Luego del partido disputado entre Del Potro y Djokivic, en una de las semifinales de Wimbledon 2013, a mi criterio la más emocionante del año, ya que disfruté y sufrí durante más de 4 hs. de cada punto, sentí la necesidad de escribir algo al respecto, pero como lamentablemente el desenlace no fue el deseado no me encontraba de buen ánimo para encarar el tema.
Al principio, mi intención era escribir sobre el espectáculo brindado por aquellos dos gladiadores que en ningún momento bajaron los brazos y sacaron a relucir el mejor tenis de cada uno, en donde se demostró que no se jugó por el premio sino que ambos jugaron para el público, para deleitarlos con puntazos, potencia, sutilezas y sobre todo un buen clima entre ellos que permitió a ambos hacer gestos cómicos o pedidos de aliento a la tribuna.
Luego de estar pegado al televisor por tantas horas y viendo tan cerca de la final a Delpo, fue difícil recuperarme para pensar en escribir algo al respecto.