El jardín del alma – cuento

Jardin del alma 1

EL JARDIN DEL ALMA

Había una vez, una niñita morochita, que se llamaba Florcita. Tenia ojos oscuros como la noche y  cuando se sentía feliz se sonrojaba. Un día se dio cuenta que era importante tener un jardín lleno de flores. Así fue como decidió empezar a imaginar las semillas que plantaría en él.

Primero delimito el espacio, era importante poner una cerca para saber lo que su jardín contenía diferenciándolo del afuera. Eligio madera roja para construirla. Luego eligió las semillas. Su instinto la condujo a las flores que le gustaban: las rosas rojas, las margaritas y los lyliums. Algunas, no fueron tan fáciles encontrar,  como los tulipanes, que  no se encontraban en su hábitat. Decidió plantar jazmines y hiedras para que el aroma y el verde llenaran todos los espacios.

Jardin del alma 2

Luego de plantar todas las semillas que le gustaban, regó bien la tierra para que pudieran integrarse en ella y fue a ver a su mama. Su mama le recomendó que plantara helechos que duraban mucho tiempo y camelias blancas porque pondrían orden a tanto color. Florcita le dijo que a ella le gustaban las semillas que había plantado, de hecho le gustaban que fueran coloridas y desordenadas. Quería que plagaran todos los límites de su jardín. Pero como no quería desilusionar a su mama, acepto las nuevas semillas que ella le daba.

Al otro día, planto algunas de las semillas que la mama le había dado, otras se perdieron en el camino. Florcita no volvió a buscarlas porque sentía que no tenían nada que ver con el jardín que ella había elegido.

Jardin del alma 3

Los días pasaron y empezó el invierno. Florcita se dio cuenta que necesitaba cuidar de sus semillas si querían que crecieran en la próxima primavera. Las regó, las protegió del viento, les saco las malezas que habían crecido sin su permiso. Día a día, la tierra requería de sus cuidados. Florcita se sentía cansada por tanto trabajo pero sabía que su jardín lo ameritaba. Soñaba en ver el resultado.

La primavera al fin llego. Florcita se levanto temprano para ver el resultado de tanto trabajo. Una mariposa le había ganado, revoloteaba sobre su jardín tan deseado. Disfrutaba del colorido logrado.  Las rosas, lyluim y margaritas habían crecido. Algunas semillas que  había plantado no crecieron en el lugar que ella había elegido. Otras que no quería tanto ocuparon mas espacio del que esperaba. ¡Se habían desparramado!

Así que no se había terminado el trabajo. Tuvo que sacar algunas plantas, cambiar de lugar otras, sacar las malezas que crecían en lugares que ni le daba importancia. También descubrió que algunas semillas que realmente le gustaban se había olvidado de plantarlas, y otras que no había prendido dado que se había olvidado de cuidarlas.  A Florcita le dio vergüenza mostrar su jardín. Había tantas flores coloridas y desordenadas a la vez que pensaba en que pensarían los otros de su jardín extravagante.

Jardin del alma 4

En general los jardines de sus otras amiguitas tenían cartelitos que explicaban la semilla que había plantado, cada planta se extendía solo 15 centímetros, todo había sido estudiado en relación a las condiciones climáticas, a la fertilidad de la tierra y al área en la que se plantaba.

Volvió a pasar el invierno, la primavera, el verano y el otoño y de nuevo comenzo. Florcita no dejaba de cuidar de sus plantas. ¡Cada año era una sorpresa ver el resultado de su jardín! Algunas flores se marchitaban y no volvían a crecer en la próxima temporada. En algunos casos el aroma se perdía entre tantas flores.  Las flores les mostraban la paciencia que se necesita para conseguir buenos resultados.

Pasaron unos cuantos años, hasta que un día, Florcita se dio cuenta de que su jardín era único y eso lo hacia especial. Recién pudo disfrutar de su jardín como ella esperaba. Decidió que era momento de devolverle las  semillas ya convertidas en plantas a su mama. Las hizo crecer en su jardín por temor a que su mama no la quisiera si no las plantaba, pero había crecido y entendió que no pegaban en él. ¡Era hora de devolvérselas para que las volviera a plantar en su propio jardín! Su mama de dio cuenta que su niña ya había crecido y era necesario que eligiera por si misma las semillas que necesitaba.

Florcita, comprendió que era importante que reinara la armonía y el equilibrio entre sus flores, para que el color, aroma y forma le dieran la tranquilidad y felicidad que ella deseaba. Las flores de su jardín no solo plagaron los límites de la cerca, su aroma y color hizo que Florcita las recogiera para decorar su casa y también poder compartirlas con las personas que quería.

Muchas semillas pueden llegarte. Entre muchas semillas podes elegir, pero solo tu interior, no tu razón pueden indicarte o señalarte cual es la mejor opción para ti.

Siembra en tu jardín interno, tu alma, semillas que te representen, que te gusten sin saber bien porque. Cuando crezcan y se conviertan en flor, en lo que venís a hacer, tendrás todas tus respuestas.

FIN

Jardin del alma 5

POEMA: NIÑA DE LOS TEJADO

en mi misma 2“En mi misma”

Niña de los tejados,
que siempre te has mantenido en las nubes,
navegando sin rumbo.
Has crecido y el timón ha cambiado de destino,
Sin darte cuenta perdiste el rumbo.
Hay que volver ha construirte, para que sigas creciendo,
para llegar a alcanzar las estrellas
que siempre quisiste.

Niña de ojos negros,
Cuantas lagrimas derramaste sobre el tejado
Tanta inocencia lastimada,
Porque todavía no la perdiste y tan solo falta,
que vuelvas a recuperarla.
Sensibilidad innata, que cubre los prados con flores,
Con solo enfocar su mirada.

Niña dulce,
Que solo buscas gotas de amor,
en los capullos recién nacidos,
no te desesperes, ni pierdas tu esencia,
por no mostrarte débil,
ante los altos arboles del bosque perdido.
Deja que tu aroma llegue a las copas,
y sin esperarlo, se desintegrara la copa,
que oculta los hermosos matices de su tronco.

Niña de los tejados,
Que has bajado a contemplar la tierra,
Vuelve al cielo,
Porque las serpientes no pueden convertirse en pájaros.
Y tú, pájaro, no puedes dejar de volar por los cielos,
Tus alas te piden que vuelvas a intentar llegar a las estrellas….

María de los Milagros Baylac

NO TENGO CELULAR PERO DEBERÍA TENERLO

Mujer envuelta

Sábado 00: 00 hs. Debería estar preparándome para salir, para consumir, para parecer, para mostrarme las horas de gimnasia que llevo, la ropa de marca que tengo, el peinado, la moda, el auto, la apariencia es el auge de este siglo, es la moneda con que se paga el miedo a ser, es el escudo protector para mostrarnos débiles, inconformes, perdidos en un mundo que tiene muchos países, regiones, paisajes, lugares, pero siempre las mismas personas. Personas, seres espejos de tu propia realidad de tu propia impotencia e insignificancia. Realidad que te marea, que te pierde y que te rodea. Imágenes, escenas todo se construye y destruye sin darnos cuenta, todo termina siendo como una historia de cuentos. Fantasía o realidad, como saber que es real…

Tengo solo 23 años. Y hoy sin saber él porque ni el que, me lleva a sentarme frente a una computadora a las doce de la noche a escribir conclusiones de mi vida a solo 23 días de cumplir un año más. Confundida no seria la palabra para comenzar con este relato de mi vida. Que podría decir que no he experimentado, dolor, amor, pérdida, aventura, amistad, viajes, placer, riqueza pobreza y podría seguir poniendo adjetivos y antónimos sin llegar al punto que quiero llegar.

Siglo veintiuno. Hoy mientras hacia gimnasia comencé a pensar en el mundo actual en la superficialidad que nos comanda y de la cual no nos podemos liberar. Me imaginaba estar viviendo en el Paris del 1900. Pensamiento que aparece con mayor fuerza por haber visto la película “Moulin Rouge”, donde se describe con bellas imágenes este espacio del tiempo. Comienzo a sacar conclusiones de que me hubiera gustado vivir en esa época, creyendo que en esos tiempos podría llenar mis vacíos. Todo esto surge dado que ayer fui bailar y la verdad me aburrí. Si me aburrí, en el boliche de moda, lleno de chicos y chicas de molde, lleno de apariencia. Solo se mira sin mirar, nadie sé acerca de verdad. No hay contacto profundo solo carnal.

Películas, videos, documentales. Que gran incoherencia, aprendemos de ellas, ficciones que nos muestran la realidad según nuestros ojos cuando en realidad es la visión de un ser humano igual que vos y que yo que decide plasmar en un film las pasiones los temores, el tema que le preocupa y que le ronda en la cabeza y hace creer a miles de espectadores que es real. Pero por lo menos nos enteramos aunque sea con errores de una parte de lo que nosotros fuimos o de lo que podemos llegar. La mente no supera la realidad, lo pensado de alguna forma sucedió. Pensaba en la época de los intelectuales, de las ideas, la gente se juntaba en los bares a sacar conclusiones de la vida, a crear tendencias. Ahora nos juntamos para mostrarnos, para compartir horas hablando de otros, de temas, para mostrar que no estamos solos. ¿Que se puede crear ahora?, la superficialidad nos lleva al punto que las palabras ya no son necesarias como carta de presentación, solo se necesita estar a la moda, y no a una moda si no a responder a los lineamientos para pertenecer a determinado circulo de personas que piensan de la misma forma, que actúan de determinada manera y que te dirán lo mismo aunque la pregunta sea diferente. Estereotipos, vació. Se piensa que hemos evolucionado que gran mentira.

Mientras la cinta de mi gimnasio giraba sin parar haciendo que mis pies caminaran sin cambiar de paisaje observo una situación que seria de lo más normal, pero que de pronto me vislumbro tanta verdad que hicieron que mi mente comenzara a pensar. La mujer se disponía a limpiar el gimnasio como todos los días y un caballero aparece en escena. Sus días debían transitar en una oficina con traje y corbata. Pasa a su lado, ella con un balde y una escoba en la mano, la mira y le dice “Hola, María del Carmen”. Situación que no tiene nada de anormal o particular. Él llega, ella esta trabajando. Los dos seres iguales. De que depende que ella le este sirviendo a él sin tener un cartel que diga “la esclava” y él “el Lord”. Mi primer pensamiento como mujer o adolescente ya que todavía él limite no esta definido según todas las teorías que existen hasta el momento. Teorías, estamos plagados de teorías, falta tanta practica, falta tanta simpleza, falta tanto sentir. La normalidad es anormal en este mundo. La verdad, no hay verdad, solo hay que tratar de ser feliz. ¿Y que es la felicidad? Cuando tenes novio deseas un buen trabajo cuando tenes trabajo deseas triunfar cuando tenes éxito desea tener amoríos, y la vida se va transformando en una búsqueda constante de lo que me falta. Disconformidades.
Volviendo a la típica situación de intercambiar un saludo, me puse a pensar que era como si María del Carmen fuera la misma cortesana que siglos atrás limpiaba el castillo o la casa del caballero y de la cual por siglos tratamos de terminar con esta desigualdad. La servidumbre actual es más vil que la del pasado ya que esta no se reconoce, no tiene nombre, “sé esta ganando la vida, con el sudor del trabajo”. Se esconde tras la necesidad de sobrevivir o de vivir.

Quien determina la suerte de cada uno. Si el camino lo puede hacer uno, pero como. ¿Cual es la decisión correcta? Si naces con plata tenes que estudiar, casarte con un buen patrimonio para mantener tu suerte. Hay que ser inteligente. Pero ¿sos feliz? Pregunta. Estamos llenos de preguntas porque intentamos ganarle a la vida, como si se pudiera descubrir el futuro. Que futuro cuando se lo hace uno, cuando termina siendo una ligazón de momentos que terminan dando de resultado ciertas situaciones y al mismo tiempo no modifica nada. Nos hacemos problemas y nada cambia. Me podrías decir aquel tiene suerte, él es exitoso, él es. Solo miramos al que esta al lado nuestro solo deseamos lo que tenemos al lado. En la actualidad vivir en otro país termina siendo la felicidad del futuro éxito, y no lo digo desde la visión de una persona que vive en un país de economía en problemas, por donde transites en donde te encuentres, te encontras con el mismo sentimiento. Se felicita y se valora el que se mueve, el que viaja, el que transita el que recorre, menospreciando al que no cambia. En vez de ver mas allá, en vez de observar que nadie quiere estar, que nadie sabe donde esta, que solo uno trata de cambiar de lugar, de espacio intentando de esta forma encontrar respuestas, encontrar verdades. Quien tiene la verdad. Quien encuentra la verdadera felicidad. No la apariencia. Estamos rodeados de gente con mascaras y caretas, con grandes sonrisas pero con vacíos infinitos que jamás serán descubiertos ni tampoco llenados.
Reglas, normas, formulas, no contenido, nada tiene una razón lógica para hacerlo, si explicaciones, pero estamos plagados de explicaciones para todo. Todo tiene una verdad, todo es una lógica estudiada por alguien y para alguien que fue copiada analizada y modificada por otro alguien, y así sucesivamente.
La que escribe esta cansada.

Si me preguntan que hice de mi vida, podría decir “de todo”. Que busque de la vida “felicidad y amor”. Que encontré de la vida “desazón, temor a sentir y a ver, miedo a dejarse llevar, miedo a amar, miedo a permitirse ser”. Sé que quiero pero no se como llegar a lo que quiero, sé que no quiero pero termino haciendo eso creyendo que de esta forma lograre hacer lo que quiero. Que rompecabezas. Que difícil vivir en este mundo donde hay que llenar casilleros, hay que marcar tarjeta todos los días, todas las horas hay que rendir cuentas a Dios, a papa, al amor, al jefe, al verdulero, a la maestra, al policía, al amante, al Mesías, no importa el credo, la raza o el color, todo el mundo se excusa sin saber porque, sin darse cuenta que solo tiene que escuchar el corazón. Pero ¿que es el corazón? Que gran pregunta. Como darnos cuenta que lo que dice es lo que nosotros queremos y no lo que escuchamos por años, desde que nacimos, por nuestros padres abuelos, maestros, sociedad. ¿Como determinar quienes realmente somos?, quien puede dar tantas repuestas. ¿A que nos aferramos?, porque necesitamos aferrarnos, porque perdemos tanto tiempo en buscar verdades. Tiempo. Verdades. Soledades. Desconcierto. Palabras sueltas, nadie quiere aceptar la simpleza de saber que no es nadie, y a la vez somos todo. Que vivimos en un ecosistema variado donde si no lo cuidamos desaparecemos no importa la hegemonía de turno, no importa la potencia del pentágono.

Si tenes trabajo desea no tenerlo para ser libre, pero sin dinero no podes ser libre por eso es más fácil trabajar para poder ser aceptado. Pero para poder ser aceptado termino aprendiendo a decir lo que otros quieren que diga, y termino transformándome en una maquina que habla, que camina que come, que transita pero que no ama. Si amo sufro por lo tanto solo comparto. Pero luego de compartir mucho me doy cuenta que no puedo separarme porque tendré que acostumbrarme de nuevo de la soledad que no aguanto. Que lindo ser pasional, me gusta que seas pasional, pero que te lleva a no buscarlo.

Tengo veintitrés años, y si me preguntan he hecho de todo, he jugado, he sentido, he estudiado, he trabajado, he viajado, he amado, he soñado, he valorado, he llorado, he, y mas he…pero sigo buscando el porque. Y lo más gracioso es que podría parecer muchas cosas a la vez, pero decidí ser real. Y por mas HE que tengo en mi haber no me siento diferente a vos, a aquel o al de allá, porque por mas que consumo, por mas que conozco por mas que me alimento mas me doy cuenta que todo gira en el mismo fondo. Todos buscamos lo mismo. Algunos lo manifiestan otros lo esconden pero a la larga o a la corta, todos terminamos buscando la verdad de quienes somos. El ser. Querer Ser. Cumplir sueños. Triunfar. Conquistar, son todas manifestaciones momentáneas que van trasmutándose, cambiando de piel.

CRECER… se aprende viajando

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“Viajando en autobus por Nueva Zelanda”

CRECER

Él no quería crecer, le costaba aceptar que era hora de un cambio que ya no tenía las ganas ni la energía para seguir haciéndolo. “Hay que matar a todos los viejos”, decía cuando veía alguno y no se veía. No se daba cuenta que pronto iba a ser parte de ellos, si ya no lo era. Su actitud era apesumbrada. No disfrutaba de sus elecciones y se notaba, ya se había olvidado, que lo había decidido. Se levantaba todas las mañanas puntuales casi automáticamente sin replantearse que ya estaba cansado de ese trabajo, estaba convencido que era el mejor haciéndolo. Pero se había olvidado el porque, cual era su motivación, solo era su trabajo. Para mi estaba claro que tenia que cambiar. Pensé que iba a poder esperar hasta el último día para decirle algo, eran solo 18 días y ya estaba por la mitad del viaje pero era como un goteo constante que al verlo es solo una gota, pero sin darte cuenta rebalsa el vaso y ya es demasiado tarde. Todos los días hacia un comentario negativo, te etiquetaba, hasta gruñía por el trafico o porque alguien se equivocaba. Todos los pasajeros hablaban de él, lo criticaban a sus espaldas, era el tema del día cuando en realidad yo esperaba que los paisajes de nueva Zelanda tuvieran ese primer lugar de conversación. A todos le molestaba pero nadie le decía nada. Muchos se quedaban en el camino, preferían cambiar de bus que aguantarlo. Los comentarios de otros chóferes eran tan buenos y agradables que no entendía porque a mi me había tocado el gruñón de todos los chóferes que había y no podía cambiar de bus porque perdería alguna de las actividades programadas. Por un lado cambiaria mi situación pero por otra perdería y la verdad no creía que merecía tanta importancia su presencia para hacerlo. Pero claro día tras día se hacia notar, te hacia paranoicar que te iba a dejar sino estabas cinco minutos antes porque él no esperaba a nadie. Te hacia sentir en la escuela de nuevo. Hacia tanto tiempo que no sentía la autoridad que me había olvidado y ahí estaba de nuevo un viejo mecanismo para sentirse importante, cuando en realidad lo que te hace sentir es solo. El estaba solo y no se daba cuenta, nadie se le acercaba a conversar o le hacían gracias sus escuetas bromas que se notaban que las habían pensado miles de veces y las repetía cada vez que cambiaban los pasajeros intentando encontrar un par en la manada.

Paramos en la mitad de la nada a tomar un café y claro dio dos opciones para hacer ir al río o hacer una caminata por un bosque pero sin poner ningún signo de exclamación ni comentario de que era bueno hacerlo dándote a entender que el mejor programa era el de él, tomar un café hacia mucho calor para hacer otra cosa. Le pregunte de buen modo que era mejor hacer a lo que me contesto en forma irónica: lo que vos prefieras, es tu gusto, tu preferencia, yo no soy vos. Salí como el correcaminos disparado al río con una bronca que quería calmar porque no se merecía desperdiciar un momento de mi tiempo. ¿Qué era lo que me molestaba de él? me preguntaba. ¿Porque me provocaba tanto malestar su manera? Tal vez solo lo miraba como el ejemplo de lo que no quisiera que me pase. ¿Pero como llegas a ese lugar? Esta claro que él no se daba cuenta, no se escuchaba. No paraba de repetir que conocía 52 países y yo pensaba de qué forma los conocería si así demostraba sus pocas ganas para contar del suyo. No representaba al kiwi típico que imaginaba. Volví del río feliz. Era hermoso y quería compartirlo con mis compañeros dado que todos se encontraban tomando el café dada la falta de entusiasmo del chofer que contagiaba “no hacer nada”. Que bueno hubiera sido que nos hubiera sugerido poner una bikini para disfrutarlo, pero eso era ya mucho pedir. Como tenia tiempo, decido ir por el camino al bosque también para ver de que se trataba pero no lo encontraba. Entro a la cafetería para preguntar y ahí estaba el chofer y me dice ya lo dije muchas veces no escuchas. A lo que lo miro y le dijo si no se, explícame donde es. No te das cuenta que no se te entiende, que tu actitud hace enajenar a todos los que te rodean. Me dijo que nadie se había quejado a lo que le contesto que son mas chicos y que no tienen las bolas para enfrentarlo pero yo si. Estaba cansada de su no actitud. Había pagado un servicio para que me explicaran que era lo que tenia que hacer no estaba en la secundaria de nuevo. No me contesto, prefirió mantener la calma dado que estábamos rodeados de gente del autobús y de la cafetería. Ante su silencio salí corriendo para encontrar el camino y al hacerlo veo que había una catarata y pensé como no lo menciona. Solo a 15 minutos pero a pesar de empezar a correr empecé a pensar que era la única que lo estaba haciendo y que tal vez me dejaría por llegar un minuto tarde. Así que a pesar de mis ganas regrese. No quería que tuviera excusas. Volví a la cafetería y me pregunto el grupo que siempre se quejaba de el que había pasado y solo le dije explote como un volcán. Estoy cansada de él y de su forma. Alguien tiene que decírselo porque no se da cuenta. Me siento aliviada, por lo menos sabe que alguien no esta conforme con su manera. Mi cara volvió a la normalidad al elegir tomar un rico helado. Nadie me saca mi felicidad y puedo cambiar la situación en un segundo como un niño.

Volví al bus radiante tomando mi helado y no dejando que la presencia del chofer me afectara. Pero parece que para él no fue tan fácil olvidarse de mis palabras. Porque ni bien paramos a la hora en el próximo pueblo, me llamo para hablar en privado. “No me avergüences más en publico”. Me dijo que no me quería en el autobús, que él tenia que preocuparse por 55 personas y no podía pensar en casos particulares. No abuses de mí porque te puedo echar”. Abusar que palabra para utilizar pensaba pero sin dudarlo y sin importarme que pudiera echarme le conteste: “No abuso de usted solo le digo lo que nadie en el bus se anima a decirle. Cambie su actitud disfrute, imagínese por un segundo siendo nosotros conociendo un nuevo país, que es lo que no nos tenemos que perder ya que continuamente dice que ha viajado tanto”. Me mira y sin escucharme sigue con su relato de que él no puede elegir por mi, que tiene que pensar en todos. Tengo que hacer bien mi trabajo. Tengo 43 años. En 12 años nadie se ha quejado, soy el chofer con mas experiencia de la compañía. A lo que le contesto que es fácil ya que uno cambia de bus y listo no tiene que quedarse para aguantarlo, para eso esta el sistema pero yo no tenia otra opción (no tenia extra día para perder y era verano y los buses estaban llenos. Quedarme en un lugar implicaba que tal vez perdiera más de un lugar y todo porque no me gustaba el chofer. No era mi amigo y no podía hacerlo tan importante) y quería disfrutar de mi paseo porque era un sueño estar aquí para mi y no tenia idea de nada. Entonces necesitaba su ayuda necesitaba que me dijera que valía realmente la pena hacer dado que no podía hacer todo y tenia que elegir. Necesitaba sus consejos pero su actitud hacia que no pudiera diferenciar lo que era bueno de lo que no. No quiero cambiar de bus espero poder entenderme con usted para pasarla bien. Tengo 35 años y también he viajado por el mundo y sonrío todo el tiempo y quiero continuar haciéndolo por eso me estoy comunicando para lograr entendernos. Algo de lo que dije lo hizo reflexionar porque me mira y me dice: “entonces empezamos de nuevo”. Claro que si, le di la mano como sellando el nuevo comienzo.

Y su actitud cambio a partir de ese momento, a veces solo hay que despertarse del letargo. A veces solo alguien tiene que recordarte porque estas ahí. A veces uno tiene que mirar lo que no quiere ser para seguir estimulándose. A veces solamente abrazando la sombra nos volvemos más humanos y entendemos que podemos llegar a estar ahí sin darnos cuenta. Él no quería crecer pero es lo natural y ya era tarde. Ya no tenía cuerpo de adolescente pero no se había dado cuenta y tal vez eso es lo que mas me acercaba. Yo tenia 35 años entre gente de 18 a 30 (claro que no era la única mayor) y por más que mi cuerpo parecía joven y me integraban en todos los grupos, yo sabia mi verdad. Los escuchaba deseosos de tener experiencias, de vivir un mundo distinto al que le cuentan de llenarse de cosas materiales que no sirven para nada, de buscar hasta encontrar los que les apasione como motor de su vida, de probar hasta cansarse, de hacer cosas para encontrar su camino. Admiro la inocencia que tienen para encontrar la forma de hacerlo posible. Son las ganas el motor principal para encontrar todas las piezas que los hagan formar el rompecabezas, a veces hasta sin saber que lo están haciendo. Y yo los escucho hasta que hablo, entonces una luz aparece en sus ojos y yo la reconozco porque yo fui ellos y otros fueron yo, que me dieron esperanza para seguir, para confiar en que se podía vivir diferente. En que se podía vivir de los sueños. Solo había que intentarlo, buscarlo, probar. Y sabía que solo contando mi historia daba el ejemplo de que se podía, que era posible. Es casi un abrazo a los sueños, como si ellos tuvieran vida propia y se encontraran fuera de nosotros. Tal vez tendría que estar haciendo otras cosas y también era la hora de cambio para mi pero en algún punto escuchar sus historias me hacían refrescar la mía. Me hacían entender mis decisiones me hacían darme cuenta lo que había transitado.

Tal vez él, Scotty, el chofer, no quería olvidarse de ser joven, no quería olvidar porque viajaba. No quería dejar de ser parte de la manada que vive diferente. El me había echo recordar que yo también había crecido y que era hora de darme cuenta para que un nuevo capitulo de mi vida comenzara. A Scotty logre sacarle una sonrisa y conseguí que pusiera onda a su discurso el resto del viaje, parábamos en la ruta a sacar fotos porque el día estaba lindo, comenzó a decir cosas que sentía hasta cargarse a si mismo de que estaba viejo para algunas cosas y realmente parecía otra persona; pero sin duda me hizo reflexionar. Tal vez yo también tenía miedo de crecer y no me había dado cuenta. Lo que era obvio para mi de Scotty (cambiar de trabajo porque ya lo había echo por mucho tiempo y no lo disfrutaba más) tal vez era obvio para otros pero solo uno puede abrir los ojos despertarse y darse cuenta. Siempre pienso que todavía puedo un poquito más. A mis 21 años en un hostel de Paris conocí a una argentina de 35 que paraba al lado mío y me acuerdo decirme en mis silencios espero que a su edad no me encuentre como ella sino casada y con hijos. En este viaje no he parado de recordar esa situación porque en definitiva uno siempre termina haciendo eso que nunca pensaba. Y la verdad la manera de pasarla bien es compartiendo sea en el lugar que sea y hay lugares que definitivamente fomentan el encuentro. Tal vez mis ansias de ver todavía no se han acabado pero por suerte si me estoy dando cuenta de que empiezo a cambiar las prioridades y que aunque mi espíritu es joven se que crezco y lo acepto.

A veces solo es hora de cambio.