El pasado lunes 11 de febrero, muchos amanecimos con la noticia de la renuncia del Papa Benedicto XVI al Ministerio petrino, por usar los términos de su propia carta leída ante el Consistorio de la Iglesia Católica.
Más allá de los detalles, sentimientos y cuestiones vinculadas a la confesión de la fe católica, en la que, seguidores, detractores o críticos podrán coincidir o polemizar, me interesa sí detenerme en las intrigas sobre el porqué de la decisión que rápidamente han ganando terreno en la cobertura de los medios. Continuar leyendo