Mitología amorosa (segunda parte)

Cuando me quise dar cuenta el flete de la mudanza ya no estaba. Me la había pasado leyendo durante horas y horas cada una de las historias que me contaba este libro mágico que parecía haberse actualizado automáticamente durante todos estos años. ¿Acaso realmente tenía entre mis manos una pieza única e irrepetible? ¿Qué hacía un libro como ese en mi baticueva? ¿Cuánto me iban a querer cobrar el flete que había estado esperándome durante horas en la puerta de mi ahora ex casa? Realmente no me importaba. No podía parar de leer. Acá van los últimos mitos que les transcribo antes que, por seguir acá leyendo, se me venza el primer contrato de alquiler.

Continuar leyendo

Mitología amorosa

Preparando mi mudanza, me puse a revisar los cajones jamás abiertos de unos muebles en desuso que hace tiempo tengo en la baticueva. En uno encontré unos australes que casi que valen lo mismo que el peso actual, en otro una colección de estampillas rarísimas de países inexistentes que tiré a la basura, pero lo que más me llamó la atención fue un libro extraño que estaba bajo la pata de una biblioteca antigua que había pertenecido a mi abuelo. Al principio, lo metí en la caja de manuales de colegio primario que no sé por qué razón todavía conservo, pero después, por una suerte de extraña atracción mágica, me volví hacia él. Lo tomé entre mis manos y, luego de soplarle una gruesa capa de polvo que tenía sobre su tapa, comencé a hojear sus páginas amarillentas. Fue así como descubrí un compendio de mitos y leyendas increíbles que, a pesar de lo aparentemente viejo que se veía ese raro ejemplar, aún conservaban una actualidad y una forma de escritura tan coloquial que no me dejó despegar los ojos de sus oraciones bimembres. El libraco tiene el curioso nombre de “Mitología amorosa”. No sé quién es su autor, pero como soy un tipo muy copado acá les transcribo algunas historias que leí y que me llamaron la atención.

Continuar leyendo