Es frecuente que las compañías organicen, con mucho tiempo de anticipación, una fiesta de fin de año a toda pompa, cierre de ciclo caracterizado por el balance y los planes a futuro. Pero hoy les propongo algo diferente, para sumar al gran evento anual corporativo o reemplazarlo en aquellos casos de presupuesto acotado.
Se trata de una comida o cena navideña, destinada únicamente a los miembros de la firma. Una ocasión más íntima y cercana, en la que todos se sientan alrededor de una mesa, sin distinción de jerarquías.
Si bien un pequeño discurso del CEO o gerente no puede faltar, la idea es que se fomente la charla descontracturada, se limen asperezas entre compañeros y se propicie el acercamiento a los jefes, muchas veces figuras inalcanzables. Y todo en el marco del ambiente festivo.
No obstante, y a pesar de lo sencillo y tranquilo de este tipo de reuniones, deben tenerse en cuenta ciertas pautas de organización: