Misterio

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“Encuentro sanador”

Para empezar a contar una historia siempre necesitamos de la historia precedente, aunque a veces las historias se mezclan para que una comience a relatar la siguiente y la nueva surja a partir de que vuelven a reencontrarse las piezas.

Todo lo que alguna vez he pensado nunca ha sucedido con este hombre, por alguna razón especial cada vez que aparece todo lo imaginado se moldea antes sus palabras y el río de las emociones barre con todo lo prescripto para volver a empezar.

Así es como nuevamente A entra en mi vida, dos veces de intentos que quedaron en nada pero en donde yo tome la ola y me hice cargo de lo que me pasaba aún no sabiendo si me interesaba surfear esa ola, pero una certeza de un lugar casi inequívoco me decía que probará. En realidad él entra en mi vida cada vez que pido cambiar, cada vez que decido correrme al costado y no tratar de avanzar o correr al destino. En la calma de mis días, conectada con mi voz interior, vuelve él a surgir de la nada.

Esta vez ya sin saber si valía o no la pena darle una oportunidad, sin saber si nuevamente quedaría a mitad del camino nuestro encuentro, en charlas sin consistencia mas que las de nuestra imaginación, pero como un toro embravecido él entra a la carga, como si le gustara desafiar al destino y tratar de delinear lo que no tiene forma o tacto.

Nuevamente transite la incertidumbre de nuestro encuentro, nuevamente espere a que su vela se dirigiera a mi puerto, nuevamente espere a que sucediera lo que tenia que suceder.

Me dijo que vendría un sábado y me cambio a un martes, y sin darle más importancia al hecho de que después de casi dos años, tres días más no cambiarían la historia si hubiera alguna que contar. Llego el día indicado, un martes, para ello el lunes hubo eclipse y  él ya se encontraba en buenos aires, en algún rapto de mi imaginación imagine un montón de situaciones que no sucedieron y que deje reposar en mi mente como un saquito de te bien usado. Si realmente quiere lo va a hacer posible y tendrá sus razones para no lanzarse a lo desconocido como lo hace con sus palabras. Sus acciones no se encuentran sincronizadas con sus palabras escritas en donde parece que un remolino lleva en su cuerpo que lo hace cabalgar entre truenos y relámpagos y saltar nubes sin cesar, pero a la hora de ver sus acciones en la realidad se desvanecen sin saber porque. Me pregunte muchísimas veces si estaría jugando a las escondidas con mí ser, o si solo es una luz que se enciende para mostrarme que hay esperanza y que siga moviéndome, que siga avanzando.

El martes me levante emocionada, finalmente llegaría el día del encuentro, ¿que sucedería?, ya habíamos imaginado este día muchísimas otras veces y no sabia que me sucedería, ¿que haría?, ¿tal vez simplemente nos habíamos equivocado después de tanto tiempo?, ¿tal vez todo había sido un malentendido?, tres horas en una plaza habían construido dos años de intercambios con pausas continuas, pero las ganas tal vez de ambos es lo que provocaba las chispas de fuego de cada intercambio que hemos producido con palabras escritas.

A las dos de la tarde, el tiempo no avanzaba y las ganas de verlo me podían, fui a comprar cosas para mimarlo con todos los sentidos, y el degustativo es fundamental para completar a un encuentro. El vino estaba guardado y otras sorpresas en caso de que se convirtiera solo en un amigo. Le mande una foto para que supiera en que estado me encontraba cuando recibo un tal vez tendremos que pasar el encuentro para mañana. Mi desilución y mi cara se cayeron al abismo, otra vez pospuesta por un destino que parecía que jugaba con nosotros una broma pesada. La verdad mucho no podía decirle si ni sabia que me pasaría, y la verdad esta vez con A no hice nada, mas que una pulsión inicial de demostrarle mi interés en la plaza, luego él ha ido y venido con aceleradores y frenos continuos sin terminar estacionando en ningún lado, y parece que el auto nuevamente no encuentra lugar y yo no se que hacer.

Sentí que me pinchaba como un globo, no quería sentirme abatida pero las expectativas y las ganas eran grandes y ahora solo quedaba un nuevo esperar y la verdad ya ni ganas tenia. Su mensaje me había dejado en blanco. Pensé que tal vez era una señal por la energía del eclipse o que tenia que asistir a la meditación de luna llena que había cancelado, así que empecé a activar a gente para que fuera. Siempre mirando el vaso medio lleno, es mi lema, es mi virtud. Fui a pagar unas cuentas, y a organizar para dar la clase del taller, que aunque imaginaba dar una clase termine cambiándola dada mi necesidad interna de soltar las emociones estancadas. Y cuando faltaban cinco minutos para empezar las clases un mensaje de A llego, preguntándome si todavía estaban abiertas las puertas de mi casa para recibirlo. Para esto ya lo había soltado, ya había dejado de pensar en el encuentro, ya sentía que no me correspondía esta vez hacer mas nada.  Un calido cosquilleo en todo mi cuerpo activo mi sonrisa para contestarle que claro, y todas las ganas que se habían quedado atascadas, salieron como unas cataratas a pasear por todo mi ser.

Empezó mi clase y por mas que quería concentrarme en lo que estaba haciendo lo pensaba, me desconcentraba sabiendo que llegaría en medio de la clase y que no lo podría atender como quería, pero también entendía que por algo se daban las cosas de esta forma, era natural, como un amigo que venia a visitarme después de un tiempo. A la hora ni noticias de A, y la ansiedad me había raptado, así que decidí escribirle y me contesto que estaba llegando.

Toco el timbre mientras mi clase de arte sucedía, y sin vacilar baje por el ascensor entre mezcla de nervios y ansiedad por mirarlo de nuevo, ¿que me sucedería? ¿Qué pasaría? Pero sin tener tiempo a responder la pregunta, sus ojos se encontraron con los míos y un balanceo natural como de dos hamacas meciéndose por el viento hizo que nuestros labios sellaran el encuentro. Beso largo, interminable, brazos entrelazados, terminar acorralada en la pared, no alcance a decirle hola que nuestros cuerpos hablaron por si mismos. Casi dos años, desde ese encuentro de casualidad en una plaza y un cúmulo de emociones compartidas al vernos frente a frente, su cuerpo era conocido. Su rostro era mas lindo de lo que recordaba, su ser me era familiar.

En el ascensor seguimos besándonos y lo conduje a mi cuarto casi a escondidas, no quería que lo vieran, quería que fuera mi secreto todavía. Le lleve algunas cosas para que se entretuviera pero en realidad quería quedarme con él, entre sus brazos. Sus ojos picaros, su sonrisa tierna, y su ser tirado en mi cama es una postal para mi recuerdo. Volví al taller, volví a conectarme con el final de la clase, y el cambio de alumnado, por suerte este martes fue menos concurrido que lo natural, porque mi energía no estaba a disposición para tener entretenidos a mas personas.

En un  momento volví al cuarto y me había escrito pero no había leído, no quería que empezara a sentirme sin mí, esta vez quería correspondencia y sincronía para mimarnos a la vez, esta vez era real en tiempo real. Unos minutos mas y podríamos pertenecernos. Así fue como a las 22 en punto se fueron los del taller, sin entender nada, porque no iba a la meditación promocionada. Menos explicaciones y mas vivencias. Ni bien las despedí, entre al cuarto en penumbras ya que se encontraba dormitando y me metí en la cama y comenzamos a besarnos y a mimarnos, y a desprendernos de las capas de telas que nos cubrían para sentir nuestra piel. Me mira y me dice “me gusta tu aroma, soy sensible a los olores y tu aroma me es familiar”, y la verdad que su ser lo era para mi. Nos dejamos llevar y nuestros cuerpos hablaban, y lo hicimos por primera vez. Ni bien acabo, se fue al baño y llore, llore porque estaba feliz y satisfecha y porque mi certeza de esperarlo y de actuar bien tenia un porque. No sabia que me traía a mi vida, si había futuro pero me había echo mejor persona, me había podido ver en su reflejo y me había vuelto leal y fiel a mi misma. Me había dado la excusa a mi misma de querer ver y escuchar al otro y no solo saborearlo y en ese estado desechar a muchos mas de los que me hubiera imaginado, y también me había permitido conocer a mi ex de la forma que lo conocí gracias a él porque en algún punto entendí que a veces el encontrarse no tiene que ver con el afuera sino con el adentro, con un motor interior que te hace sentir al otro a pesar de no haberlo sentido nunca dentro ni saborear sus labios, pero que su energía como un imán se pega a la tuya y podes vibrar a la distancia y a través de una maquina por las palabras que se intercambian.

Ni bien volvió del baño, sentí que un tapón salía de mi corazón y de mi boca y empecé a hablar sin parar, como desahogándome sin saber bien porque, le conté una y otra historia sin rumbo y que se mezclaban pero en una suerte de laberinto de personas quería explicarle lo importante que había sido para mi sin ni siquiera conocerlo. Era tan extraño de explicar pero en la cama pegados uno al otro todo tenia sentido. Luego volvimos a enredarnos entre las sabanas, y esta vez lo sentí más en mí, lo disfrute y lo vibre, quería explicarle tantas cosas que no tenían palabras para especificar tantas sensaciones instantáneas. Parecía que nos conocíamos de toda la vida, nuestros cuerpos se conectaban, pero el sentimiento era que nos habíamos visto hace poco y no que recién nos conocíamos. ¿Cómo explicar lo inexplicable de los encuentros?

Luego no podíamos despegarnos, teníamos que bañarnos, comer, y la verdad a mi el tiempo no me pesaba, pero el tenia que manejar a la mañana siguiente y trabajar. Volvimos a la cama y nos dormimos instantáneamente. A la mañana siguiente se despertó y entre dormida le hice unos masajes para que pudiera estar en la ruta mas descansado. El encuentro me quedo chico. Se fue y me quede con ganas de mas, y la verdad no hablamos de futuro, ni de pasado, ni de su situación, pero esta vez yo quería decirle que estaba dispuesta, que quería probar el todo con él, que estaba, y sentí que al mismo tiempo el tenia que haberse dado cuenta y que en sus manos estaban las cartas. ¿Cuantas ganas de apostarme tendría? ¿Cómo seria esta relación a la distancia? ¿Qué realmente le había pasado al verme? ¿Qué había sentido al tocarme?

Puros interrogantes y claro la vida inexplicable como un misterio se posa por delante.