Los momentos indelebles

#TodasMisPalabras

Ocaso en Venecia
“El eco, sin que nadie se lo pida, toma la palabra con ganas, y aclara los misterios del mundo.”
- Wisława Szymborska

Hoy vine a hablar de cine y de los ocasos. El ocaso de Venecia en la portada, en algún día de octubre, a algún horario de relojes europeos. El ocaso de momentos que aún encontrando el horizonte, reverberan para siempre; y lo que es más, el ocaso de las historias que dan comienzo a otras historias.

And while we were here me encontró esta semana, en una tarde de julio (una semana en la que dos meses tienen el lujo de compartir la habitación). Como dije en una nota de mi blog, me gusta pensar que las películas y las canciones me encuentran cuando más las necesito, y ésta película no es la excepción.

La historia se centra en 3 protagonistas que a su vez integran un triángulo, pero no precisamente de romance, sino más bien de vínculos. Sí, un triángulo de vínculos que en este caso comienza por dejar expuesto el desgaste del amor de un matrimonio, corroído por el tiempo y la imposibilidad: la imposibilidad de comunicarse, la imposibilidad de formar una familia, la imposibilidad de desafiarse.

La pareja central, interpretada por Kate Bosworth e Iddo Goldberg, viaja a Nápoles para asistir a un concierto del que Leonard (Goldberg) formará parte. Es en medio de éste escenario, un escenario de violines tajantes y acento italiano, un escenario literalmente ajeno a ambos, que los misterios de su relación comienzan a aclararse; más aún con la introducción de Caleb (Jamie Backley), un joven de 19 años que irrumpe en la vida de Jane (Bosworth) de forma fortuita.

A partir de este intercambio, Jane comienza a desenvolverse y desenvolver sus palabras; palabras que habían sido reemplazadas por una rutina de silencios. Y así como fluye la historia, fluye el romance entre Jane y Caleb.  Así fluyen las palabras de Jane hallando el momento exacto para retomar su libro, un libro acerca de la historia de sus antecesores.

La esperanza y el caudal de intensidad de toda esta experiencia desencadenan en Jane una serie de revelaciones que ayudan re-pavimentar el camino de retorno a su eje, y que al contrario de lo que podría pensarse, la guían en una sola dirección: la SOLEDAD.

La SOLEDAD; un término que suele cargar en sus espaldas una connotación negativa; un término que elijo escribir en mayúsculas en mi intento de limpiarle los prejuicios, porque en mi diccionario la soledad es un sinónimo de brújula, de compás interno. La soledad nos permite re-acomodar nuestras piezas después de una tormenta; la soledad es el camino más directo a la introspección para entablar conversación con nuestros propios pensamientos. La soledad como cuestión de tiempo, porque aprender a entenderla es un proceso.

La forma más clara de verlo es en el último cuadro de la película: Jane en un tren en movimiento, con su pequeño cuaderno negro, escribiendo sin parar, no parando de escribir; dejando que las palabras fluyan, como el agua que abrigó sus besos con un joven de 19 años, o como el sol derritiéndose en las nubes antes de encontrar el horizonte italiano; arrasando las páginas con la destreza del violín de su ahora ex esposo; escribiendo. Jane en un romance consigo misma, el romance que dura para toda la vida.

Entonces retomo la cita de Wisława Szymborska que figura arriba: imaginemos que las palabras son momentos, imaginemos que nosotros somos eco; y reescribo: sin que nadie te lo pida, toma los momentos con ganas, y aclara los misterios de tu mundo.

Me despido con una de las citas que llevo siempre conmigo en mis notas mentales, una de las citas con las que alguna vez yo me senté a entablar conversación, en SOLEDAD:

“Como yo quería entrar en el mundo, me propuse arreglarme con él y dejé que un poco de mi ternura se derramara por encima de todas las cosas y las personas. Entonces descubrí que mi socio era el mundo. De nada valía que quisiera separarme de él. De él había recibido las comidas y las palabras.”
- Felisberto Hernández, El Caballo Perdido

… Y una las canciones que me encontró cuando más lo necesitaba: