En un artículo anterior hablé sobre la composición llamada sinfonía clásica, ahora quisiera hablarles de la sinfonía romántica.
Lo primero que tenemos que revisar es el significado de “romántico”?
Romántico proviene de la palabra Roma y se decía que los oriundos de ese lugar eran muy apasionados, soñadores y amorosos así que cualquiera que tuviera esas cualidades se le decía que era un “romántico”.
Los escritores de libros y de historias empezaron a escribir historias de amor y de pasiones que les llamaron novelas (romances) con la idea de explotar a sus personajes en las más altas y profundas pasiones. Los pintores hicieron lo mismo y como consecuencia los compositores de música siguieron con ese trazo de escritura, en óperas y ballets, pero también en obras puramente musicales, utilizando las notas musicales para narrar en sustitución de la palabra. No necesariamente había una historia que narrar pues bastaba con que las melodías tuvieran una característica distinta entre ellas.
Por ejemplo, un tema suave podría simbolizar el de la joven hermosa y un tema más enérgico el de un joven conquistador (no olvidemos que estamos hablando de una época distinta a la de ahora, por los años 1800s).
Pues bien, ahora hablemos de como afectó esto a la mayoría de las sinfonías de la época. El talento del compositor era encontrar la forma de hacer una obra usando las técnicas de composición de una sinfonía y simultáneamente narrar algún sentimiento y/o historia.
Beethoven es el primero en explorarlo y es en su tercera sinfonía en donde claramente vemos esto.
Beethoven dedica la 3a Sinfonia a Napoleón Bonaparte que estaba logrando el sueño de muchos de unificar a Europa. Pero luego se decepciona de él cuando éste se proclama Emperador. Borra el título y lo cambia por la palabra “eroica” (en italiano, pues sería heroica en español). Pero queda la idea del “héroe” triunfador que pasa por momentos difíciles pero que logrará su éxito.
Veamos pues como se las va arreglando Beethoven para narrarnos las sensaciones de seres imaginarios a través de la música en una sinfonía.
El primer movimiento: abre con dos fuertes acordes, que define a un personaje que tiene mucha seguridad en si mismo. Luego le sigue una melodía que contiene pasión y alegría. En el transcurso de este movimiento vemos los estados de ánimo del “héroe” que imponen al mismo tiempo mando y temor.
El segundo movimiento: es una marcha fúnebre. En este movimiento se nota a un Beethoven más dramático, con grandes contrastes sonoros y dinámicas extremas. Se oye en la música el dolor que le causó la decepción de un héroe cuya soberbia sobrepasó su grandeza. Las melodías son tristes, los acordes abruptos. Las armonías van de modo menor a mayor y de regreso a menor describiendo así el enojo y la decepción. Este movimiento es uno de los más célebres en la historia de la música.
El tercer movimiento: es un Scherzo, palabra que significa bromeo, jugueteo. Beethoven lo emplea en sustitución del Minueto de la sinfonía clásica. Aunque sigue el formato ternario del Minueto, o sea 3 secciones más una coda. Pero la característica del Scherzo va más con las ideas dramáticas de un “capítulo” novelístico. Gente danzando en el campo. Una cacería (en el trio se escuchan los cornos de caza) más danzas …
Este cambio al Scherzo, a propósito, va a ser un punto importante en la composición de sinfonías de muchos compositores (Brahms, Bruckner, Dvorak, Mahler, Shostakovich por nombrar algunos) que siguieron la idea romántica de la sinfonía.
El cuarto movimiento: es un tema con variaciones. El tema Beethoven lo tomó de una composición suya de danzas, llamada “contradanzas”. Se trata de un tema simple que él logra transformar a base de variaciones en una obra maestra del contrapunto. Cada variación nos lleva a un estado de ánimo distinto, de simple y sencillo, de tierno y dulce, de disgusto y enojo, de esperanza y éxito; va manejando las variaciones hasta llegar a un climax heroico y triunfal.
Debo compartir con ustedes que dentro de las innovaciones de orquestación de Beethoven está la de usar 3 cornos franceses en lugar de dos. Yo he tenido la oportunidad de tocar, en distintas ocaciones, alguna de las tres partes. ¡Gracias Beethoven por incluir así a mi instrumento predilecto, el “corno francés”!
He ahí la grandeza de un compositor que con la combinación de talento y técnica logra narrar con música algo que despierta nuestra imaginación para crear nuestra propia novela escuchando música.