Por AGUSTINA MUSSIO

Para algunos chicos el canal de dibujitos va quedando en el olvido. Prefieren pasarse horas frente a la computadora mirando los videos que suben sus youtubers favoritos o viendo series en alguna plataforma online.

La tele, con la programación que ofrece, aparece como una alternativa más, que para muchos chicos -sobre todo los que tienen acceso a varias pantallas- va quedando desdibujada frente a las otras propuestas más novedosas.

La posibilidad de ver dibujitos, películas y series en cualquier momento y desde cualquier pantalla está modificando la manera de consumir medios, y sobre todo en los nativos digitales. El estereotipo de la familia reunida alrededor del televisor, acaso disputando el mando del control remoto, va quedando desactualizado.

Según un estudio de Dataxis, en 550 mil hogares de Argentina pagan por el servicio de streaming (el sistema de transmisión de contenidos audiovisuales vía internet en tiempo real) y se calcula que lo usan 1.300.000 personas. De ese total, el 45,2 por ciento tiene acceso a Netflix.

“La televisión no va a desaparecer, pero sí la forma tradicional de consumo”

“Ver un programa ya no implica amoldarse a un horario específico y a un lugar. Se puede bajar casi cualquier contenido y mirarlo en otro momento, desde cualquier pantalla”, plantea Carolina Duek, doctora en Ciencias Sociales, investigadora del Conicet y autora del libro “Juego, juguetes y nuevas tecnologías. Sin embargo, aclara que “los productos televisivos se siguen consumiendo, lo que cambiaron fueron las formas y los tiempos”.

En este sentido, para la especialista los cambios no deben interpretarse como indicios de una futura extinción de la programación: “La televisión no va a desaparecer, pero sí la forma tradicional de consumo”, afirma, y compara con la vigencia de la radio frente a la aparición del audiovisual y de la prensa gráfica pese a la circulación de noticias en internet.

CAMBIO DE HABITOS Y NUEVOS FAMOSOS

El cambio en los hábitos de consumo y, acorde a esto, las ofertas de entretenimiento que surgieron con YouTube (que permite crear contenidos y subirlos a la web, además de mirar una variada gama de videos) pusieron en escena a nuevos personajes. Son jóvenes carismáticos que se filman en sus habitaciones, ridiculizan situaciones cotidianas y hablan mirando a cámara. La particularidad que los destaca: cuentan con un batallón de seguidores, que permanecen expectantes de sus videos. Gracias a esto logran recaudar grandes sumas de dinero.

La inseguridad, que mantiene a muchos chicos recluidos dentro de sus casas, también ayudó al crecimiento del fenómeno

“El Rubius” (un español de 25 años) figura entre los youtubers más populares. A principios de abril visitó el país y se presentó en el predio ferial La Rural, junto con otros “famosos” surgidos de internet. El evento (Club Media Fest) convocó a más de 20.000 adolescentes, que consiguieron que sus padres desembolsen unos $500 para verlos en persona: $415 de la entrada (incluidos los gastos de Ticket Portal); más $75 por otra para el “acompañante” responsable (ningún menor de 16 podía ingresar al predio sin la compañía de un adulto).

Durante los días que duró el evento miles de adolescentes permanecieron amuchados durante horas frente a la puerta del hotel Panamericano con la esperanza de ver a “El Rubius”. Después de su visita al país el joven subió un nuevo video en el que dijo que “no podía creer lo que le estaba pasando” y contó que en su breve estadía “hasta” le presentaron “al alcalde” (sic) de la ciudad de Buenos Aires.

“Generan fascinación en los jóvenes. Hay una identificación muy fuerte con estos personajes. Son personas normales y entablan un vínculo de mucha intimidad”, analiza Ximena Díaz Alarcón, de la consultora de tendencias Trendsity.

Según la experta, que estos jóvenes muestren en los videos que suben sus habitaciones, sus roperos y su entorno cotidiano -como a su mascota- refuerza la sensación de intimidad que generan con su audiencia y ayuda a la identificación.

“La idea es que son como vos pero a la vez están un poquito más arriba, y te cuentan sus secretos, te dicen cómo hacer videos, te cuentan cómo se maquillan. Y de ahí viene lo aspiracional. Ellos también enseñan”, explica Díaz Alarcón.

Duek considera que el fervor que despiertan estos jóvenes entre los adolescentes se puede explicar por el carisma, el leguaje y los gestos que comparten con sus seguidores. Dice que manejan los mismos tiempos y un campo común de conocimientos e intereses, como podrían ser los videojuegos.

Para la especialista, la inseguridad, que mantiene a muchos chicos recluidos dentro de sus casas, también ayudó al crecimiento del fenómeno. La computadora se convirtió en la herramienta preferida de varios para buscar entretenimiento sin salir del hogar.

De acuerdo a los datos que arrojó la última Encuesta Nacional de Consumos Culturales y Entorno Digital, realizada por la Secretaría de Cultura de la Nación, YouTube figura entre los sitios más visitados por los argentinos. Según se informa en la plataforma, el portal tiene presencia en 53 países y recibe las visitas de 800 millones de usuarios únicos por mes. Cada minuto se suben 72 horas de videos y cada mes se visualizan 4.000 millones de horas. En un mes se sube más contenido del que podrían producir las tres principales cadenas de televisión de Estados Unidos durante 60 años.

LA FAMA PARECE MAS ACCESIBLE

Con la moda de los videos caseros y el auge de los youtbers, la fama parece más accesible para los chicos, según señala Alcides Aguirre, especialista en tecnología y secretario de la cátedra libre de Teletrabajo y Sociedad (UNLP). Para los adolescentes la posibilidad de ganar popularidad masiva ya no depende únicamente de resultar elegido en un casting. Filmar un video es la nueva vía para buscar reconocimiento.

Entre ellos se dan consejos para lograr videos que diviertan y así ganar seguidores. Las filmaciones no requieren de mucha producción -la mayoría se realizan dentro del cuarto- y basta con manejar un programa sencillo de edición. Una vez que el material terminado se cuelga en la web empiezan “las negociaciones”: intercambio de “me gusta” y visualizaciones.

YouTube: cada minuto se suben 72 horas de videos y cada mes se visualizan 4.000 millones de horas

La meta común es sumar amigos y acumular visitas. “Se forma como una especie de comunidad. Se agrupan, se recomiendan videos, se pasan links”, describe Aguirre. Bajo este objetivo compartido, quienes consiguen más seguidores se convierten en “ídolos”.

En este sentido, los tutoriales online son un éxito. Para esta generación mirar y hacerlos es una forma de entretenimiento. Hay videos de nenas que enseñan a pintarse las uñas, a arreglarse el pelo, o de chicos que muestran cómo jugar a determinado videojuego.

“Los niños de seis años en adelante y los adolescentes forman parte de la generación del ‘hágalo usted mismo’. Como conocen mucho de medios y no saben esperar, buscan sus propias respuestas. Si quieren aprender cómo se hace algo recurren a los tutoriales”, describe Díaz Alarcón.

También hay espacios donde se recomiendan libros: Lectorati es uno de los más conocidos. Se les dice ‘booktubers’ a los críticos adolescentes que, mediante videos, comentan lo que leyeron.

Muchos de los chicos que se divierten con estas producciones caseras, no se contentan con mirar a sus idolos. La idea de imitarlos con la generación de contenidos figura entre sus objetivos. En este sentido, acaso se pueda aventurar el nacimiento de una generación de consumidores más participativos.