A dar vuelta la página

#BosteroSoy

Un semestre que no empezó bien y se desarrolló a los tumbos solo podía tener como final la eliminación de la Copa Argentina, que nos quitó una buena chance de seguir adelante para buscar la clasificación a la Copa Libertadores.

La derrota ante All Boys fue una muestra más de la falencias de los últimos tiempos. Fragilidad emocional para revertir situaciones adversas, desacoples entre líneas y escaso peso ofensivo. También quedó claro que los árbitros no dudan últimamente en cobrar en contra. Alguno me va a recordar a Amarilla con Corinthians y a Delfino con Arsenal. Yo le recordaré la insólita cantidad de penales en contra y los expulsados sufridos  en los partidos de esta primera parte del año. También podemos analizar cada situación en particular.

Ya veníamos hablando de cerrar el semestre y pensar en la próxima temporada, donde se puede barajar y dar de nuevo, donde se puede cambiar el chip. La caída con el elenco de Floresta quedará pegada a esta etapa negativa, que dejó poco para rescatar.

Por otro lado, y al margen de lo futbolístico me resultó muy preocupante lo que expresaron varios jugadores en relación a como se sienten en el club. Erviti, de lo mejor del equipo, un jugador que se ganó el reconocimiento y los aplausos con mucho esfuerzo, dijo que no es “feliz” en Boca.

Si bien apuntó a lo físico y al desgaste que le produce jugar en la posición actual, en la que tiene más recorrido, a diferencia del doble cinco que hacía en épocas de Falcioni, sus palabras son llamativas. Sobre todo por su posible destino: el fútbol de los Estados Unidos.

A esto se suma Santiago Silva. Si bien el uruguayo dejó pasar varias chances y nunca pudo hilvanar una racha goleadora que lo asentara como titular, es indiscutible su entrega a la hora de ponerse la camiseta.

El uruguayo se quejó de la falta de diálogo puertas adentro. Los problemas de vestuario ya nos trajeron muchos dolores de cabeza en el pasado ¿y ahora también?. Que vuelva a ocurrir sería un gravísimo error. Ahora es el momento de poner la casa en orden para no volver a dejar jirones azules y amarillos en el camino. Hasta la próxima.