Un té revolucionario

[Por Doménico Masci] #ComunidadDelTé

El té es milenario. Hurgando en la noche de los tiempos podemos imaginar habitantes de China preparando una infusión, vertiendo agua recién hervida sobre hojas de té secas, que luego bebían con placer.

De allí llegó al Tibet y a la India de la mano de los monjes budistas, que más tarde, en el siglo IX, lo llevaron a Japón donde adquirió un rango casi sagrado, ya que tomar el té se fue transformando en una ceremonia ligada al espíritu.

Debieron pasar ocho siglos más para que los colonizadores portugueses y holandeses, que andaban por el mundo viendo qué había, lo introdujeran en Europa en el siglo XVII.

También andaban por el mundo los colonizadores ingleses, viendo en qué andaban sus colegas portugueses y holandeses, empecinados en birlarles, siempre en nombre de la Corona, cuanto negocio les pudiera resultar beneficioso.

Así es como Inglaterra, convertida mediante la East India Company en la principal potencia europea del té, lo introduce en las colonias de América del Norte, donde se difunde y arraiga rápidamente.

En 1773, tras el descontento que produjo el aumento de los impuestos de importación, la promulgación de la Ley del Té, que otorgaba privilegios monopólicos a la East India Company, fue la gota que colmó el vaso, o la taza, tratándose del té. El 16 de diciembre, el descontento generalizado de la población desencadenó una serie de protestas que culminaron con la toma de los barcos de la compañía atracados en el puerto y la destrucción de sus cargamentos de té.

Cuenta la historia que un grupo de colonos conocidos como “los hijos de la libertad”, para protestar por los altos impuestos con que gravaban al té, se disfrazaron de indios y echaron al agua un importante cargamento de té que estaba a bordo de los barcos de la Compañía Británica de las Indias Orientales, en el Puerto de Boston.

El Rey se enfureció: esos impuestos eran destinados al mantenimiento de las guarniciones militares de la colonia.

Las protestas, denominadas como Boston Tea Party, “el motín del té de Boston” o “la fiesta del té de Boston” según se prefiera, fueron la semilla de la que un par de años mas tarde germinó la Independencia de los Estados Unidos.

Twinings, un viaje al pasado

La historia de una de las más conocidas marcas de té de Londres empezó en 1706, más de 300 años atrás, cuando Thomas Twining inauguró en 216 Strand el primer “salón de té”, que sigue abierto hasta hoy.

En aquel entonces, las bebidas más populares en Inglaterra eran el café, la ginebra y la cerveza. Sin embargo, el té, que había empezado a ser importado desde China a través de la Compañía Británica de las Indias Orientales, creada por la Reina Isabel, fue haciéndose un lugar entre las familias acomodadas.

Hacia 1750, tras una drástica baja en los impuestos al té, llegó a ser la bebida más popular también entre las clases trabajadoras.

En 1787, Twinings creó su logo, uno de los más antiguos del mundo en uso continuo, y desde 1964 la empresa es propiedad de Associated British Foods y tiene sede en Andover, Hampshire, Inglaterra. Es Titular de la Real Cédula, impartida por la Reina.

Según se acepta popularmente, fue la primera compañía que elaboró el blend Earl Grey en Gran Bretaña durante el mandato de Charles Grey, II Conde de Grey, a principios del S XIX, aunque este hito fue disputado históricamente por la marca rival Jacksons of Piccadilly, ahora también propiedad de Twinings.

Otra marca de té llamada Nanbarrie también fue adquirida por Twinings, pero no tuvo la misma suerte.

Con sede en Belfast, Irlanda del Norte, estuvo en activo durante 140 años, hasta que en abril de 2008 Twinings anunció su decisión de cerrar esta planta argumentando que necesitaba consolidar sus operaciones de fabricación en el Reino Unido para afrontar el incremento de la competencia global, trasladando la producción a China y Polonia a finales de 2011.

Actualmente, Twinings comercializa sobre todo tes de gama media como el Lapsang Souchong, Lady Grey y Darjeeling. En 2005, presentó su primer té genérico bajo la marca Everyday Tea. En 2006 empezó a producir una bebida enlatada de chocolate, y en 2007 también lanzó al mercado un selección de cafés enlatados.

A lo largo de su historia, Twinings se vio envuelta en varios escándalos. A pesar de que la empresa fue miembro fundador del Ethical Tea Partnership, un grupo de marcas de té que fomenta una política de comercio justo y vela por las condiciones éticas de las plantaciones de té, estuvo relacionada a lo largo de los años con varios problemas éticos y medioambientales, incluyendo la peor clasificación ECRA por cobertura medioambiental, el uso del aceite de palma, las presiones en pro de la injusta legislación sobre el azúcar de la UE y la propiedad de subsidiarias en paraísos fiscales.

En la revista Ethical Consumer recibió una puntuación de 2 sobre 20, siendo 0–4 el rango considerado como “muy malo”.

La empresa también se vio sobrepasada por cuestiones comerciales que no supo resolver, como cuando decidió lanzar al mercado la nueva versión de su preciado blend Earl Gray y a los consumidores no les gustó. Se suponía que iba a hacer un blend “más refrescante”, pero la decisión de la empresa de alterar su mezcla enfureció a los consumidores, quienes aseguraron que las nuevas características de “un toque de limón y un toque más de bergamota” sabía “a agua sucia”.

La empresa salió a defender su nueva receta presentada como “El Earl Grey” y afirmó en su página web oficial que “incluso el propio Conde no podría imaginar lo maravilloso de probar su té favorito”.

Por desgracia para Twinings, la respuesta de lo consumidores fue un rotundo “no”. Decenas de clientes insatisfechos dejaron comentarios en las redes sociales llamando a la nueva mezcla “horrible” y “desagradable positivamente”. Algunos llegaron a compararlo con los productos de limpieza con aroma a limón y pidieron que “traigan de vuelta el original de Twinings Earl Grey”.

Entonces Claire Forster, director de marketing de Twinings, salió a defender ante la prensa la decisión de la compañía. Aseguró que las ventas habían sido “las mejores de la historia”. Pero eso no fue todo. “Todos los productos tienen que evolucionar para mantenerse al día con los paladares de las personas en desarrollo”, sostuvo y afirmó: “Lo hemos mantenido fiel al original Earl Grey, pero un poquito más refrescante. Cada vez que cambie algo no se puede complacer a todos“. El famoso lema “el cliente siempre tiene la razón” en este caso fue, al me nos, ignorado.