Siempre quilombos con el Hall of Fame, el más reciente fue en 2012 con la pelea vedetonga de Axl Rose y los ex Guns and Roses cuando el cantante no concurrió, debido a su mala relación con los integrantes originales que grabaron Appetite for Destruction (tampoco había ido Izzy Stradlin y finalmente hubo tres infiltrados en el Coachella: Gilby Clarke, Matt Sorum y Myles Kennedy). Ahora, el problema es directamente con los organizadores del evento 2013: Paul Stanley preparó, apuntó y disparó.