Por: Inma Serrano Esparza
Ayer toqué fondo con el racismo camuflado en Brasil. Poco después del “Dia Nacional Da Consciência Negra” celebrado el 20/11 y de la manifestación de 40 modelos para protestar contra la débil presencia de los negros en las pasarelas de la Rio Fashion Week 6/11, ayer me llevé una ingrata sorpresa al ver el sorteo del Mundial.
Resulta que la pareja finalmente elegida por la COL – que es el comité organizador local de la FIFA, con este personaje a la cabeza – para presentar el evento fue la formada por los guapísimos y caucásicos Fernanda Lima y Rodrigo Hilbert. Sin embargo, los presentadores elegidos incialmente por GLOBO – la organizadora del evento en Bahia -, habían sido los guapísimos y afrobrasileños Lázaro Ramos y Camila Pitanga, que fueron rechazados sin ningún tipo de explicación.
Antes de nada aclarar que ambos presentadores lo hicieron muy bien y ambos eran muy lindos. No tengo nada en contra de ellos como profesionales y sólo espero que Fernanda Lima no se haya enganchado una neumonía
Los trolls de turno dicen que “en Brasil también hay rubios y que Brasil no es sólo negro” (sic). Claro que los hay. Fernanda Lima no es fiel ejemplo porque es teñida y no he podido encontrar su ascendencia, pero Rodrigo Hilbert es un buen ejemplo del brasileño rubio de origen alemán procedente del sur del país, Santa Catarina en este caso.
¿Pero por qué darle tanta importancia a si eran rubios, negros o azules? Porque decisiones de este tipo hacen mucho daño, sobre todo a los afrobrasileños.
Les pongo un ejemplo. Hipotético Mundial 2026 en Suecia. Son elegidos para representar al país y presentar el sorteo del mundial dos suecos rubios, pero son rechazados por la FIFA y en su lugar son seleccionados dos suecos negros. Imaginen. Todo el mundo se preguntaría el porqué. Entre los más de 9 millones de suecos, hay 100.000 negros, ¿eso justificaría que dos de ellos fueran elegidos como representantes de su país? Creo que no. En Brasil, sólo el 5,51% de los brasileños es de ascendencia alemana y ayer el mundo vio a dos personas de ese aspecto presentar un evento en nombre de todos los brasileños. Y, lo que es peor, ellos estaban en ese escenario porque otras personas fueron rechazadas por el color de su piel. Esto, en Brasil, el país del mundo con mayor población negra (más de 50 %) después de Nigeria.
El poder de decisión que está teniendo la FIFA en cuestiones locales es ridículo y esto lo demuestra. Christopher Gaffney lo explicó genial en su blog ya hace un año. Básicamente Brasil está organizando una gran fiesta en la que la FIFA determina absolutamente todo, le importa un carajo las consecuencias de sus decisiones y, encima, no pone un mango.
El que la FIFA le deba a Brasil el mayor jugador de la historia de sus Mundiales debería ser un atenuante de sus ataques racistas. Alguien debería recordarles que Pelé es negro, señores, negro, así que globalícense un poco, metan su racismo en algún cajón polvoriento de Zurich y dejen que los brasileños tomen este tipo de decisiones porque, a la larga, son ellos los que se están desangrando para que se pueda llevar a cabo el Mundial.
Aprendan un poco de los jugadores. Una de las fotos más icónicas de la historia del deporte es la de Pelé intercambiando su camiseta con Bobby Moore, ambos ya ganadores de mundiales, en México 1970. Se dice que esta foto sentó el precedente de la costumbre de intercambiar camisetas entre los jugadores y, según The Times, ayudó a romper los prejuicios raciales en el fútbol de la época. Representa todo lo bueno del deporte en cuanto a compañerismo y respeto mutuo, independientemente del color de la piel de los jugadores. Que alguien le envíe una copia a Sepp Blatter, por favor.
Parece que el Ministerio Público de Brasil va a abrir una investigación sobre la irregularidad de toda la lamentable situación. Pero el daño ya está hecho. Lo cierto es que hasta que dejen de pasar este tipo de cosas no va a haber un cambio real y efectivo en el racismo brasileño o de cualquier país. Hasta que haya modelos de cualquier raza en Rio o en Milán, presentadores de cualquier raza en eventos internacionales y un Día del Ser Humano en que celebremos y compartamos nuestras diferencias en vez de remarcarlas, poco va a cambiar.
Decía Mandela que “nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel”. Es algo que aprendemos y observamos desde muy pequeños: