“Pasé a verlo el día que empezaba a grabar en su estudio. Era la segunda vez que lo veía así. Sabíamos que iba a haber una energía maravillosa en ese estudio. Le fui a contar todo. Durante el transcurso de la grabación era inevitable sentir su fuerza. Era una contundencia inevitable. La canción apareció sola. La tocamos en una sola toma, como hacía él. No estuvo tan mal y tuvimos suerte. La vida es locura, nadie tiene razón, hay signos girando en el espacio a la velocidad del tiempo. Le cuento que se fue Spinetta, porque él no lo sabe. Me parece una canción linda para cerrar el álbum. A los 50 años las cosas se pueden decir más claras, sobre todo sobre las cosas más básicas y esenciales.”