75. Cuando odiamos por amor

“Ya no te amo, mi amor”.
Julio Cortázar

Hola Julián, no pensaba escribirte. Mi amiga la Negra me dijo que no vale la pena escribirle a un pelotudo pero ¿sabés qué? Hay tipos tan idiotas que ni siquiera saben que son idiotas. Me importa un cuerno tu infancia y todas esas justificaciones absurdas, vos, como persona, sos un desastre… no tenés corazón. Sos un pésimo especulador, creíste que iba a bancar tus ausencias de por vida. No man, te equivocaste fiero. El que miente lo hace porque no tolera quedar al descubierto y eso te transforma en un cobarde. ¿Tan difícil era decir que ya estaba bien, que fue bueno mientras duró y toda esas sartas de frases comunes que se utilizan para mandar a la mierda a la otra persona? Explícame cual es el negocio de estirar todo hasta las últimas consecuencias. No me vas a decir que sos de los que piensan que las propias decisiones las tienen que tomar los demás. Continuar leyendo

74. El sexo tóxico

1. El sexo como manipulación
Muchas veces la palabra tiene lengua corta y lo silenciado descansa en lo corporal corriendo con el riesgo de un desmadre. El cuerpo suele ser el camino más corto a la hora de vincularse y, para muchos, un arma letal de manipulación. La condición no es la belleza del cuerpo sino la fascinación que el otro tenga sobre esas determinadas curvas. El sexo y el poder van de la mano a la hora de manipular, uno es el medio y el otro es el fin… el fin de la ternura. Continuar leyendo

72. 49 pistas para recorrer los vínculos amorosos

  1. La infidelidad la define el otro.
  2. Mientras que el cornudo es la víctima, el celoso es el victimario.
  3. Ser celoso habla mal de vos mismo.
  4. El papá de la celosa compulsiva suele ser medio garca.
  5. El celoso nunca está preparado para tomar una decisión.
  6. Una mosquita muerta en cualquier momento resucita.
  7. Uno es lo que el otro le permite.
  8. Al culposo se lo alimenta con la victimización.
  9. El pollerudo es un pistolero converso. Continuar leyendo

68. Madrazas, las que atraviesan el Complejo de Wendy

1. Casting

Lo digo de entrada: en una pareja, uno es lo que el otro le permite. Quiero decir, que en la mayoría de los casos, cada elección de pareja es un síntoma. Y los síntomas, a veces nos delatan y otras nos protegen de un mal mayor. Mas vale histérica que deprimida u obsesivo que paranoico. La libido es una cazadora de neurosis que tiene sus propias pautas etológicas y una puntería excelente. Tenés una tendencia que el otro pesca y en esa vincularidad se abre el grifo de los malos entendientes. Continuar leyendo

66. Los escurridizos

Hay una especie especial específica de caballeros conocida con el nombre de escurridizos, del latín nocompromisum, más conocidos por los “sí pero no”. Hombres gentiles y de buen humor que van prometiendo con pequeños actos, barriles de eternidad para las muchachas desprevenidas. Tienen el don de la seducción a flor de piel, son encantadoramente espontáneos y no necesitan ninguna estrategia; esos artilugios se los dejamos a los feos que son los que aportan las grandes ideas al Manual de Estrategias de Levante y Abandono. Saben cuándo victimizarse al encontrarse con un alma maternal o hacerse los héroes cuando una personalidad apocopada se presenta ante sus labios. Calculan cuándo sonreír y en qué momento pegar el zarpazo. Continuar leyendo

42. Las reventadas

La fauna amorosa

La jungla de los sentimientos desencontrados convoca diferentes especímenes que aúllan bajo la luna sus deshonradas catarsis. Vuelan y retozan alrededor del pantano: el pollerudo, la mosquita muerta, el conquistador compulsivo, la llorona, el paganini. Etiquetas que se pegan en nuestra cara para que el otro no se angustie si no sabe dónde encasillarnos. Todos necesitamos una etiqueta en la cara del bolud@ que nos mira. Continuar leyendo

40. Fase 3: El amor coleccionista

Hoy me levanté con mucha resaca. Últimamente la cerveza me trata mal, me codea la cabeza y me pellizca el hígado. Me cuesta abrir los ojos y sobre todo recordar qué hice cinco horas antes. Recuerdo que tipo diez de la noche pasé por lo del Bichi a comer una milanga y a tocar un poco la viola, de ahí arrancamos para una de esas fiestas de música latina. Hicimos una apuesta: el primero que se comía a una gorda, en la próxima salida, no pagaba un solo trago. Continuar leyendo

35. El controlador

007

¿De dónde venís? ¿Tardó mucho el colectivo? Llamaba, llamaba y no atendía nadie. ¿No era que ibas a lo de tu prima? ¿Así vas a salir? ¿Y para qué le dijiste a tu hermano? ¿No te llegó el mensajito? Pasé por tu casa pero no estabas. ¿A qué hora salís hoy de la facu? ¿Ese esmalte es nuevo? Nunca te había visto esa musculosa. ¿En qué pensás? ¿No deberías estar menstruando ya? ¿Conocías Villa Gesell? ¿Qué mirás? ¿Las conozco a esas chicas? ¿Van con los novios? ¿Esa cartera…? ¿Qué te dijo la psicóloga? Tu viejo no es tan ídolo como decís. ¿Saco dos entradas para Arjona? Hoy no salgo con los chicos, mejor me quedo con vos. ¿Me extrañaste? Hoy estás medio rara. ¿Qué te dijo el del kiosco? Ese labial no te queda bien. ¿A qué hora tenías turno con el dentista? Mamá quiere que pasemos a visitarla. Continuar leyendo

30. La carta del adios

Fiske Menuco, 15 de abril de 2013

Querido Santiago:

                               Te escribo esta carta porque es la única forma que me escuches de verdad. Intenté muchas veces hablar con vos pero siempre termina todo igual; yo me pongo a llorar desesperadamente y vos, que sos un cobarde especializado en el maltrato emocional, decís que lo vas a pensar y que te de unos días para pensarlo. ¿Pensar qué? ¿Cómo sacarme de encima tuyo? ¿Cómo borrarme de tu vida? O ¿qué hacer para que la culpa no te carcoma? Una amiga me dijo que los culposos en algún momento se dan vuelta y pasan a ser un cacho de hielo, unos insensibles del orto y que pueden estar cortándote un dedo que ni se inmutan. ¿Eso querés, cortarme un dedo? Continuar leyendo