Por: Inma Serrano Esparza
Hace unos días falleció la hija mayor de Walt Disney y me acordé de la visita que su padre realizó a Rio en 1941 cuando ella era tan sólo una niña. Fue en 1941, a sólo cuatro meses del ataque a Pearl Harbor, cuando el gobierno de Franklin D. Roosevelt estaba más que preocupado por la creciente influencia nazi en los países latinoamericanos y, como no hay nada más efectivo que el Pato Donald para hacer frente a cualquier idea fascista — o llenar las arcas de “Tio Rico” —, le pidieron a Walt Disney que fuera embajador del auténtico espíritu capitalista, siempre en el contexto de la afable “Política de buena vecindad”. Abismal el contraste entre enviar a Disney en los 40s y coordinar la Operación Cóndor en los 70s.
Disney accedió con la condición de que además fuera un “tour creativo” y pudiera ir acompañado de un grupo de animadores para en el futuro poder hacer una serie de películas con sabor latino. Así fue como el grupo formado por Walt, su esposa Lilly y 16 colegas de su estudio — con integrantes legendarios como Franklin Thomas, cuyo hijo realizaría un documental sobre el viaje en 2008, y el matrimonio Lee y Mary Blair (ídolaaaa) — visitaron Brasil, Argentina y Chile durante 10 semanas para recopilar el material necesario.
El grupo llegó a Rio de Janeiro el 17 de agosto de 1941. Con sólo 39 años, Walt Disney era en ese momento, gracias a su ratón Mickey y a películas como Blancanieves (1937) o Pinocho (1940), uno de los hombres más conocidos del mundo y su visita a Rio causó gran expectación, tanto que a día de hoy hay viejitos cariocas que aún se acuerdan:
Según sus compañeros de viaje, poco antes de llegar a la cidade maravilhosa, una huelga de animadores sin precedentes en la compañía — en medio de la producción de Dumbo (1941) y Bambi (1942) — le había ocasionado a Disney una gran depresión y un fuerte estrés. Pero al llegar a Rio y alojarse en el flamante Copacabana Palace, el artista entró en sintonía con la onda del lugar y se relajó totalmente. Así lo demuestra el reportaje fotográfico que hizo Hart Preston para LIFE sobre la estadía del grupo en Rio. Disney aparece divertido, rodando con su cámara de 8mm tirado en la arena o bailando; campechano, comiendo asado con las manos; o distendido, charlando con cariocas en sunga o montando en bici.
También hubo espacio para el trabajo y, tanto Disney como su equipo, pudieron fotografiar, dibujar, pintar y anotar todo lo necesario para la posterior producción en Los Angeles. Años más tarde, como ocurre con muchos famosos, “Uncle Walt” tendría reputación de ser un control freak, distante y frío, pero lo cierto es que en este viaje no le importó ni bailar samba en Rio ni disfrazarse de gaucho en Buenos Aires siempre con una sonrisa sincera.
El equipo también grabó música, especialmente samba — poco conocida en los Estados Unidos — con la que quedaron muy impresionados gracias a los shows del Casino de Urca que por aquel entonces ofrecía espectáculos sin competencia en el continente.
Una visita al Jardim Botânico les inspiró para crear el personaje de Joe Carioca (José Carioca en castellano y Zé Carioca en portugués), un loro verde amante del carnaval y la fiesta que es muy popular en Brasil desde entonces y que incluso llegó a reemplazar a Mickey Mouse y al Pato Donald como protagonista en las historietas de Disney brasileñas.
Fueron legado artístico del viaje las películas nominadas al Oscar Saludos Amigos (1942) y Los Tres Caballeros (1944) — que de Brasil muestran Rio y Bahia respectivamente — y la deliciosa Blame it on the Samba del largo Melody Time (1948) en que José Carioca y el Pato Donald ejemplifican cómo la samba alegra a cualquiera. Las situaciones están llenas de estereotipos, pero los dibujos y la música son tan excepcionales que los niños — y no tan niños — de la época quedaron fascinados.
A diferencia de otros viajes promovidos por la “Política de buena vecindad”, como los de Errol Flynn y Douglas Fairbanks Jr., que tenían un claro objetivo “USA es lo mejor, olvídate de los nazis”, el viaje de Disney fue mucho más enriquecedor ya que las películas fueron un gran éxito y ayudaron a poner en el mapa a ciudades, e incluso países, casi desconocidas para el público norteamericano hasta entonces.
Les dejo esta maravilla de Saludos Amigos (1942):
Pueden seguir Te Muestro Rio en Facebook
*Todas las fotos son propiedad de Hart Preston, LIFE y © Disney.