La primera mujer árbitro del país se llama Laureana Pappaterra y empezó su actividad con la pelota ovalada hace ya muchísimos años. Proviene del club Biguá de Mar del Plata, donde empezó a incursionar en el rugby como docente en las categorías denominadas Escuelita (6 a8 años), divisiones en las que se ha generalizado el trabajo de entrenadoras mujeres en casi todo el país. Laureana no se quedó sólo con los pequeños y fue más allá. Con mucho esmero y no poca resistencia en el ambiente, realizó los cursos oficiales de árbitro, función que cumple regularmente desde el año 2002. Pasó por las diferentes divisiones juveniles (M15 a M19), así como también las Intermedias de la Unión de Rugby de Mar del Plata.
Al ser la primera mujer árbitro de la Argentina, recibió numerosas invitaciones para dirigir en varias partes del país, como el Seven Internacional de Mar del Plata del año 2002, en el que participó como jueza de touch, y los Sevens Sudamericanos de Venezuela, Brasil y Uruguay, donde fue enviada como árbitro oficial dela UAR.
En el tradicional certamen Valentín Martínez que organiza el club uruguayo Carrasco Polo, en Montevideo, conoció a Bernd Gabbei, referee manager del Panel Femenino de IRB, que estaba detectando nuevos talentos masculinos. Pero para sorpresa de Gabbei, ahí estaba Laureana, entonces se enteró que existía una referee mujer de rugby sudamericana.
En presencia de Carlos Molinari, actual referee manager del Panel de Alto Rendimiento de la UAR, la evaluaron en diferentes partidos masculinos y femeninos y, luego surgió la gran propuesta de prepararse durante un año para participar del Circuito Mundial de Seven en Dubai.
A partir de ese momento pasó a formar parte del Panel de Alto Rendimiento de la UAR, asistiendo a las reuniones mensuales de capacitación, participando en torneos reducidos, de Seven y M22 en URBA, logrando de esta manera el entrenamiento de la velocidad que necesitaba para dirigir Torneos de Seven.
En medio de esta preparación fue invitada a dirigir el Seven de la NACRA en Ottawa, Canadá (países de Norteamérica y del caribe), luego le siguieron algunas participaciones en el Circuito de Seven femenino de Brasil y por último en noviembre llegó el gran viaje a Dubai.
En los Emiratos Árabes, luego de un primer día de gran aprendizaje en la primera jornada, logró ser designada como asistente de un partido de cuartos de final de oro, las semifinales y la final entre Sudáfrica y Nueva Zelanda.
“La experiencia es fuertísima, era imposible que las pulsaciones no se sintieran a 1.000 al entrar a un estadio completo con 50.000 personas , veía a mí alrededor y no podía creer que estuviera ahí” explica Laureana.
Ahora comienza un nuevo camino. La esperan tres años más de intenso trabajo para lograr participar de los Juegos Olímpicos de Río, y con eso “sentirme realizada en haber atravesado todos los campos que se me pueda haber ocurrido en el referato”, nos cuenta.
Sin dudas, la mujer sigue avanzando en todos los aspectos y… el rugby no es la excepción.