Ejercicio: Estar con uno mismo

#Cabala

El camino a la iniciación no es para impacientes. ¿Con quién se puede hablar para que me instruya, para empezar con esta disciplina? El primer encuentro recomendado es… ¡con uno mismo! Es la primera variable a conocer, la que permite obtener una referencia inicial, la que habilita para después, sí, contactar a un maestro y no quedar atrapado por él. La que evita que la participación de una comunidad de referencia no termine siendo la cooptación por parte de una secta.

Es, en definitiva, blindar el primer círculo. Sin embargo, no resulta una tarea sencilla, porque no entra en la representación social ni cognitiva de nadie.

— ¿Con quién fuiste a tomar un café?

— Conmigo.

El precedente es un diálogo, al menos, raro. Pero para emprender este camino, hay que animarse a ir a tomar un café con uno mismo. No de forma metafórica, sino literal: sentarse en una mesa de un bar, pedir algo para tomar y establecer una charla. Pero una conversación con pausas. Hay que hablarse, no rumiarse. Atención, que esto no significa desdoblarse, jugar dos papeles en un diálogo ni intentar escuchar una voz que llega de no se sabe dónde. Tampoco es un plan de autoayuda ni de tirarse consignas up, del tipo “Vamos que podemos”. Es interpelarse, buscarse, asumirse uno tal como es. Es darse el tiempo para estar con uno.

En el plano de los vínculos esto es muy claro. Uno deja de llamar a un amigo por dos o tres meses. Cuando éste reclama, se le responde: “Es porque no tengo tiempo”. Lo mínimo que esta persona hace es no creernos: tiempo nunca tenemos. ¡Cuando queremos al tiempo lo hacemos! Para poder sostener una amistad, es necesario darle tiempo y espacio. Esta lógica, aplicada a uno mismo, no funciona de la misma manera: uno puede “no tener tiempo” para dedicarse y no se lo reclama. Esto es porque, en líneas generales, no somos muy amigos de nosotros mismos. La cabeza tiene conversaciones internas, es cierto, pero se comporta como el aparato digestivo de la vaca. Este animal tiene cuatro cavidades en el estómago y va pasando la comida de una a otra, en diferentes instancias de procesamiento. Los humanos hacemos lo mismo con el cerebro: hacemos ir y venir a la información, especulamos, tramamos, nos enojamos con gente que ni siquiera se está enterando de nuestro malestar…

La idea de tomarse este café es salir de esa situación y entrar en una de diálogo. Es hacerse preguntas como:
¿Qué te pasa?
¿Dónde estás?
¿De dónde venís?
¿Adónde vas?
¿Qué querés?
¿Qué te hace bien y qué te hace mal?
¿Qué responsabilidad tenés en todo lo que te sucede?
¿Te interesa cambiarlo?
¿Cuál es tu plan estratégico para llevar a cabo ese cambio?
¿Querés que el cambio sea para toda la vida, por un día o para la próxima
semana?