no puede existir

“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”. Jorge Luis Borges.

Cada uno podrá tener su opinión sobre la política impositiva que le vendría bien al país. Yo defiendo impuestos progresivos, y que el estado se enfoque en reducir la evasión y la economía en negro antes que en aumentar la presión fiscal sobre las empresas que ya pagan su parte.

Pero hay un impuesto que nadie, en su sano juicio, puede defender: un arancel de 50% para la importación de libros.

La Secretaría de Comercio ya había intentado imponer el arancel en Abril pasado bajo la inverosímil excusa del contenido excesivo de plomo en la tinta. Cuando el tema tomó estado público y los consumidores se quejaron, Moreno dió marcha atrás.

Ahora veo que sólo fue una estrategia para aquietar las aguas y volver a la carga en un mejor memomento. Hace unos días, en lugar de recibir directo el pedido de Amazon como tantas veces antes, a mi casa llegó esta nota:

La foto

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