El cigarrillo, un catálogo de venenos

#MalditaNicotina

El humo de tabaco tiene unos 7 mil elementos. Cientos de ellos son perjudiciales para la salud y al menos 69 son reconocidos cancerígenos, como el DDT o el benceno.

Un ejercicio interesante para dimensionar el daño que produce el tabaquismo es apelar al uso industrial de algunas de las sustancias presentes en el cigarrillo. El arsénico, por ejemplo, se utiliza en venenos para ratas e insectos. El tolueno y la anilina son explosivos. Con el níquel se fabrican baterías. También con el cadmio, un metal pesado que necesita 70 años para eliminarse del organismo. Todos son extremadamente tóxicos.

Otros cancerígenos presentes en el humo de tabaco son el cianuro, que se utiliza para aplicar la pena de capital y produce una muerte dolorosa y desagradable, y el polonio 210, la misma sustancia radioactiva con la que asesinaron al ex espía de la KGB Alexander Livtinenko, en un crimen que ocupó las portadas de los principales diarios del mundo.

Hay más metales pesados en los cigarrillos: el mercurio, con el que se hacen termómetros; el plomo, presente en algunas naftas y en el humo que sale de los caños de escape de los autos; y el cromo, un elemento clave del acero inoxidable.

La lista sigue sorprendiendo: con la acetona se hacen quitaesmaltes, la naftalina se usa para combatir a las polillas, el ácido acético sirve para remover manchas, el metanol es un anticoagulante, el formaldehído se utiliza para embalsamar y con la hidracina se fabrica combustible para cohetes.

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La nicotina, la sustancia más conocida, no es cancerígena. Sin embargo, es el componente adictivo del tabaco, lo que la vuelve la más perjudicial para la salud.

Las tabacaleras le agregan al tabaco cientos de sustancias para aumentar la absorción de la nicotina y potenciar su capacidad adictiva. Son los famosos “aditivos”, que también se añaden para disimular los síntomas del tabaquismo, como la irritación de la garganta o la tos, y para hacer que la mezcla sea “fumable”.

Tal el caso del azúcar, el cacao o la menta, tres sustancias que en principio son inocuas para el organismo, pero que combinadas con el tabaco y llevadas a 650° C pueden ser mortales.

Los 7 mil elementos en el humo de tabaco son el resultado de la combustión y combinación de esos aditivos con las sustancias que componen el tabaco, el papel, el filtro y la tinta de los cigarrillos. Apenas se puede ver un 20 por ciento. El resto son gases invisibles.

Además de la nicotina, la mayoría de las legislaciones obliga a incluir en los paquetes los valores de otras dos sustancias. Una es el monóxido de carbono, que surge de la combustión de cualquier producto vegetal y dificulta el transporte de oxígeno por el cuerpo.

La otra es un conjunto de elementos que también surge de la combustión, al que se denomina alquitrán. Es la misma sustancia pegajosa que se usa para impermeabilizar techos o asfaltar calles, y es la que mancha los dedos, los dientes y los pulmones de los fumadores. Está probado que puede dañar el ADN hasta alterar el crecimiento celular y provocar cáncer.