¡Basta de ruidos molestos!

#EscritosDeLaVida

Si es cierto lo que se suele decir, que quien escribe, escribe siempre de lo mismo, en este tema doy la razón. Toda la razón. La razón infinita, la individual, social. La razón del mundo.

ruidosmolestos

Porque a mí, y supongo que a muchos también, me tienen absolutamente podrido los ruidos molestos que hay en Buenos Aires. Y creo que me tienen podrido porque entiendo que podrían resolverse muchos de ellos con absoluta facilidad, pero estamos condenados a convivir quejosamente con estos perturbadores molestos que erosionan la calidad de vida. Y la gente, que anda por supuesto enfrascada en cosas muy relevantes, ni siquiera tiene tiempo para ofrecer batalla, rebelarse y hacer una verdadera revolución que permita enfrentar el problema y resolverlo de una vez para siempre.

Se dispone así a aceptar la molestia que procura reducir en su importancia y convive con el daño que le ocasionan ruidos molestos que perfectamente podrían silenciarse. Pero no, no se silencian, no se enmudecen y acá andamos, cada tanto, escribiendo lo mismo para ver si alguien escucha.

Si alguien hace algo.

De movida nomás, lo que se debería hacer es eliminar los pitidos de cochera que suenan permanentemente en todas las cuadras de la ciudad, y por supuesto erosionan el saludable silencio que podría lograrse si fueran silenciados y remplazados simplemente por una luz intermitente, como ocurre en muchísimas ciudades.

Y que nadie venga a decir de los ciegos porque eso es una zoncera. Si consideráramos los ciegos, habría que ponerle chicharra a los perros, las bicicletas, gatos, y hasta a nosotros mismos.

Así que nadie se preocupe en ese sentido, más bien deberíamos preocuparnos por el daño y perjuicio que ocasiona vivir con ruidos molestos que serían perfectamente evitables.

Es genial el concepto de Buenos Aires de Ciudad Verde. Y más genial es que se obre en consecuencia y se vislumbre en la realidad, porque beneficia a todos.

A ese concepto sería bueno agregarle el de Ciudad Silenciosa. Porque aunque fuera un objetivo pretencioso, si se asume con convicción y profesionalismo, contribuiría de manera muy valiosa a la vida cotidiana.

Es cierto que con la queja sola no hacemos nada. Y menos hacemos si esperamos que el tema lo resuelva otro. Cada uno debería hacer lo que estuviera a su alcance, usar su capacidad de acción y combatir con todas las fuerzas los ruidos molestos que son nocivos para la salud, contribuyen a generar estrés y deterioran la calidad de vida.

Si no hacemos algo por vivir mejor, cada vez nos vamos a acostumbrar a vivir peor.

Y por lo menos yo, no quiero ni pisar soretes de perro ni que mis oídos sean taladrados en cada cuadra por los pitidos de cocheras.

Disculpen, pero los soretes de perro, también es algo que debemos combatir.

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tapa2 para faceEscritos de la Vida - Juan Valentini