Argentina 1978: Cuando el fútbol ocultó la violencia militar

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La tercera es la vencida. Luego de dos intentos por organizar la Copa del Mundo (en Francia ’38 y México ’70), la Argentina logró ser la anfitriona de la cita mundialista. Fueron 40 años de espera hasta el momento en el que la pelota comenzó a rodar en el contexto más sangriento y atroz que pudo vivir la región sudamericana. Sin dudas, el campeonato de 1978 significó un placer con culpa. Por aquel entonces se vivió una realidad “irreal” que derivó en el fervor del público local.

Festejos

 

La realización y la consagración del Mundial fue sólo el primero de los tres objetivos que se había propuesto la Junta Militar para perpetuarse en el poder. Los aprestos bélicos para una guerra con Chile por el Beagle y la confrontación ante Gran Bretaña por las Islas Malvinas fueron las otras dos metas que no pudieron conseguir. En tanto, varios países europeos intentaron hacer un boicot contra la dictadura genocida: el partido laborista holandés exigió a su equipo que no se presente a disputar el certamen, aunque desde el gobierno consideraron que su ausencia “no cambiaría la violación de los derechos humanos”. Si bien la “Naranja Mecánica” se presentó a disputar la competición, lo hizo sin la mayoría de sus figuras, la más destacada la de Johan Cruyff, dado que no estaban de acuerdo con las medidas que se establecían durante el gobierno de facto.

Además, en Francia el periódico Le Matin aseguró que “el mundo se honraría si su selección se negara a jugar en la Argentina, entre los campos de concentración y las cámaras de torturas”, mientras que el arquero alemán, Sepp Maier firmó una petición de Amnistía Internacional en favor de los presos políticos.

Afiche

Además de los centros clandestinos de detención, el abuso del poder y la violación de los derechos humanos, la corrupción fue otro de los factores por los que se caracterizaba el régimen de Jorge Rafael Videla. Un ejemplo de ello fue la realización de una organización de reventa de entradas, conformada por 45 policías cordobeses, que se dedicaba a negociar con las localidades pertenecientes al Chateau Carreras. Como dijo alguna vez el periodista Ezequiel Fernández Moores, “fueron años de en los que la política abusó del deporte. Años de Kempes, el Matador. Años de Videla, el asesino”.

No obstante los charcos de sangre la pelota rodó por las cinco sedes que albergaron la Copa del Mundo. En el partido inaugural, protagonizado por Alemania y Polonia (0-0) estuvo el ex jugador Claudio Morresi, cuyo hermano Norberto fue secuestrado y desaparecido el 23 de abril de 1976. “Me tuve que bancar el discurso de Videla, me quedé de brazos cruzados puteando para adentro y advirtiendo que entre la gente había muchos canas adiestrados para aplaudir, para que la gente se contagie”.

El camino argentino hacia el título comenzó luego de Alemania ’74, cuando se disolvió el cuerpo técnico de la albiceleste y la AFA le dio el cargo a César Luis Menotti. Tras un duro proceso, su equipo llegó a la final ante Holanda, “no podemos defraudar, vamos a dejar la vida en este partido” le había dicho el entrenador a sus dirigidos antes de salir a la cancha del Monumental. Los dos goles de Mario Kempes, más el de Daniel Bertoni sirvieron para sellar un 3 a 1 y conseguir, luego de 48 años, el primer Mundial. Los papelitos reclamados por Clemente, desde la contratapa de Clarín, cubrían las calles, mientras que las bocinas aturdían a la 9 de julio. Argentina se instaló en la galería de los campeones, pero la fiesta final llegó en 1983 con el regreso de la democracia.