La ciudad de México según Ricardo Legorreta

La ciudad está hecha de relaciones entre las medidas de su espacio y los acontecimientos de su pasado, señala Ítalo Calvino; Ricardo Legorreta (México, 1931-2011) dice que la ciudad es ese espacio donde el hombre imprime su paso por el tiempo. Así como Marco Polo le describe a Kublai Kan, el emperador de los tártaros, una a una, las maravillas de las ciudades que visita: muros, callejuelas, mujeres, miradas, perfumes, atardeceres… Legorreta dejó un último homenaje a la neo Tenochtitlán. Se trata de un itinerario, guía, brújula para los que quieran sumergirse en ella.

 

“Tras los pasos de Ricardo Legorreta. Dime por dónde andas y te diré qué ver” (AEditores) es el último testimonio suyo sobre la ciudad de México. ¿Cómo describir a este monstruo de asfalto? Contesta así: “si la catalogamos o la adjetivamos corremos el riesgo de subestimarla, de limitarla. Es tan fascinante que debemos permitir que su evolución la redefina constantemente, y que ella misma nos guíe”.

 

La escritora Ana Terán (Sonora, 1949) hizo que Legorreta regresara física y mentalmente a los sitios que tanto le gustaron durante 33 entrevistas con el arquitecto. Todo comenzó como un encargo de Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del DF, para destacar las cosas positivas de la cosmópolis. Hay que “apreciar sus bondades, valorarlas, resaltarlas por encima de los defectos que padece cualquier metrópoli del mundo”, dijo el único mexicano premiado con el Praemium Imperiale, que otorga la Asociación de Arte de Japón.

 

El recorrido comienza en la Plaza de la Constitución y de allí toma el siguiente itinerario: la Catedral Metropolitana, Palacio Nacional, Antiguo Palacio del Ayuntamiento, Paisaje Catedral, Plaza Santo Domingo, Antigua Escuela de Medicina, Antiguo Colegio de San Ildefonso, Mercado Abelardo Rodríguez, Plaza e Iglesia de Nuestra Señora de Loreto, Academia de San Carlos, Excavaciones del Templo Mayor, Antiguo Palacio del Arzobispado, Gran Hotel de la Ciudad de México y Palacio de Hierro, Museo del Estanquillo. Templo de la Profesa, Palacio de Iturbide, Casa de los Azulejos, Iglesia, Convento de San Francisco y Torre Latinoamericana, edificio La Nacional, Palacio de Bellas Artes, Banco de México, Palacio de Correos de México, Plaza Tolsá y Palacio de Minería, Museo Nacional de Arte, Plaza de la Santa Veracruz y museo Franz Mayer, Hotel de Cortés, Plaza Juárez, Teatro Metropolitan y el Museo de Arte Popular.

 

El paseo continúa en las cercanías del Centro, la Roma, Condesa, Tacubaya, Chapultepec, Polanco, San Ángel, Altavista, Coyoacán, Centro Nacional de las Artes, Palacio de los Deportes, Aeropuerto, nueva Basílica de Santa María de Guadalupe, las unidades habitacionales Miguel Alemán, Independencia, Nonoalco-Tlatelolco, El Rosario, los panteones Francés de La Piedad, San Joaquín, Dolores, Ciudad Universitaria, Pirámide de Cuicuilco, Museo Anahuacalli y la capilla de Las Capuchinas Sacramentarias.

 

¿Qué lugares quedaron fuera? Ana Terán señala que Las Lomas, Tecamachalco y Santa Fe, por que en esas zonas los habitantes llegan en vehículo a los edificios, se meten al elevador y no tienen ninguna interacción con sus vecinos; para Legorreta era muy importante el entramado social, cómo interactúa la gente, entablar una conversación con los demás, eso que llamaba la vida de barrio, que la sociedad europea a veces no tiene.

 

Sobre el resultado del libro, dijo antes de morir: “Ana, le vamos a entregar a Marcelo más de lo que nos pidió”. Alcanzó a revisar el primer borrador de la primera parte del Centro, pero sintió que el lenguaje era muy elevado; Terán le propuso que se lo dieran a leer a los jóvenes de su despacho para que ellos evaluaran. A los dos días él le dijo que estaba encantado con el resultado. Sin duda, que “Tras los pasos de Ricardo Legorreta. Dime por dónde andas y te diré qué ver” ya es un libro importante e indispensable para todos los que nos sumergimos en esta ciudad continua, de concreto y sueños, de olvidos constantes y memorias.

Casa Barragán. Arquitectura metafísica

 

 Fotos: @urbanitas

La Casa Barragán es uno de los lugares obligados a conocer en la ciudad de México; la obra de Luis Barragán (Jalisco, 1902-DF, 1988) se comenzó a construir en 1948 y no sólo es importante por que fue proyectada por uno de los arquitectos más importantes mexicanos sino porque en sí misma es un sofisticado artilugio erigido en la calle General Francisco Ramírez, donde se disuelve  con el ambiente de barrio de la colonia Ampliación Daniel Garza, a un costado de la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec.

Catalogada por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en 2004 como patrimonio mundial la Casa Barragán es una máquina de símbolos que activan sólo en el momento en que alguien la recorre por sus recámaras de colores pastel o muros color violeta junto a un cuadro que sólo es una placa de oro que al final termina siendo un espejo. Los libros, muebles, fotografías, el jardín y los iconos religiosos son los objetos que permanecen en el mismo lugar en como los dejó hasta su muerte en 1988 y que ayudan a comprender la mente de este artista que mezcló lo moderno y lo regional en sus obras arquitectónicas.

En México trabajó con Mathias GoeritzChucho Reyes y Pedro Coronel, además de que se dejó influir por Diego Rivera, José Clemente Orozco y Gerardo Murillo (Dr. Atl). Sus primeras influencias tienen origen en un viaje que hizo a Europa entre 1924 y 1926, donde conoció el International Style, la Alhambra de Granada y las construcciones de los pueblos griegos. Tiempo después conoció a Le Corbusier y Ferdinand Bac, quienes marcaron su trabajo. La Casa Barragán, la Casa Guilardi, y la traza del Pedregal forman parte de una ruta imaginaria dentro de la metrópoli que artistas, arquitectos y especialistas recorren para conocer esa ciudad que pensó y heredó.