Libros para atesorar: sinergia y estética en favor de los libros

#CuentosInfantiles

Los libros, para mí, siempre son un tesoro, pero en algunos casos tenemos la posibilidad -grata, muy grata, por cierto- de encontrarlos juntos para poder elegirlos.

En la Feria del libro (y en general), siempre tenemos un vasto panorama para poder elegir, sin embargo, en algunos casos, determinados libros, especiales en cuanto a su temática, su estética o factura, los podemos hallar juntos como un tesoro dentro de ese maremágnum.  Hoy voy a mencionar un colectivo de los que podemos encontrar en este evento.

Y no es casual que se den en llamar Libros para atesorar, ya que las editoriales que lo conforman -Arte a babor, Del eclipse, Iamiqué, Kalandraka (de España) y Pequeño editor- tienen un punto en común más allá de que su público sea el mismo, los niños (y no solo), y es su cuidadísima edición. Los temas que tocan, los autores que eligen, la forma de llevarla a cabo, su estética y la mirada exhaustiva en cada detalle son cuestiones que no presentan fisura alguna en los libros de este maravilloso grupo.

No me detengo más y los dejo con ellos para que si aún no los conocen, de esta manera lo puedan hacer ¡y salgan corriendo a comprar sus ejemplares!

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- ¿Cómo es pensar un colectivo de editoriales? ¿Cuál es la motivación? ¿Influye lo mismo que sea de LIJ? ¿Cuáles creen que son los pro y cuáles los contra? ¿Es un colectivo que existe solo por la Feria (incluso la Infantil)?

Cristina Melongo (Del eclipse): este colectivo está integrado por editoriales amigas, que comparten una misma visión de cómo hacer libros para niños, aunque cada editorial sea diferente a las otras. La gran motivación radica en potenciar la visibilidad y la comercialización. Aunque principalmente nos reunimos para la Feria del Libro de Buenos Aires, hemos compartido otros espacios, como Filbita, con los mismos objetivos. Nosotros trabajamos como Libros para atesorar, que nos identifica, no solo coexistimos en un espacio, compartimos clientes, proveedores y tenemos un objetivo común, aunque ninguna pierde su independencia.

Silvia Sirkis (Arte a babor): un colectivo de editoriales nace de la necesidad de ganar fuerza en un mercado con mucha oferta. Pensar un colectivo es una tarea fina, tanto en la convocatoria de los asociados al proyecto, como en el trabajo de crear una marca común sin perder identidad individual. Nuestro colectivo responde a las necesidades de la Feria del Libro, pero también responde a otros eventos culturales durante el año. Por ejemplo, organizamos actividades conjuntas en la Filbita y tenemos una relación constante que nos permite trabajar mejor.

Carla Baredes (Iamiqué): cada una de las empresas que formamos Libros para atesorar tiene una estructura demasiado pequeña para poder afrontar solos el esfuerzo que significa participar «bien» de la Feria –participar bien significa tener un lindo stand, atractivo, cómodo, atendido por gente que sabe de libros–. Esto se refiere tanto a lo económico, como a los recursos humanos de los que disponemos, el tiempo, la posibilidad de difundir nuestras novedades y actividades, etcétera. Desde Iamiqué siempre apoyamos, propusimos y participamos de emprendimientos colectivos, porque creemos firmemente en que la cooperación siempre redunda en beneficios para todos y los multiplica.

Creo que nuestra presentación en el catálogo describe bastante bien cuál es la motivación y qué esperamos: «La pasión por hacer buenos libros nos reunió en el mismo camino. La necesidad de llegar mejor a nuestros lectores nos alentó a hacer algo entre todos. La diversidad de nuestras producciones y la forma en que se complementan nuestros catálogos nos animaron a sumar nuestras propuestas editoriales en un mismo espacio. Las ganas de fortalecer el vínculo con todos ustedes –amigos,docentes, bibliotecarios, mediadores, ¡entusiastas del leer!– nos estimularon para hacer este catálogo conjunto».

 

- ¿Qué esperan como colectivo? ¿Y qué aportan?

C. M.: cada editorial aporta su experiencia, sus años en el mercado de la LIJ; y lo esperable es potenciar los resultados comerciales y de promoción.

S. S.: la expectativa es lograr llegar mejor a nuestro público, el trabajo es conjunto y parejo. Somos todas editoriales con muchas actitud y mucha propuesta.

C. B.: aportamos nuestro know how, nuestros recursos humanos, nuestros clientes, nuestros lectores.

 

- Hay otros colectivos, incluso de LIJ, ¿en qué se diferencian ustedes?

S. S.: fuimos los primeros en generar un colectivo con nombre en 2012. Este es el cuarto año de trabajo conjunto, y el motivo de la continuidad es que coincidimos en muchos aspectos: en la visión que tenemos para nuestras empresas y el criterio que tenemos a la hora de hacer libros. Y es importante destacar que tenemos un público común, que se alegra de encontrarnos juntos.

C. B.: hay uno de LIJ: Tejiendo historias. Es más joven que el nuestro (este es su segundo año, nosotros vamos por el quinto). Hay varios más, pero no del sector infantil, que están juntos desde hace muchos años. Desconocemos las diferencias.

 

- ¿Por qué «libros para atesorar»? 

S. S.: creemos que hacemos libros que perduran en la memoria de los chicos al crecer, que generan una experiencia lectora atesorable. Son libros que no pasan inadvertidos y quien los aprecia, los atesora. Cada editorial tiene sus fans ¡que no se pierden ningún libro nuevo!

C. B.: la idea era encontrar una frase que reuniera todo lo que nos gusta de nuestros libros (en relación con los lectores): que los guardan, que los comparten, que los leen varias veces, que pasan de hermano en hermano, que los leen en familia, que los recuerdan por siempre…

 

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- ¿Qué significa hacer libros de LIJ?

C. M.: hacer libros para niños es un desafío a la creatividad.

Raquel Franco (pequeño editor): desde nuestra perspectiva de editores independientes, pensamos que nuestros libros y nuestro trabajo no pueden estar basados en la carrera por saturar el mercado, por competir con las licencias de Disney o por generar un producto masivo con una estética obvia o un significado premoldeado porque así lo indican las reglas del mercado. Por el contrario, nos corremos totalmente de ahí (eso es una editorial independiente) y pensamos en chicos que tienen hoy unos recursos cognitivos extraordinarios, que –al menos en nuestra sociedad– cuentan con mucho más acceso a los libros y otros medios que antes (por lo tanto, una capacidad crítica y de apreciación estética creciente) y que hay muchos adultos mediadores que piensan que la lectura seguirá siendo una de las herramientas fundamentales para su futuro.

S. S.: un libro de LIJ tiene normalmente más participantes en su creación que uno de adultos. Para empezar, autor del texto y autor de las ilustraciones. Es un bello trabajo de equipo, complejo como el nacimiento de cualquier libro.

Kalandraka: en Kalandraka somos herederos de la estela marcada por los editores y editoras que han apostado en el pasado por el álbum ilustrado en los tiempos más difíciles. Lo que ha cambiado sustancialmente es que el álbum ilustrado ha traspasado la frontera de «libro dedicado exclusivamente a primeros lectores» y ahora en este género hay una gran oferta de obras para lectores de todas las edades. Además, el álbum ilustrado ha conseguido hacerse visible en las mejores librerías generalistas, también en las de los principales museos, en las librerías especializadas en LIJ que han ido surgiendo en toda la península*, e incluso en las grandes cadenas libreras. Nuestro trabajo consiste en convertir las palabras de los autores y las imágenes de los ilustradores en libros hermosos que puedan llegar a su destino: los niños y niñas que hoy son la memoria del futuro.

 C. B.: nosotras (Iamiqué) no hacemos LIJ. Soy Carla Baredes, licenciada en en Física (por la UBA) y tengo una especialización en Divulgación Científica. Junto con Ileana Lotersztain (licenciada en Biología, también por la UBA y con un máster en lo mismo que yo) fundamos y dirigimos una editorial que se dedica exclusivamente a la producción de libros informativos para niños (ciencias naturales, historia, filosofía, matemática). Para nosotras, hacer estos libros significó y significa un enorme desafío, pues tenemos que movernos en la delgada línea que separa los libros «escolares» de los libros «de literatura». Hacemos libros para leer, para disfrutar, para pensar… como cualquier buen libro.

 

- ¿Cómo ven el mercado del sector?

C. M.: el mercado tiene mucha oferta, pero el público está educado y sabe elegir.

R. F.: el mundo del libro está en un gran momento de innovación y productividad. Por un lado, empujado por dos tendencias concretas de creación y producción: el libro álbum y el libro informativo. Estos dos géneros han revolucionado el mercado del libro infantil, trayendo nuevos actores y nuevos modos de apreciar y elegir los libros para los propios mediadores. Por otro lado, los grandes sellos están perdiendo protagonismo en manos de pequeños sellos independientes que tienen más cintura financiera para tomar riesgos en su catálogo y más audacia para proponer nuevas lecturas, temas, autores y propuestas estéticas. Este también es un cambio que trae una gran diversidad, creatividad y ebullición al sector.

S. S.: el mercado tiene mucha oferta y es necesaria gran creatividad para llegar a nuestro consumidor.

K.: desde el punto de vista técnico, publicar hoy es muy fácil. Los adelantos tecnológicos permiten publicar sin «tocar» papel y, asimismo, que el número de autores e ilustradores que ofrecen sus propuestas aumente de forma exponencial. La oferta editorial ha aumentado en estos años, pero el número de lectores, no. La tarta a repartir es similar a la de hace quince años y, en un mercado en declive, con el consumo en caída libre, creo que solo tendrán futuro los proyectos solventes, los que ofrezcan un catálogo coherente y tengan credibilidad ante sus lectores potenciales.

C. B.: muy saludable, especialmente en lo que se refiere a las compras del sector público (tanto aquí, en la Argentina, como en varios otros países de Latinoamérica). Creo que hay un grupo de editoriales pequeñas que ha sabido diferenciarse y posicionarse en relación con las grandes, que ofrece libros de muchísima calidad. Cada vez hay más interés en lo que producimos, en «qué hay de nuevo» en el sector de las pequeñas editoriales de libros para chicos y jóvenes.

 

- El evidente recorte que cada uno de ustedes ha optado por hacer dentro de la vasta LIJ, ¿cómo funciona? ¿«les» funciona? ¿Existe ya un público cautivo/cautivado por esa diferenciación? ¿Ya hay un perfil infantil de consumidor de arte/ciencia/estética/sensibilidad (según el caso)?

 R. F.: por parte de pequeño editor el recorte (la literatura y el riesgo estético) han obedecido a un claro gusto de los editores y una confianza en que es un material disfrutable por los chicos, incluso en su zona de riesgo y de dificultad. Hoy pequeño editor tiene muchos seguidores y ha ido perdiendo su falso prestigio (el de ser una editorial de libros «difíciles»), porque se fue produciendo un gran cambio en la percepción, apreciación y consideración del libro álbum como género que, con poco texto, condensa una enorme cantidad de sentidos y lecturas. A esa pluralidad de sentidos, a esa fuerte intervención de la interpretación del lector queremos seguir apostando porque sentimos que ahí está nuestra identidad.

S. S.: ser una editorial «de nicho» permite reconocimiento. Y como dije anteriormente, tenemos nuestros fans ¡que no se pierden ni un libro!

C. B.: sí, nos funciona. La originalidad de nuestras propuestas y la confiabilidad de nuestros contenidos nos posicionaron como editoriales con una fuerte impronta, basada en la innovación y la creatividad. Nuestros libros tienen «un modo de ser», están concebidos para ser leídos, disfrutados, compartidos. No cumplen con ningún programa escolar, no están pensados para las maestras ni para las vidrieras (sino para los lectores) y están concebidos/escritos/ilustrados/diseñados por gente que sabe y que disfruta de lo que hace.

En nuestro caso, estamos formadas en divulgación científica, sabemos de comunicación y de ciencia. Convocamos gente formada en cada tema, que sabe sobre lo que va a escribir. Trabajamos con un estudio de diseño que nos cuida la imagen desde nuestros comienzos, también muy comprometidos con el conocimiento. Ilustramos especialmente cada libro, o tomamos las fotografías que sean necesarias… no trabajamos con bancos de imágenes ni «refritamos» libros anteriores. No copiamos, probamos cosas nuevas, nos arriesgamos permanentemente… Nuestro compromiso es siempre con el libro y con el lector. Así logramos que una inmensa minoría nos conozca, nos siga, espere cada novedad, nos recomiende, nos ayude en la difusión. Muchos libreros nos comentan sorprendidos que la gente pide libros «de Iamiqué», aunque no es nada frecuente que la gente pida libros de una editorial determinada (sino del autor, o por el título).

 

- ¿Cómo ven la LIJ a nivel global, regional y argentina?

C. M.: a nivel mundial, a partir del libro álbum, los libros para niños cambiaron. Hoy no se hace tanto hincapié en el mensaje, en lo didáctico, sino en el hecho meramente literario.

La ilustración tomó protagonismo como lenguaje y ya no como soporte.

S. S.: solo viendo los premios internacionales recibidos diría que la LIJ argentina está en un gran momento.

 

- El padre, madre, tutor o encargado… ¿qué elige para los chicos a la hora de comprar libros? ¿y las instituciones?

C. M.: los padres, docentes y especialistas tienen un amplio conocimiento de nuestro fondo, principalmente de los libros álbum, de los cuales Ediciones Del eclipse fue pionera.

El público en general tiene una amplia oferta para elegir libros para sí o para regalar; las compras por parte del Estado tienen una clara inclinación hacia el libro que hace pensar, que juega con el lenguaje, que alimenta la imaginación; que forma lectores críticos, en una palabra. Y las editoriales que hacemos ese tipo de libro estamos agradecidas.

R. F.: se elige de todo, realmente. Las propuestas (muchas excelentes) de grandes sellos más tradicionales, los autores de siempre, los libros con stickers y licencias de Disney…. Y los libros para atesorar también. Y quizá la biblioteca de un niño tiene que tener todo eso, sin excepciones.

Que hoy se elijan libros de nuestros sellos se debe a la creciente formación de los formadores y mediadores y también a la gran apertura del sector a materiales diferentes. Las compras que el Estado realiza para las escuelas han sido también muy diversas, han sabido premiar propuestas más arriesgadas, y al llevar a las aulas libros menos convencionales, también han difundido estas otras propuestas.

S. S.: padres y madres hay muchos, con gustos variados ¡No todos buscan libros para sus chicos! Pero los padres que se interesan por la formación lectora de sus chicos agradecen al llegar a nuestro stand por la variedad de temas, por la variedad de aproximaciones, por la creatividad en formatos, en propuestas. Las instituciones valoran nuestro catálogo que generalmente forma parte de las compras institucionales.

C. B.: no sé responder… ¿de qué padres/tutores estamos hablando? ¿Los que entran a nuestro stand? ¿Los que compran Barbie, Mickey? No sé a qué apunta esta pregunta. Y en la generalización, me pierdo…

 

Al final, como decían los viejitos de antaño, la unión hace la fuerza. Y si de cultura se trata, ¡mucho mejor!

* Kalandraka es una editorial española, situada en Pontevedra.

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