Ejércitos nocturnos

Son las 2 AM y estoy escribiendo este texto para confesar un delito. Soy un soldado raso de los ejércitos nocturnos, un grupo compuesto por seres solitarios por voluntad propia o ajena que deambulan por las noches sin rumbo fijo, divirtiendo a esas personas que están allí afuera, en la calle, en el boliche, en la casa de sus amigos, pero que chequean constantemente en sus celulares nuestras aventuras, nuestros avances, nuestros retrocesos, porque somos más divertidos que sus acompañantes, porque estamos donde ya sabemos que no queremos estar, porque mediatizan sus experiencias y le temen al cara a cara, porque es más cómoda la distancia, más segura la soledad que animarse a amar a un eterno desconocido.

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Levante 2.0

Un día me llega a mi casilla de mail una solicitud de esas redes sociales que sirven para generar contactos profesionales. La cosa es que me meto en el perfil del interesado y descubro con agrado que se trataba de una chica muy bonita. ¡No sabés el pedazo de currículum que tenía! ¡Y además se le asomaban un par de licenciaturas que parecían dos cabezas de universitario completo! Decidí buscarla en todas las redes sociales habidas y por haber. Quería saber más sobre ella, quería averiguar qué le gustaba, quería conocer sus inquietudes, sus sueños y añoranzas, y sobre todo, quería ver si estaba tan buena como su foto de perfil prometía. Fue ahí cuando me di cuenta que soy un stalker de profesión, que necesitaba ayuda psicológica urgente, pero, sobre todo, cuando comprendí que estaba a punto de meterme en una modalidad de seducción que nunca antes había experimentado: el levante 2.0.

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