Una de las razones por las cuales el Heavy Metal es un tema amplio y complejo para analizar, describir y eventualmente difundir es porque más allá de ser un estilo musical, dentro de su conformación hay personas de todo tipo y con las más variadas características, esto genera que allí adentro haya puntos de vista, afinidades, rechazos y hasta antagonismos. Lejos de ser algo malo, es una respuesta natural que haya ciertos conflictos en un estilo en donde conviven tantas personas, al fin y al cabo eso le da cierta jerarquía al alejarse de ser solo un movimiento sin roces, totalmente formado y acabado, el conflicto lo desarrolla y lo hace crecer.
Una teoría sociológica describe que para definirse a sí mismo por lo general se define quien es el otro, aquél que es contrario a lo que uno es. El metal como género rockero tiene una amplia gama de aquellos “otros” fuera del movimiento con los cuáles diferenciarse, pero lo particular es cuando esos “otros” están adentro y en los casos más combativos se los rechaza como parte del género. El principal actor de esto en el Metal Argentino siempre ha sido el Glam Rock.