Por: Julieta Botto
Las clasificaciones siempre son, de alguna manera, pero como todo en la vida, subjetivas, imparciales, arbitrarias (por ende, discutibles). Sin embargo, hoy pretendo hacer una tipología de los libros para niños existentes en el mercado.Como sucede con los libros para adultos –los que se ven atravesados, también, por diferentes rasgos o categorías para su ordenación (tipo de libro, géneros, etcétera), que pueden ser excluyentes o no–, que presentan una amplia diversidad a la hora de elegir qué se quiere leer (las causas, tema que no voy a tratar aquí, tienen que ver con otras cuestiones), los libros infantiles no escapan de ello (y, creo, va en aumento también). La variedad de la oferta es extensa, y ya, hoy en día, existen editoriales infantiles especializadas, que, en algunos casos, responde a una diferenciación estratégica de marketing, y, en otros, a un gusto personal de sus dueños. Sin embargo, sea cual sea su origen y motivación (que pocas veces el lector llega a conocer, si no nunca), permite al público lector tener una amplia posibilidad de elegir (siempre y cuando pueda acceder a su compra…).
La primera, obvia y más conocida clasificación tiene que ver, exclusivamente, con el contenido, con lo qué se dice y cómo, y es la de género literario. En esta categoría, si bien las imágenes que el libro contenga puedan tener mayor o menor peso, lo importante son las palabras.
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