Unir el cielo con la Tierra

kunda

Cumplí años y siempre que uno cumple años le dan ganas de hacer cosas nuevas. Vino a tomar el te la hermana de una amiga y me llevo a su clase de teatro en la cual termine participando y al otro día me recomendó que fuera a su clase de yoga. Sin dejar pasar la oportunidad ni el envión de intentarlo con mis recientes 34 añitos me fui a la clase de yoga. Tenia que hacer bancos a la mañana por lo tanto tarde un buen rato pensando en la vestimenta que usaría ya que tenia que ser cómoda pero al mismo tiempo arreglada. Me puse unas calzas de leopardo negra con una remera al tono y botas. Logre resolver todas las responsabilidades para llegar a las 1 del mediodía a mi clase de yoga. Toco el timbre en el edificio en cuestión y me hacen pasar. Cuando me abren la puerta del estudio todo era blanco en él. Un hombre con barba larga que difícilmente se le podían ver el color de sus ojos y vestido con una túnica blanca me atiende, parecía más sacado del Himalaya que de buenos aires. Era como un bufón de un cuento infantil ya que se movía con cierta gracia por el espacio. Me mira y me dice “me olvide que hoy daba la clase”. Para alguien que recién empieza y que va con la timidez de no saber bien si esta bueno o no empezar no era la frase correcta para escuchar. Pero el lugar era tan lindo que me deje llevar por los comentarios de mi amiga mas que lo que me había dicho este hombre. Me quede en medias y me pidió que me las sacara. Ni bien me miro me dijo si había hecho yoga anteriormente. Lo cual conteste que probé en varios institutos diferentes pero nunca llegue a pasar del mes, todavía no encontré la yoga que respondiera a mis necesidades o que me conectara, pero como veía seguía intentándolo. Ahora entiendo porque no estas vestida de blanca, a lo que respondo que no sabia que había que vestirse de determinado color. A lo que me contesta que entonces teníamos que hablar un rato antes de empezar la clase, comentario que me pareció natural.

A continuación me cuenta que mañana no sabia a donde iba a dormir, hoy tengo lugar pero mañana no. Me mira como invitándose a mi casa, a lo cual yo le respondo: creo que tenes un problema con las cosas materiales, tenes que empezar a construir, estar un poco mas acá en la tierra para poder proporcionarte tu vivienda. Al darse cuenta que no iba a lograr invitación alguna cambio de tema y comenzó a hablarme de las distintas corrientes de la yoga y de lo importante que era meditar. El Kundalini Yoga consiste en acceder a nuestro potencial infinito; dentro de cada humano reside la capacidad de ser enormemente creativos, con el Kundalini Yoga llevamos todos los aspectos de nuestro ser, nuestras facultades mentales, nuestra energía emocional y nuestra estructura física al equilibrio y la alineación. A medida que lo hacemos abrimos nuestra capacidad para experimentar para expresar para compartir nuestro Ser infinito.  A través de posturas dinamizadas por la respiración, concentración, mudras y mantras, este yoga tiene un efecto acelerado de purificación y apertura de los chakras o canales energéticos. Todos tenemos que ser uno, estar conectados con la naturaleza y con la apertura del tercer ojo en donde están todas las respuestas. Estas enseñanzas sagradas y hasta hace poco secretos fueron traídos a Occidente en 1969, y presentados al público por primera vez por Yogui Bhajan. ¿Sabes lo que es el prana? Lo miro y le digo “no”. El Prana es una palabra en sánscrito que hace referencia a “lo vital”, y puede traducirse como principio vital o aliento de vida. Son cosas fundamentales que tendrías que saber. Yo ni contestaba, miraba su figura recortada dentro de la ventana abierta de la cual se podían ver las nubes en el cielo celeste y el sonido de los niños jugando en un recreo de colegio y me hizo pensar en la niñez. En ese momento tan maravilloso del cual uno ni sabe que vive al no tener conciencia de nada solo disfrutando del momento, de ese recreo en donde uno juega con sus compañeritos sin tener que entender ni pensar en nada, sin preocupaciones, sin búsquedas ni respuestas, viviendo en el eterno presente. Los gritos de esos niños me hacían viajar por el túnel del tiempo.

Después de escuchar por un largo rato la historia del yoga Kundalini me mira y me cuenta que lo habían invitado ayer a una casa y le ofrecieron cocaína y al ver la  línea me dice de forma verborragica “me la tome toda y todavía los anfitriones se enojaron conmigo porque no la había compartido”. “Es que en realidad la línea no era tan grande para que tomáramos todos”, agrega, haciéndome cómplice de la situación. Yo no abría la boca, lo miraba sin saber que decir o pensar o hacer. “Yo tenía seguidores de yoga, hace años que doy clases, he estado en muchos ashrams en India y me he conectado con mi centro pero la cocaína me puede, cuando la tomo me siento aun mas poderoso y veo la inteligencia universal, todos tendríamos que andar desnudos unidos haciendo el amor y conectados con la naturaleza”. Yo miraba el espacio vacío donde solo mi alma lo escuchaba sin saber como había terminado en la clase mas bizarra de yoga de mi vida en la cual todavía no había empezado a hacer ninguna postura y ya había pasado media hora hablando de india y las distintas técnicas de yoga mientras mechaba la cocaína y las fiestas a las que asistía y lo importante que era hacer tantra para conectarse con un otro. En un momento me mira y me dice porque estas tan quemada, y le digo porque estuve viajando por Asia y me pregunta a que ashrams fuiste y yo lo miro y le digo a ninguno. El solo hecho de viajar por Asia por cuatro meses te hace estar en un ashram de vida, porque te conecta con tu centro. Te das cuenta el consumismo es el mayor de los problemas actuales, tendrías que haber estado meditando, todo esta dentro de uno, no es necesario viajar a ningún lado, todo esta dentro de nosotros. Y yo lo miro y le digo: A mi me gusta ver. Tal vez no es necesario viajar, pero a veces el viaje es la excusa para conectarse con uno mismo y conocerse aun más, no creo que pase por un consumismo ni una moda. Viajar es siempre aprendizaje.

Me mira y me dice bueno ahora empezamos la clase: “Sácate la remera”. Yo lo miro y le digo “¡No! Me parece que no es necesario para hacer yoga”. Era un chiste me dice. De chistoso no tenia nada. Yo estaba esperando a que pusiera la música y empezara a hacer ciertos movimientos para poder conectarme con la matriz universal pero parece que la clase no iba a empezar nunca. En un momento se baja del atrio y me dice te tengo que conectar tu chacra raíz porque estas desconectada y es necesario para tu creatividad que este abierto ese canal. Lo miro sin saber bien que decirle porque me sorprende con su comentario, me hace pensar que tal vez este viendo algo que yo no veo y se me acerca y me pone la mano en la panza. Y yo lo miro y le digo, yo no quiero que me conectes con nada, no vengo a una consulta chamánica sino a una clase de yoga, podemos empezar con las posturas porque realmente no entiendo tu proceder. Me mira enojado y me dice: “te das cuenta que no te dejas ayudar”. Es que yo no vine a que me ayudes, le contesto. A continuación me dice, bueno vamos a hacer otro ejercicio entonces: Ponete en el lugar femenino. ¿Existe un lugar femenino? Le digo en voz alta, pensando en silencio que en todo el espacio solo había dos personas en un amplio estudio y yo me senté en el lugar mas cerca al atrio al lado de la pared derecha. Pero en vez de pelear pienso por unos minutos y le digo me imagino que es el izquierdo. Te das cuenta que tenes una intuición maravillosa, tenes que usarla más, por lo tanto te tenes que cambiar de lugar. Así fue como me fui al otro lado y se sienta al lado mío, y me dice ahora abrí las manos para recibir la energía, cerra los ojos, y de pronto me agarra la mano. Y le digo “Estas loco, yo vine a una clase de yoga no a esto, me voy”. Me mira y me dice, “bueno nadie te obliga a estar aquí, todos somos libres y si querías podrías haberte ido antes. Toca al timbre al salir, yo voy a seguir meditando y tal vez te abra”. Agarro las medias, y me pongo las botas en el camino, sin entender como había terminado allí y escucho que me grita al salir: “La próxima vení vestida de blanco y te doy la clase”.

Logro salir del edificio porque una persona salía sin necesidad de volver a tocarle el timbre y al mirar el reloj me doy cuenta que había pasado una hora y yo no había hecho ni una postura de yoga y no podía entender como el tiempo se había pasado allí adentro. No podía creerlo. Agarre la bicicleta y me fui pensando en lo bizarra de la situación que había vivido. En realidad como uno va con preconceptos de que un yogui va a estar conectados con la energía prístina del ser y termina siendo un ser humano común y corriente con debilidades y flaquezas y justamente a mí me había tocado uno que la noche anterior se había tomado una línea de cocaína y me lo compartía y de alguna forma me había tratado de levantar. En realidad pensé en todas las cosas que me había dicho y como me había quedado una hora escuchándolo cuando tendría que haberme ido ni bien pronuncio que había tomado cocaína, pero en realidad me hizo pensar en lo difícil que es unir el cielo con la tierra, como las cosas materiales se ven empantanadas con el mundo espiritual y viceversa como si uno no tuviera que ver con el otro y como de alguna forma había que encontrar el centro para estar en paz y armonía con el mundo exterior y el interior.  Lo mas gracioso de todo es que vi mis calzas de leopardo y pensé en que tal vez tendría que haber ido vestida de otra manera, ¿tal vez era mi culpa todavía?

Consejito: No desistan en buscar cosas que les hagan bien, hay que probar las veces que sean necesarias para encontrar lo que nos gusta y nunca es tarde para empezar, aunque este terminando el año, uno puede seguir haciendo cosas buenas para uno!!  Probe varios distintos tipos de yoga y a pesar de este comienzo, termine encontrando el Yoga que me conecta conmigo.