Soy millonario en libertad

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Alguna vez te pusiste a pensar de que sos millonario?Todos tenemos virtudes y abundancia de algo. Soy millonario de amigos, en salud, en hacer lo que me gusta, en amar, en viajar por el mundo, en compartir, en soñar, en confiar, en creer, y en un montón de cosas que nos olvidamos de observar porque estamos siempre mirando lo que no tenemos o lo que nos falta.
Este fin de semana ante esta pregunta me contestaron; SOY MILLONARIO EN LIBERTAD.
Creo que justamente en esa palabra reside todo lo demás. La libertad nos permite elegir, decidir, fluir, ser y también amar…
Pregúntensen como llenan esa mitad del vaso que hace que la vida sea hermosa.

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“Cualquiera que utilice de una manera creadora el espiritu que esta en el, es un artista. Hacer de su vida una obra de arte, esa es la meta” Henry Miller

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LIBERTAD

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Yo por muchos años sentía pero no podía expresar exactamente lo que me pasaba, estaba como a destiempo, mi comunicación se basaba en mis trazos y en mis escritos que guardaba más que mis palabras. En este último tiempo, no se si es la edad o todo el camino recorrido, he podido sincronizar mis palabras con mis acciones y con mi obra y el resultado principalmente es mucha paz y al mismo tiempo más rápido encuentro las respuestas a la vida. Cuando uno se hace cargo de poner palabras a los silencios y de decir lo que le pasa, sucede la magia y es maravilloso. Aprovechen la energía de esta semana para abrir la caja de pandora, puede sorprenderlos!!!
Para mi el quinto chacra, o sea la comunicación es la LIBERTAD; me libera poder expresarme, me libera poder decir lo que pienso y siento y me da siempre recompensas porque aunque no se vean los resultados en el momento siempre uno termina cosechando si fue sincero con su alma y pudo expresarse.
Por muchos años pensé que el otro te leía la mente, o que podían ver lo que pensabas, este último tiempo entendí que es necesario que este sincronizado en sentir con el decir para que tengamos poder para ser felices y cumplir sueños!

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Este Miércoles 28 hay Luna Nueva en Geminis, luna de la comunicación, lo que pienso, lo que vibro, lo que digo, así que a pensar que estoy diciendo porque es lo que se manifiesta a mi alrededor. El poder de la palabra es fundamental. Hablas y creas.
Les paso un poco de información de la astrologa Carolina Goldsman (http://elcielolatierrayyo.wordpress.com/2014/05/24/la-evolucion-del-yo/ ) : “Géminis es energía de aire mutable, y su manifestación se da a través de la comunicación. Por eso, con el Sol vibrando en Géminis se activa el Quinto Chakra, cuyo principio básico es la resonancia del Ser. El tipo de comunicación que se expresa desde el quinto chakra es muy directo. Se dicen las cosas como son: «es como es» y «que así sea». Representa el poder de la proyección; ese poder viene de la seguridad de haber colocado algo al comienzo del ciclo de la creación, sabiendo que todas las leyes del Universo lo van a apoyar. El poder del quinto chakra radica en que tu lengua y la lengua de Dios sean la misma. En este ciclo, entonces, se ilumina el intercambio de conocimientos y experiencias, y en ese intercambio aparece el vínculo entre lo interno y lo externo. La oportunidad, entonces, es comunicarnos auténticamente, expresarnos en íntima unión con lo más esencial de nuestro Ser, para crear esa resonancia de corazón a corazón.Géminis es Aire y su opuesto complementario es Sagitario, energía de fuego. Mientras el Sol vibra en Géminis, se activan estas dos polaridades de la conciencia: el aprendizaje y la búsqueda; la comunicación y el conocimiento; la expresión y la expansión”
Al mismo tiempo les comparto más información del Quinto chakra, Informarse es aprender y al mismo tiempo entender: “habla y crea
El quinto chakra, asociado con la garganta y con las glándulas tiroides y paratiroides, es la verdadera entrada a lo milagroso y misterioso, ya que está regido por el elemento éter. Eter es la condición del espacio y del tiempo para que algo pueda existir. Es el inicio del proceso de manifestación. Si piensas en la secuencia de los elementos: éter, aire, fuego, agua y tierra, como si fueran fases o etapas del proceso de manifestación, reconocerás que el éter es el más sutil de todos. El éter es el “guiño de ojo” entre el padre y la madre cuando se ven por primera vez, ese momento misterioso que les permitirá llegar hasta el momento de la concepción. Ocurre mucho antes de que haya algo preciso, mucho antes de que aparezca el elemento aire, relacionado con los sentimientos que inician el proceso del compromiso; seguido del fuego que les da la energía, la voluntad y el objetivo claro para hacer algo; y después del agua que les da pasión para fluir y sumergirse uno en el otro; y finalmente la tierra que les provee la materia para su manifestación final.
Cuando activas el quinto chakra, adquieres la percepción de lo sutil. Sabes estar alerta al principio de la causa y el efecto. Sabes cultivar una acción desde la implantación de la semilla (bij). La semilla esencial es la Palabra y por eso el quinto chakra está asociado con el poder de la palabra, vach siddhi.
Uno de los más grandes poderes de los seres humanos es nuestra capacidad de determinar la dirección de una acción desde su principio. Una vez que hemos plantado una semilla, que la hemos colocado en la tierra de la ilusión (maya), la semilla habrá iniciado su curso de crecimiento, seguirá las leyes de maya y será muy difícil cambiar su dirección. Vach siddhi es la habilidad de sembrar semillas que cumplan nuestro objetivo y destino último.
El tipo de comunicación que se expresa desde el quinto chakra es muy directo. Se dicen las cosas como son: “es como es” y “que así sea”. Representa el poder de la proyección; ese poder viene de la seguridad de haber colocado algo al comienzo del ciclo de la creación, sabiendo que todas las leyes del universo lo van a apoyar, porque el intento coincide con ellas. Es una certeza diferente de la que tienes sólo por haber acumulado poder personal en el tercer chakra. El poder del quinto chakra radica en que tu lengua y la lengua de Dios sean la misma.
Un mantra de Kundalini muy efectivo para este chakra es Sat Nam, Sat Nam, Sat Nam, Sat Nam, Sat Nam, Wahe Guru. El pulso de este bij mantra, Sat Nam, se mezcla rítmicamente y se adhiere a la apertura del Gur mantra etérico Wahe Guru.
El quinto chakra es tan sólo llegar frente a la puerta de entrada. Cuando logres maestría en tu palabra y destreza para iniciar acciones que vienen del alma, abrirás realmente la puerta a los reinos más elevados”.

Decir lo que uno es siempre es libertad.

Cuento sobre la libertad

La princesa Jaqueline

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Había una vez, una princesa muy presumida que se había mudado a un gran castillo para vivir. La princesa que se llamaba Jacqueline, era de baja estatura por lo cual usaba siempre altos zapatos para que no se notara. Tenia, pómulos salidos y el pelo castaño y corto, siempre bien recogido por su coronita de rubíes rojos.  Jacqueline era naturalmente bella pero necesitaba siempre estar a la moda para sentirse bien. Los vestidos y zapatos se desparramaban a lo largo de la casa y a veces no eran usados porque se olvidaba de su existencia, perdidos en algunos de los armarios.

El castillo quedaba en las afueras de la ciudad. Dado que se había imaginado que continuamente tendría recepciones, fiestas y banquetes, contaba con varios cuartos. Pero las visitas nunca llegaban. Espero y espero pero nadie arribaba a pesar de la hermosura del lugar.

Un día salio a caminar por el bosque, y se encontró a una ardillita que juntaba felices sus bellotas; no necesitaba mas que eso para ser feliz. La princesa Jacqueline la observo por algunos minutos, y luego se acerco y se presento. Le contó que en su jardín contaba con distintas especies de árboles y que si viviera en el castillo serian solo para ella, por lo tanto no necesitaría tener que buscar su comida ya que esta se le proporcionaría sola, con la ayuda de sus sirvientes. La ardillita, no tenia problema de facilitarse su comida, pero la invitación era tentadora. Así que le pregunto: ¿Con quien vives en ese gran castillo que resplandece a lo lejos? La princesa le contesto que sola. La ardillita entendió que la princesa necesitaba compañía y decidió dejar su casita por un tiempo para compartir con la princesa. Ambas marcharon felices para el castillo.

Al llegar al jardín, la ardillita comprobó que no le había mentido Jacqueline, había toda clase de árboles para ella sola. La ardillita, corrió a treparse a los árboles con gran felicidad cuando Jacqueline la llamo. “A pesar de la abundancia que te rodea, mis sirvientes te alcanzaran tu porción diaria con solo decir lo que te gustaría comer ese día”, le explico. Continuo diciéndole, “De esta forma las bellotas, nueces y almendras no se desparramaran por el jardín. Es importante que los jardines luzcan bellos, por eso no hay frutos caídos,  todos son recogidos a primera hora de la mañana. Tendremos que buscarte un nombre apropiado para ti, te llamare Mía”. La ardillita, acepto el trato creyendo que era lo correcto dada la generosidad de la princesa.

Los días empezaron a correr y la ardillita se dio cuenta que al no tener que proporcionarse la comida le quedaba mucho tiempo libre para jugar. Pero no sabia como la princesa lograba acaparárselo todo sin que quedara tiempo para divertirse. Al principio la tentaban los paseos en carruaje, la decoración de los cuartos de visitas, o la sala de juguetes de porcelana, ya que eran novedad para ella. Compartía con la princesa, las comidas diarias, con vajilla de plata y pocillos de cristal. Nunca había visto nueces y avellanas tan perfectas, que brillaban. Hasta una silla a medida había sido confeccionada para su preciada amiga la ardillita para que concordara con el resto del mobiliario. A la semana de encontrarse en el castillo, Jacqueline, la sorprendió con una colección de vestidos a medida para que Mía usara cada día. Una coronita con un rubí le fue regalada que pesaba en demasía pero la ardillita no quería decepcionar a su amiga y la usaba, a pesar que la limitaba en movimientos. “La princesa solo quiere agasajarme”, se repetía continuamente.

 

Un día de primavera, una amiga de la princesa llamada Enriqueta, que era aun más presumida que esta, llego de visita al castillo. Dos carruajes la acompañaban para traer su equipaje. La princesa Enriqueta vivía en otra comarca y no quería perderse ninguno de los bailes y banquetes que se llevarían a cabo en los distintos castillos de la región. En ese momento se acordó de la princesa Jacqueline que vivía sola en ese gran castillo con tan buena ubicación. Jacqueline, feliz por recibir visitas le cedió la habitación principal que hasta ese momento usaba la ardillita que sin protestar se cambio a otra. “Era lo mismo para ella, pero porque la princesa no se daba cuenta que la había invitado primero”, pensaba en sus adentros.

 

Enriqueta, era esbelta de nariz respingada y de larga cabellera rubia. Viajaba continuamente en búsqueda de los mejores vestidos y joyas que se usaban en la temporada, lo cual le competía a Jacqueline en su gusto por la moda. Así comenzó el desfile de sedas de oriente confeccionadas en occidente, de vestidos de todos los colores acompañados por zapatos con tacos trenzados en Egipto o con diamantes engarzados, de accesorios traídos de Paris y una guía de peinados sofisticados. Los baúles no dejaban de abrirse mostrando sus contenidos. Jacqueline y Enriqueta no salían del castillo para probarse los atuendos que usarían en cada velada durante los próximos quince días. Ningún detalle podía dejarse a la ligera. Así fue como la rutina cambio. Los juegos se dejaron de lado para cumplir con los requisitos que se necesitaban para lograr estar aun más bellas. Peluqueros, maquilladores, y modistos no dejaban de transitar por los pasillos para cumplir con sus pedidos de cada día. La ardillita, cada día que pasaba sentía un malestar que no sabia de donde provenía. No se daba cuenta que sus paseos por el bosque y su diversión de encontrar su comida por la amplitud de este donde siempre algo la sorprendía; los había cambiado por largas horas encerrada frente al espejo dándole el beneplácito de que vestido usar para determinada ocasión a sus amadas princesas. “Estaré mas gorda por no treparme mas a los árboles y por eso me siento mal”, le decía a Enriqueta cuando le preguntaba que le pasaba que tenia esa cara de aburrimiento. Las princesas no entendían que ha ella no le importaba el color de moda de esa estación. Claro que para participar de los eventos tenía que cumplir con las indicaciones de la moda, o sea de ellas. Así que Mía, cambiada de atuendo según la ocasión. Un día llevaba un moño azul índigo en la cabeza y al otro día una capelina de seda color escarlata, hasta le quemaron sus pelos por tratar de hacerle un peinado del coiffeur del año. Pero eso no era todo. La princesa Jacqueline que al principio parecía dulce y amigable, comenzó a mostrar sus cambios de humor ¡Había que hacer lo que ella quisiera sino se molestaba! Lo cual implico que la ardillita muchos días terminara mareada entre tantas idas y venidas por los cuartos. En realidad, Jacqueline se había olvidado de jugar,  ya no tenía tiempo de divertirse con Mía y esta debía acompañarla a todos lados ya que era su amiga.

Los quince días de fiestas y bailes continuos pasaron y la princesa Enriqueta se esfumo como había llegado. Sus dos carruajes volvieron a buscarla con todo su equipaje. La ardillita pensó que al fin se restablecería la calma en el castillo, pero algo en su interior le decía que ya nada era igual. Pensó que era buen momento para marcharse pero la princesita quedaría sola en ese gran castillo y decidió quedarse un poco más.

 

Pero un día Mía, llego mas tarde de lo costumbre a cenar, dado que se entretuvo conversando con unas mariposas en el jardín que le habían hecho recordar la belleza de su casa. Ese día la princesa decidió, sin explicación, ausentarse al almuerzo en el jardín que había de desarrollarse con un circo de gitanos. Hombres que tragaban fuego, mujeres que se contorsionaban, payasos que bailaban y monos que hacían piruetas fueron pasando uno a uno por el teatro montado para la ocasión. Pero la princesa, a pesar de las risas y el jolgorio, no apareció. La ardillita que le gustaba el aire libre decidió asistir a pesar de que ella no la acompañara y juntarse con los amigos que había invitado. El espectáculo termino y la ardillita se encontró con tres mariposas amigas que solían visitarla en su casita y que al no verla allí, salieron a buscarla ¡la extrañaban! Mía, se olvido del horario compenetrada en la charla. La aguja marcaba las nueve de la noche al entrar en el castillo. Se había retrasado solo unos veinte minutos. El comedor se encontraba en oscuridad, solo una vela alumbraba a la princesa al final de la larga mesa para veinte comensales. El silencio se convertía en vació. La princesa no la había esperado para comer. Su cara de malestar era notoria y la ardillita se sentó frente a ella para conversar sobre lo que había hecho en el día. ¡Estaba entusiasmada de haberse encontrado a sus amigas mariposas! Pero la princesa no pronunciaba palabra y por primera vez su plato no estaba dispuesto. A los pocos segundos, Jacqueline la mira y le dice con tono altivo: “Mía, me vas a mirar comer sola, anda por favor a hacer tus actividades a tu cuarto. ¡No quiero escucharte! ¡Ah! y me olvidaba si quieres hoy comer los sirvientes se olvidaron de juntarte tus bellotas y sabes que no estas autorizada a treparte a los árboles del jardín. Lo cual implica que… ¡te quedaras hoy sin comer!”.

La ardillita salio corriendo con una gran angustia porque no entendía la actitud de su amiga. Pero al entrar a su cuarto, comprendió que la princesa le había hecho un gran favor ¡la había liberado!  Ya había cumplido su tiempo allí, tenia que volver a su verdadero hogar. Así fue como miro el cuarto con sus vestidos a medidas y sus accesorios varios. ¡Nada de eso le serviría donde ella pertenecía! Así que, volvió a salir del cuarto y se despidió de su amiga agradeciéndole las bondades que le había dado. La princesa Jacqueline recién en ese momento comprendió que se quedaría sola de nuevo. Comenzó a ofrecerle cosas, bellotas con cremas, fiestas de payasos al atardecer,  paseos en carruajes por otras monarcas. Como Mía, no cambiaba de parecer, la obligo a retractarse ¡Por que no te llevas los vestidos y accesorios que te regale! No te das cuenta que sos una ingrata, son tuyos ya no me sirven- le decía.  Pero ya era demasiado tarde. A pesar de los zorollos y gritos de la princesa, la ardillita ya estaba en camino.

El precio de su amistad con la princesa había sido muy alto, no disponía más de su tiempo y ella no podía realmente valorarla. Lo que parecía que daba para agasajarla, en realidad no le importaba porque le sobraba. Todo giraba en torno de ella. Recién al quedarse sola aprendería su lección. Estar solo puede llegar a ser una elección pero cuando no lo es, mortifica. La princesa, parecía tener mucho pero le faltaba lo mas importante saber compartirlo desde el corazón.

La ardillita se había obnubilado,  el bienestar del castillo la había apresado. Nunca había valorado su libertad por no saber lo que era su falta. Recién pudo liberarse al ser rechazada por la misma que la tenía controlada. Por más comodidad que tuviera en el castillo, el bosque era ilimitado. Tal vez no tenía siempre abundancia en el alimento pero podía controlar sus horarios y siempre tenia tiempo para mirar las estrellas que brillaban en el espacio y eso era impagable.

 

RAICES COMPARTIDAS

La cocha

Este es el relato de mi historia, de como hace 8 años que vivo haciendo lo que me gusta, tiene mas capítulos o mas partes y las iré compartiendo. Porque yo hace años que vivo ayudando o hablando o contándole a desconocidos o no tanto que se puede, que se puede ser feliz, que se puede cambiar, y en realidad lo hago porque a mi desconocidos me ayudaron a encontrarme a decidir vivir la vida con mis reglas!!

“RAICES COMPARTIDAS”

 Butterfly in Sidney

Había decidido irme de viaje a Australia sin saber que era solo un detalle para el comienzo de mi verdadero viaje: hacia mi misma. En realidad la decisión de ir a ese destino escondía el sentimiento de corroborar si un hombre con el cual mantenía correspondencia hacia más de tres años, era el hombre de mi vida. El viaje sería por casi dos meses y por una cuestión de economía tome un vuelo que pararía de regreso en Sudáfrica en donde haría un safari. Para eso logre que en mi trabajo me dieran el tiempo requerido para hacer esta travesía en el país del “Down under”. Así descubrí porque ningún trabajo te da más de un mes de vacaciones, volver es más difícil de lo que podía llegar a imaginar. Salí a la aventura un 4 de diciembre con todos los ahorros que tenia y mis 27 años, sabia que estaba buscando respuestas pero no sabia bien de que.

Llego a Sidney, Australia, sin preconceptos, ni ideas establecidas de antemano. El descubrimiento de esta ciudad me cautivo por su modernidad y diversidad de barrios y opciones que te dan la sensación de estar en más de un lugar al mismo tiempo. Mezcla de Inglaterra con Asia y Norteamérica seria la mejor manera de describirla. Ecléctica, cambiante, sus edificios y yuppies del downtown (centro de la ciudad)  contrastan con los surfers y bohemios de Bondi y Newtown. En realidad lo que me imaginaba por supuesto no sucedió, el hombre que pensé que podía ser el hombre de mi vida ni se imaginaba la historia que yo tenia en mi cabeza, lo que me hizo dar cuenta de la necesidad que tenia de decir lo que pensaba, lo que creía y sobretodo lo que sentía. De esta forma me encontré dando vueltas por el país australiano, recorriendo toda la costa Este entre playas y turistas. Disfrutando de paisajes paradisíacos y dándome cuenta que había crecido y que había cosas que ya no me interesaban como antes.

Después de mas de un mes, me fui para Sudáfrica donde me encontré en un safari en el Kruger Park con 16 personas, de las cuales quince eran mujeres y un solo ingles; mas los dos hombres del Tour que nos llevaban. Durante cuatro días compartimos charlas entre paisajes y animales exóticos. Pero lo que mas me sorprendió es que estas quince mujeres que venían de los países mas “desarrollados” del mundo, como Alemania, Estados Unidos, Holanda y Canadá, habían pagado para ayudar a orfanatos de chicos con Sida perdidos en África. Estaban donando su tiempo y su dinero para ayudar a otros. Al escuchar sus historias, me sentí por primera vez egoísta. Yo había ido a Australia a comprobar si un hombre con el cual solo compartía líneas cibernéticas era el hombre de mi vida, me había gastado todo mis ahorros en cruzarme el océano, dando vueltas por las tierras australianas buscando respuestas que no encontraban preguntas y principalmente me había dado cuenta que no podía comunicarme porque estaba mas perdida que cuando había empezado el viaje. La naturaleza te desborda en Sudáfrica. En realidad te hace pensar en la supervivencia y como todos los animales viven respetando sus espacios, existe la convivencia a pesar de la falta de agua, de los cambios climáticos y de la ferocidad o no de sus habitantes. ¿Cómo podría ser que los humanos pensantes no sabemos respetarnos? ¿Tendrían que enseñarnos los animales?

La verdad lo que parecía un dato insignificante, se convirtió en lo mas importante de este viaje. El encuentro en un aeropuerto, me cambio la vida. De regreso de Sudáfrica  el avión paro en Brasil para hacer trasbordo. Cansada de tanto recorrido, con la cuenta del banco en cero, pensando solo en comenzar de nuevo a trabajar y borrar a un hombre más de la lista de posibles príncipes encantados, algo ocurrió que jamás podré olvidar. Salí del avión agotada después de unas cuantas horas de avión, y escucho por primera vez después de casi dos meses hablar en castellano, lo cual mi corazón palpito y me exprese: ¡Que lindo escuchar hablar en mi idioma! Un hombre de pelo largo azabache con ojos profundos se me acerco a conversar. El estaba de conexión rumbo a Buenos Aires, venia de India después de estar seis meses viviendo un sin fin de aventuras que no necesitaba ni contar dado el brillo en sus ojos que me relataban que había encontrado la paz. Era colombiano y había estudiado antropología. Nos sentamos a esperar nuestros respectivos aviones, él saldría en unos minutos cuando se entera que le habían revendido su pasaje lo cual tendría que tomar el próximo avión que saldría en dos horas. Yo estaba tranquila porque sabía que tenía que esperar como cinco horas. Empezamos a conversar. El saco de su mochila un sin fin de telas de colores, sahumerios con fuertes olores que se desparramaron a nuestros alrededor, como si fuera un mercader de oriente me empezó a mostrar esos colores exóticos, y me regalo unos cigarritos hechos con hojas aunque no fumara me dijo que encontraría a quien regalárselos. Me contó un poco de su experiencia y fascinada yo lo escuchaba. En realidad mi historia no era tan maravillosa para relatarla, lo que había ido a buscar no lo encontré y sentía que por mas que había visto lugares maravillosos, los viajes los hace la gente y lo que uno aprende en ese lugar, las lecciones de vida. Dado lo que entendía, mi enseñanza era no volver a salir a buscar a alguien sin hacerle saber que iba a verlo.

En un momento, no se como ni porque, este hombre que hasta hacia una hora desconocía, me empezó a hablar de que me faltaba conectarme con mis raíces. Que tenía que conectarme con la tierra, con los abuelos, con la pachamama, que allí encontraría todas las respuestas. Que tenía que conocer a los abuelos. Que si era realmente artista no podía estar sentada en una oficina desaprovechando mi tiempo, tenía que arriesgarme y hacerme cargo de quien era, para eso tenia que hacer un viaje. ¿Un viaje?- dije. Pensé en mis adentros la idea de irme de nuevo de viaje después de estar casi dos meses dando vueltas arriba y abajo del planeta, mirando los animalitos de la tierra, del agua y los diferentes medios en los que habitan, no entendía que mas me faltaba ver. No tenía plata además para irme de nuevo de travesía, tenia que volver a trabajar. Lo cual este hombre me tiraba por la borda todas las decisiones que maduramente había tomado hacia solo unas horas atrás en el avión.

Antes de subir al avión pensé si conocería a alguien especial en el avión, ya que la mayoría de mis encuentros suceden en medios de transportes, en transito, cuando no estoy buscando nada, solo transcurriendo. Hablábamos de la vida como si nos conociéramos desde siempre mientras a nuestro alrededor todos los argentinos protestaban porque habían sobrevendido los pasajes del vuelo y saldrían dos horas mas tarde y pedían que la aerolínea les pagara el almuerzo; con Carlos estábamos en otra dimensión. Estaba abierto al mundo, unido al universo y conectado con su espíritu y se notaba. Después de tanta protesta y bullicio, los argentinos lograron que le pagaran el almuerzo y Carlos prefirió quedarse charlando conmigo.  De pronto viene uno de TAM y le dice a Carlos que tenia que acompañarlo al VIP de la compañía y que si quería podía ir con él. De esta forma terminamos tomando café, comiendo dulces y charlando de la vida. Me cuenta que viajaba por el mundo, y que en su empresa les regalaba viajes a sus empleados para que cumplan sus sueños. Yo lo escuchaba con los ojos y el corazón abierto. Su personalidad me atraía pero exteriormente no era mi tipo. Me dice que leía las manos y le muestro mi problema en mi mano derecha, que por suerte en Australia se había curado y ahora que volvía a Buenos Aires retornaban las ampollitas de agua. Me dice que los dedos en donde me aparecen son los de la intuición y de mi misión, que hay algo que me molesta, estorba o que me olvido de seguir cuando estoy en Buenos Aires y  que por eso aparecen para recordarme. El cuerpo expresa lo que la mente no dice. No te preocupes, tu trabajo y tu vida darán frutos buenos y que tenía más para contarme pero “alrededor de verde”. Al ver sus manos, no podía creer la cantidad de líneas que se entrelazaban mostrando que era un maestro, que había vivido muchas vidas y que venia a ser mensajero, era la primera vez que veía algo así. Decía que su obra iba a trascender, que iba a escribir libros y que dejaría algo a la humanidad. Llego la hora de que se fuera, su vuelo era exactamente una hora antes del mío, me mira y me pregunta esperando una respuesta: ¿Cuándo vas a estar preparada para viajar a Colombia? Sin ni siquiera pensarlo le dije en mayo. Pero hubiera podido decir primavera o el martes, mi corazón hablo en ese momento. Ya había estado en Colombia con solo 18 años y mi deseo de recorrer el mundo entero hacia que la banderita ya estuviera colocada en ese país, ¿para que volvería? ¿Cómo lo haría?

Me quede escribiendo mails contando mis aventuras en Sudáfrica, era un regalo que estuviera en primera clase, muy mimada, era un buen final para terminar mi viaje. Quiero creer, estoy preparada para escuchar cosas de mi vida. Antes tenia miedo a lo que me dijeran por adelantar mi futuro, pero ahora siento que mi camino ya esta tomado y que por ahí lo que escucho me sirve como herramientas para mi presente, ya que los mensajes llegan a mi sin buscarlos. Personas sin conocerme me dicen cosas de mi vida y de mi futuro y quiero estar abierta.

Pluma de Condor – sobre la libertad

cuento 1 parte

Sábado al mediodía, la familia Gómez, se junta a almorzar. Un tema sucede al otro. Hacia un año que Nicolás ya no estaba con ellos y justamente hoy su equipo había ganado el campeonato de rugby. Claudio llego un poco mas tarde con la camiseta tricolor firmada por el equipo en honor a Nicolás. Bocha agarra la camiseta y la apoya sobre la foto de su hijo en el living. Mientras, Bauti y Rami jugaban con dos espadas de juguete a los piratas sin prestar atención a lo que hacían.

Al rato, Bautista, se cae sobre la remera, tirando la foto del tío sin darse cuenta. Pichi agarra la foto y le recalca “No se juega con eso”. Bauti, intentando que la abuela se olvidara de lo sucedido, y al recordar al tío, le pregunta ¿Donde esta Paola? La abuela le contesta que Paola finalmente había decidido viajar a Londres, pero les había dejado una sorpresa.

“Sorpresa” grita Bauti llamando la atención de la familia. La tía Paula, va a buscar la caja colorada al cuarto de sus padres. Al abrir el paquete, un pequeño libro llamado “Pluma de Cóndor” se encontraba. Los chicos no entendían de que se trataba pero la curiosidad los había apoderado. De esta forma, le pidieron a Claudio que les contara el cuento. Toda la familia se dispuso a escucharlo.

“Había una vez una familia que tuvo cuatro hijos, el mas pequeño de todos se llamo Nicolás al que llamaban “El Polaco”. Nació un 19 de mayo de 1975 y desde muy chiquito se mostraba intrépido y audaz. Desde niño se sentía un cóndor que volaba. Tomaba la bicicleta y salía a dar vueltas sin cesar planeando con sus brazos como si estuviera dando grandes vueltas en el aire. Le gustaba sentir que enfrentaba el viento. Saltaba grandes obstáculos que se le ponían en el camino, volviendo loco a más de un vecino por el temor de que se hiciera daño. Pero el Polaco no tenía miedo a nada.

El Polaco tuvo un sueño, un verano en el que se encontraba en Miramar, que le marcaría la vida. Soñó que un gran cóndor lo iba a buscar a su casa y lo llevaba con sus grandes alas por el cielo. El cóndor le mostró su destino y para que lo recordara le regalo una de sus plumas que lo acompañaría el resto de sus días. Cuando se despertó esa mañana, una pluma de cóndor dorada se encontraba sobre su almohada. ¡No se explicaba como había sucedido! Su mama vino a despertarlo y apresuradamente abrió un libro de la biblioteca y guardo el preciado hallazgo. A la tarde, luego de jugar con sus amigos, agarro el libro del Don Quijote de la Mancha, el cual había sido el elegido para guardar la pluma de su sueño extraño. Al abrirlo, en la pagina que la contenía leyó la siguiente frase de Cervantes: “La libertad, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra y el mar encubre; por libertad así como por la honra, se puede aventurar la vida y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”. El sería libre y para ello sería marinero. El mar encerraba los misterios que su alma aventurera necesitaba para ser feliz. En el agua el encontraba la paz y la excitación de la vida.

Ni bien cumplió los veinte años, decidió tatuarse la pluma de cóndor, como símbolo. Sabía que cuando el cóndor apareciera, su sueño se cumpliría. Su pluma de cóndor le recordaba la importancia de ser libre, de elegir lo que su instinto, y no su cabeza, le dictaba. Fue pasando el tiempo y el Polaco sumaba experiencias. Como Marinero, aprendió a trabajar en equipo, todos tenían que tirar para el mismo lado para ser una fuerza y oponer resistencia. En consecuencia, entendió la importancia de ser responsable de sus actos. Él daba su palabra y cumplía con ella, lo cual le provoco varios contratiempos pero siempre lo llevaron a buen puerto. Le gustaba resolver los problemas ajenos. Siempre se destacaba interviniendo en alguna pelea de marineros en los bares, aunque él no la hubiera empezado. Su fuerza lo llevaba a poner fin a las contiendas. Piña para un lado, piña para el otro, terminaban todos compañeros del mismo ring, mientras rondas de cervezas fluían sin cesar. La vida era simple para él y la disfrutaba.

El Polaco, era una persona feliz, que tomaba lo que la vida le ofrecía y al mismo tiempo siempre estaba dispuesto a dar una mano al que lo necesitara. Mientras pudiera compartir con otros lo que vivía estaba hecho. De esta forma, la amistad era un pilar fundamental para su vida. Viajo a varios destinos con la tripulación de su barco. No tenía ningún lugar en particular. A él le gustaba viajar para conocer, solo por el placer mismo de descubrir algo más, de perderse en el mar sin saber bien a donde iba a llegar. En realidad descubrir nuevas sensaciones era la clave para entenderlo, no dejaba de experimentar nuevas cosas y nada lo saciaba.

Así fue como sin brújula timoneaba en las distintas aguas ascendentes o descendentes que se le presentaban. Las horas inmersas en ese líquido le daban lecciones sobre la vida. Las mareas crecían y se modificaban por acciones tan externas como el sol, la luna o el giro del globo terráqueo; indicándole que al igual que las mareas la vida a veces se altera por causas tan inexplicables. ¡La vida es para vivirla plenamente! porque uno nunca sabe lo que le puede pasar, decía incansablemente como si de alguna manera supiera su final.

Luego de varios años de navegar por el mar, y de cultivar grandes amistades, se dio cuenta que le faltaba lo que mas quería, pero que no podía encontrar. En realidad, buscaba lo que todo ser necesita para sentirse completo cuando ya es feliz por ser sincero con su alma. ¡Una compañera de viaje! Él que llenaba todos los vacíos de los que lo rodeaban con su cariño y gracia ¡no encontraba a su alma gemela en ningún lado!

¡Ahí va el que exprime la vida!- decían al verlo pasar. Toda la gente que lo rodeaba lo quería porque se mostraba sincero y frontal. Era fuerte y rudo como un tótem de afuera pero por dentro era un niño que nunca había dejado de jugar.

cuento 2 parte

El Polaco solía caminar por el puerto cada vez que estaba en tierra. El día menos pensado vio a una mujer que le llamo la atención. Era determinante en su carácter y pasó con la velocidad de una gacela a su lado. El Polaco decidió seguirla, descubriendo que trabajaba cerca del puerto, en una florería que se llamaba “Lolita, la flor más linda”. Al principio, el Polaco se la cruzaba en el puerto como si el destino siempre lo condujera a salir a la hora que la vería. De esta forma tímidas miradas se intercambiaban una y otra vez. Finalmente, el día que el Polaco se había animado a decirle algo, ella aparece acompañada. Un morocho la escoltaba. El marinero apenado se va a juntarse con sus amigos al bar, a tratar de olvidarse de la muchacha que lo había encantado.

Pero un día a la muchacha, se le cayó la canasta con flores precisamente frente al marinero que la miraba sin cesar. Dándole la posibilidad a este de acercarse y presentarse. A partir de ese día siempre había un motivo para conversar y si no había lo inventaban. De esta manera, pasaron los días que se convirtieron en meses y la amistad entre Lolita y el Polaco se intensificaba. Él siempre que podía, le traía exóticos presentes de sus viajes. Sorprendiendo a Lolita ante elecciones tan acertadas. Mientras Lolita, que era la dueña de la florería, le regalaba plantas para decorar su barco, casa y la de sus familiares. Sus encuentros se limitaban a largos almuerzos en donde las charlas se desplegaban comiendo pizza napolitana con doble ajo. El Polaco veía en Lolita todo lo que pudiera pedir de una mujer. ¡Era tan femenina como la pluma que amaba! Pero ella estaba comprometida con otro hombre y él no podía intervenir en su libre albedrío a pesar de estar enamorado. Ella elegía a otro. Él tan solo se limitaba a decirle, “Si vos dudas, yo voy a estar”. Pero ella no entendía lo que estas palabras significaban. Siempre lo colocaba en una posición de “mírame y no me toques” y el marinero lo aceptaba por respeto a ambos.

Un día que el polaco había salido a navegar con su hermano y un amigo se perdieron en el mar. Vagaron con las corrientes sin saber a donde dirigirse. El radio se había roto hacia unas semanas y habían salido sin arreglarlo. De pronto del cielo surgió una gran ave. Los tres se quedaron en silencio contemplando el vuelo de ese cóndor dorado. Cada uno pensó en algo. El Polaco al verlo, miró la pluma grabada en su brazo y presintió que su ansiado sueño se estaba por cumplir. El pájaro les indico el camino de regreso y así como apareció de repente, desapareció en las alturas.

A las pocas semanas, las mareas llevaron al Polaco a Rió de Janeiro en su preciada lancha. Allí salio de paseo por las playas de Copacabana y a lo lejos diviso una cabellera que le era familiar. ¡Seria posible que ella estuviera en esas mismas tierras! Al mismo tiempo, se fueron acercando hasta que sus ojos se encontraron y ambos escondiendo ese fuego interno que se desbordaba como un volcán a punto de estallar, se saludaron. Lolita había decidido viajar con su tía Clara. La tía, percibió este fuego que manaba de ambos pero que ninguno reconocía. ¡Era tan evidente lo que pasaba! El Polaco se unió al programa de las dos mujeres ya que deambulaba sin planes. Llegó la noche y se fueron a un bar donde se podía bailar. Una brasilera de formas voluptuosa encaro al Polaco, que sin dudarlo salio a bailar. Mientras Lolita no sabía que excusa inventar para interrumpir el baile. Así fue como se acerco a donde estaban bailando y sin entender porque lo saco de los brazos de esta mujer. El Polaco sorprendido ante la acción de Lolita le pregunto: ¿Pero que haces?

“No lo se”- vocifero Lolita, poniéndose roja de vergüenza

Quem são você?, pronuncia la brasilera sin entender lo que pasaba.

Es una amiga muy querida que quiere bailar conmigo sino te molesta- dice el marinero

La brasilera se pierde en la pista de baile, mientras Lolita se queda indefensa frente a la mirada tierna del Polaco que le extiende los brazos y la saca a bailar. Al sentir sus brazos sobre sus hombros, su cuerpo reacciona.

“Lo nuestro es platónico” convencida pronuncia ella, sin poder mirarlo a los ojos

“Yo pienso que siempre me voy a poner celoso por los que se te acercan y viceversa. Pero, ¡no somos platónicos!-le contesta el Polaco con valentía

La frágil mujer lo mira y se deja llevar por primera vez por su impulso y le propicia un beso. Las grandes manos de Nicolás la tocan y Lolita se estremece al contacto, aceptando las caricias que estas le proporcionaban.

“A mi siempre me pareció que yo podía protegerte” le dice el marinero.

No digas nada. Lo que siento trasciende las palabras. Es como si siempre hubiera sido tuya y no hubiera querido mirarte- aclaro ella sin poder desprenderse de sus brazos

A mi me gusto tu manera de ser y a medida que fue pasando el tiempo yo pensaba ¡tiene que ser mi mujer!- confiesa el Polaco.

Desde ese viaje, nunca más pudieron separarse. No entendían como habían tardado tanto en darse cuenta de lo que les pasaba. Lo bueno es que se habían dado cuenta y lo vivían sin cansarse. El amor los había unido, y como la pluma de cóndor, flotaban por el aire cuando se encontraban. Se compensaban y se cuidaban mutuamente. De esta suerte, el Polaco, paulatinamente, cambio su rutina. La necesidad de compartir su tiempo con su compañera de alma ¡lo ameritaba!. Sus amigos marineros no entendían lo que pasaba. Creían que Lolita le había dado alguna pócima para hechizarlo y se lo remarcaban. Estaban celosos, ya que no disponían de su amigo incondicionalmente para sus peleas de bares y sus noches de tragos. Ahora tenían que aprender a compartirlo con alguien que no era de la manada. Para Lolita, él fue también un gran cambio. Empezó a hacer cosas que antes no se animaba a hacer, él le daba la seguridad para que pudiera realizarlo. Aprendió a confiar en ella misma al verlo como él actuaba.

Su amor les daba fuerza y los completaba. El Polaco sentía que ya no le faltaba nada. Lolita ya no quería separarse. Justamente, la primavera se aproximaba, y el Polaco solo pensaba en salir a navegar por las aguas en su lancha, con su compañera de alma. Inesperadamente, surgió un viaje con sus quince camaradas del barco. Hacia un tiempo que no compartían un trayecto y a él le daba mucha ilusión hacer ese viaje. El Polaco sintió que era hora que le dijera unas palabras a Lolita. Esa mañana, antes de partir, llevo a su mujer al puerto, sin una razón aparente. Las gaviotas revoloteaban sobre los mástiles de los barcos, el sol recién se asomaba sobre el mar y la quietud de la mañana se percibía por doquier.

¡Lolita, mira el horizonte en el mar!- dice el Polaco.

“Lo estoy viendo, pero porque me traes hoy acá. Estoy aún dormida” – le contesta Lolita

Míralo, porque al verlo me recordaras. Es un sin fin de puntos azules que se unen y forman una línea constante. Así es nuestro amor, permanecerá firme a pesar de las circunstancias. Nunca lo dudes. Mi corazón siente a tu lado esa interminable línea de puntos que forman este gran sentimiento que nos une.

“Por que me dices esto”- susurra Lolita

Porque lo siento así. Quiero vivir este amor hasta el día que me muera y lo mejor de todo esto es saber que lo que vivo con vos es lo mas fuerte que me paso en esta vida. De esta forma, cada vez que me extrañes o me necesites y no pueda estar cerca; me podrás sentir en esa línea invisible que se encuentra en todos lados y que une o divide al cielo de la tierra.- El polaco la abraza fuertemente, y le da un calido beso.

“¿No quieres que te acompañe en este viaje?”- propone Lolita sabiendo la respuesta

Esta vez no. Tu tienes que hacer tus cosas y a mi vuelta festejaremos por todos los horizontes que nos faltan por ver- dice el polaco con tono rotundo

Lolita se despidió de él, convencida que el viento lo traería de regreso antes de que lo viera perderlo en ese misma línea que le había definido. El Polaco se interno con su nave en el mar con sus queridos compañeros. Esa tarde, una gran tormenta se desato y aunque el equipo se mantuvo unido, el Polaco desapareció en el mar sin explicación. La tormenta se lo trago.

Así fue como el Polaco que amaba el mar, fue llevado por este a sus profundidades. Dejando a su mujer endeble en un subibaja de sentimientos indescifrables. Lolita, luego de enterarse de la noticia, se fue a su casa con una tristeza insuperable. Las ventanas estaban abiertas y el viento entro sin su permiso. Los papeles se habían desparramado por toda la casa. Sintió que al igual que el viento desordenaba los papeles, en su vida se llevaban los proyectos que juntos habían delineado, y ella no sabia por donde empezar. Decidió ordenarlos. Así fue como una pluma dorada surgió de los papeles. Al querer agarrarla, esta empezó a volar por el ambiente, saliendo por la ventana. Lolita la miro como desapareció por los aires y recién ahí, al ver la línea del horizonte, entendió que el siempre estaría allí, firme, a su lado.

Pluma dorada, pluma anhelada, pluma que el viento te lleva despreocupada, vuela sin rumbo prefijado, siempre el destino tiene sus cauces y aunque duela siempre hay mensaje”…este cuento se ha acabado… dice Claudio emocionado por el recuerdo de esa alma libre que los había dejado.

 

Al cerrar el libro, un sobre con una pluma color dorada dibujada vuela por los aires. Ramiro se apresura a agarrarlo y se lo da a su tío Juancho que estaba a su lado. En su interior una nota de Paola decía así: El cuento ha terminado y espero que les haya gustado. Lolita aprendió lo importante que es poder vivir un gran amor y también entendió que a pesar de que parezca que el tiempo no les alcanzo, como el horizonte siempre el Polaco estará presente en su corazón. Quiero que ustedes, no se olviden del gran amor que les tenía su tío Nicolás, y por ello este cuento ha sido escrito. El les hubiera dicho que busquen su pluma de cóndor, ya que admiraba que ustedes, sus sobrinos, tuvieran personalidad, que fueran determinantes a la hora de alcanzar sus sueños. Nicolás tuvo un sueño y el día que murió en sus últimos minutos entendió que lo había alcanzado. Espero que ustedes, al igual que él, sean libres de encontrarlo.

cuento 3 parte