#VivoSolo

¡Conseguí búnker! Una mezcla rara de monoambiente con PH, con quince años de antigüedad pero bien cuidado. Por el barrio, cerca de la casa de mis viejos y mis amigos, pero lo suficientemente lejos de todo como para tener mi privacidad. Primer piso por escalera, contrafrente, con mucha luz, silencioso y sin expensas, tranca. Costó conseguirlo. Me metía en Internet todos los días, iba a buscar la revista esa que es como un collage colorido de inmobiliarias con avisos minúsculos y siempre veía las mismas publicaciones. Pasé por momentos de excitación pero por otros de desasosiego también. De pronto, el lugar apareció. Una inmobiliaria que en vez de poner fotos del depto, mostraba una conmovedora imagen de dueño de la inmobiliaria junto a su hijo (?). Raro, pero me mandé igual y sentí que era mi lugar. Porque es verdad lo que dicen: cuando ese lugar es tú lugar, como que lo sentís adentro. Y cuando entré, lo sentí. Allí iba a vivir yo. Como cuando uno ve una mina y sabe que se va a casar con ella (a mí me pasó un montón de veces). Lo raro es darte cuenta que esto de estar solo también lo sentís.

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