Por: Julieta Botto
<bajada>
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Escrito por ClariceLispector e ilustrado por Raquel Cané.
Editado por V&R en marzo de 2014, es parte de la colección De interés educativo.
Tiene 36 (alegres) páginas.
Nada puede resultar más divertido que conocer la vida de una gallina que, además, es un poco corta de genio. Y de eso trata este simpático libro, cuyas ilustraciones, magistralmente, transmiten los climas de cada situación.
Francamente, este libro, y la selección hecha sobre esta autora por la editorial, son un hallazgo que resultan placer asegurado para cualquier niño o adulto que lo tenga en sus manos. ¡Altamente recomendables!
Lo recomiendo porque Clarice es única, y saberla escritora para niños, además, renueva mi gusto por ella. Lo más lindo es que esta colección tiene dos libros más de esta fantástica escritora, Casi de verdad y ¿Cómo nacieron las estrellas?
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Las aventuras de Facu y Café con Leche 3
Escrito e ilustrado por Chanti (Santiago González Riga).
Editado por Sudamericana en abril de 2014.
Tiene 32 (locas) páginas.
Facu y Café con Leche son caras conocidas para los niños que han sido lectores de la revista preescolar La valijita. Para quienes son de otra generación o ignoraban la existencia de esa publicación, es una buena oportunidad para conocer a estos dos entrañables personajes.
Escrita e ilustrada en formato de historieta, el libro relata las aventuras de Facundo, un chico pequeño, junto con su mascota, el gato Café con Leche.
Como es de imaginarse, nada de lo que sucede estará exento de travesuras y de picardía por parte de ellos.
Lo recomiendo porque es una muy linda propuesta la de historietas para niños pequeños (hasta no más de siete u ocho años), no solo porque les permite a los chicos explorar otros géneros literarios, sino porque las travesuras que llevan a cabo los personajes les van a sonar familiares a los lectores.
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Escrito por Roberto Pavanello e ilustrado por Blasco Pisapia y Pamela Brughera.
Editado por Montena en julio de 2014, es el número 13 de la serie Bat Pat.
Tiene 112 (misteriosas) páginas.
En una primera instancia, pensar en una novela infantil en la que su protagonista no solo es un murciélago sino que sea escritor parece, al menos, absurdo. Sin embargo, los hechos hilarantes deslizan a los lectores por sus páginas y no dan ganas de apartarse de ellas.
Ojo, este libro es el número 13 de esta serie, que no solo es famosa aquí, si no a nivel global.
En este caso, Bat Pat y los hermanos Silver viajaran a Escocia, para ver si se cruzan ni más ni menos que con el monstruo del lagos Ness… Si se quedan con ganas de más, a no desesperar, que la editorial acaba de lanzar, también, La casa embrujada.
Lo recomiendo porque es una historia divertida que entretendrá a quien lea las andanzas de Bat Pat y, sin pensarlo, de manera muy divertida, se habrá leído una novela corta.
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Escrito (y adaptado) por Florencia Esses e ilustrado por Bela Oviedo.
Editado por Albatros en mayo de 2014, es parte de la colección Palabras palabreras.
Tiene 32 (entonadas) páginas.
¿Se imaginan qué pasaría si el lobo al cruzarse a Caperucita o al comerse a la abuelita lo hiciera en verso? ¡Cuánto estupor causaría el niño sincero si además de anunciar que el Emperador estaba desnudo lo hiciera rimando sus frases!
Florencia Esses le encuentra una vuelta muy original y divertida a los clásicos cuentos (de hadas y no tanto), sin embargo, las ilustraciones de Oviedo mantienen las historias en su lugar habitual de clásicos… ¿El resultado? Armonía absoluta.
Lo recomiendo (junto con el resto de la colección, que está conformada por variedad de títulos clásicos ejecutados por el mismo dúo) porque los clásicos cuentos se tornan novedosos por la original forma de contarse por más que ya sean harto conocidos. ¡Desopilante!
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Del topito Birolo y todo lo que pudo haberle caído en la cabeza
Escrito e ilustrado por Werner Holzwarth e ilustrado por Wolf Erlbruch.
Editado por el Centro Editor de América Latina en 1991.
Tiene 24 (curiosas) páginas.
Y para el final, les dejo un clásico, un imprescindible. Pero ¿por qué? Como los clásicos, nunca se puede definir a ciencia cierta qué atrapa, pero, sin lugar a dudas, lo hace.
En realidad, podría decir que se toca un tema (¿escatológico?) que se evidencia más por la gráfica que por las palabras. Y simple como empieza, así termina.
Este libro es cómico y serio a la vez, eso también lo hace clásico: la imposibilidad de encasillarlo.
Lo recomiendo por la historia en sí; porque trata un tema que a niños de entre 6 y 12 años les gusta tocar y les hace reír; porque vale la pena tener un ejemplar de él (fue el primer libro que le compré a mi sobrino mayor), por el CEAL, por Boris Spivakow; porque vale la pena recorrer las librerías de Corrientes o buscarlo en Mercado Libre para obtenerlo, y si así y todo, no lo consiguen, les dejo una perlita…
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Pocas cosas causan más placer que largar carcajadas a causa de un libro. No pierdan la oportunidad para ello (y bríndensela a sus hijos).
Ahora sí, ¡muy feliz Día del niño! ¡Y que sea con libros!
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