Por: Alejo Santander
El sábado pasado se hizo la segunda edición de Replika en Buenos Aires, un festival de arte contrapublicitario que propone modificar artísticamente las propagandas y a fuerza de fibrones, aerosoles o un collage, descubrirlas en sus verdades y sus contradicciones.
Para entender qué es el festival Replika, puede servir primero saber qué es Proyecto Squatters: en una lucha por ganar la calle, pero sobre todo por los sentidos, Squatters actúa como una guerrilla urbana que se “venga” de una jugada cada vez más común del marketing. Así como muchas empresas tomaron un arte -muchas veces- crítico de la sociedad de consumo como brazo armado y lo usaron para sus campañas, ahora sus publicidades son el lienzo en blanco de estos creativos que entienden el espacio público, la ciudad, como un campo de batalla en el que se disputa sentido (ver más).
Salgo a la vereda y millones de estímulos me pasan delante de los ojos: palabras, imágenes, símbolos, mensajes o marcas. Un tsunami de “Votá”, “Comprá”, “Vendé”, “Tomá”, “Comé”, pretende decirme qué es exactamente lo que necesito y aunque yo crea que no me están diciendo nada, que no los leo, que no los veo, se van escondiendo pequeñas imágenes en alguna parte que minutos, horas, días, meses más tarde, pueden terminar convirtiéndose en acciones, que lejos de relacionar con eso que me vienen gritando las paredes hace diez cuadras, podría confundir con decisiones.
No lo veo, pero lo veo, no los leo, pero lo leo, no me afectan pero me afectan, principalmente porque atacan a ese lugar en el que estoy con la guardia baja y no puedo defenderme; mi subjetividad. Creo que las cosas simplemente están ahí, que no tienen poder sobre mí, que son carteles y personas, y remeras, y chocolates, y gaseosas, y mensajes en el aire, pero una y otra vez, año tras año, desde la cajita felíz de hace mucho y hasta el combo que compré ayer, me sorprendo de que la hamburguesa no sea como la de la foto. ¿De donde saqué yo que esto debería diferente? Ah, de la publicidad.
Un poco de eso viene a hablarnos Proyecto Squatters y un poco eso vino a proponer el sábado pasado por segundo año consecutivo el Festival Replika, que se hizo en el Club Cultural Matienzo (Pringles 1249). El evento convocó a artistas que se encargaron de darle una vuelta contrapublicitaria a afiches y a todos los que se animaron a hacer collages, pintar y poner su creatividad al servicio de lo que hay detrás de la propaganda, de decir eso que otros no cuentan.