Un recapado urgente

#SolteraPost50
Por: Adriana L

Hace pocos días un amigo, alentándome a abandonar jogging, buzo y alfajores de chocolate los sábados a la noche, me dijo: “aprovechá ahora que todavía la cubierta tiene dibujo”. Lo que en su jerga de taller mecánico equivalía a: “todavía estás buena, los inicios del derrumbe apenas se notan”.

Nunca me importó la edad de la gente. Ni de los amigos, ni de mis compañeros de trabajo, ni de los hombres. Siempre fui de las que creen que hay idiotas y genios en todas las generaciones, y que la inteligencia no tiene nada que ver con el calendario. Tampoco la onda, las habilidades amatorias o el sex appeal. Hasta que cumplí 50.
Ahora, cuando conozco una persona, me dedico varios minutos a calcular cuál es su década y cuan añosa puedo llegar a parecerle. Sobre todo con los hombres, y especialmente, con los hombres de mi edad. Esos que son capaces de aguantarse las peores estupideces de una veinteañera con tal de que ésta lo abarque con la aureola de su juventud. No es que ellos lleguen a los 50 en mejores condiciones que nosotras. Es lo que nos hicieron creer. Que la cubierta de ellos está casi recién estrenada y que la nuestra necesita urgente un recapado. Pero estamos igual, de aire y de kilómetros. Ellos lo niegan y nosotras lo aceptamos con estocismo. O amargura según el caso.