El Gobierno de Francisco

#ProfetaEnSuTierra

Se dice que el Cardenal Bergoglio, cuando se entrevistaba con un dirigente político, le pedía cinco ideas de país.

Parecen muy pocas frente al torbellino de medidas que ya ha tomado S.S.  en su “gobierno” y claro, como no podía ser de otra forma, no se hizo esperar nuestro tradicional “si se presenta lo voto!”. ¿Tan empecinados estamos en deseos inoperantes?

Lejos de esa fábula electoral con la que nos distraemos de nuestra responsabilidad, hoy el “Papa Bergoglio” conduce una revolución moral de aplicación práctica y el mundo entero ya se dio cuenta.

O casi todo el mundo… 

Ha hecho de sí mismo un testimonio cotidiano de su credo y en consecuencia, esa revolución se muestra incruenta, simple, amable y hasta tierna, pero firmemente decidida y natural como si de respirar se tratara.

Es una revolución que opta por el tiempo, la organización y la persuasión para ejecutar una necesidad.

Por eso el Papa le mueve la aguja al mundo: porque el mundo sabe o intuye que su poder y su fuerza son de aplicación afectiva tarde o temprano. El Papa no amenaza. El Papa conduce, señala, convence, ejemplifica y sirve.

El mundo de Francisco

Si es por dar ejemplos, pongamos dos notables.

- Desde Rusia ya no se preguntan “¿cuántas divisiones tiene el papa?” sino que aceptan que la conmoción y movilización de millones de hombres y mujeres ante las palabras del Obispo de Roma por la paz no son un simple dato pintoresco de feligresía.

- En EE.UU. se lo cita y se lo invoca en los discursos demócratas y republicanos, tanto que los republicanos han revisado y modificado su agenda sobre los derechos sociales, confesos de la influencia del Papa Francisco.

Hombre universal y de formación argentina, S.S. es rechazado casi exclusivamente por los extremos de la ortodoxia de derecha y por las izquierdas fulminantes, mientras que el vastísimo centro ve con buenos ojos en Francisco lo tiene para ofrecerles.

Pero en ese amplio abanico de aceptación hay grandes simuladores y por eso, para contrarrestar el interés de algunos grupos por convertir a Francisco en el estampado de una remera, es trascendente que su ejemplo de gobierno no solo se respete (a riesgo de convertirlo en reliquia) sino que se lleve a la práctica por otros líderes mundiales. Por momentos da la impresión de que más de uno siente en Francisco el respaldo para llevar adelante lo necesario contra los intereses supranacionales.

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Revolución y Gobierno

En el “gobierno revolucionario” de Francisco vemos tres grandes canales de aplicación de su prédica:

1 – El canal administrativo por el cual S.S. lleva adelante su “gestión” especializada en atacar los problemas críticos desde sus causas (IOR, por ejemplo). Como si para Francisco la gestión fuera solo uno de los medio de la conducción.

2 – El canal ético por el cual el Papa maneja su prédica por fuera de una agenda que quiere mantener en primera plana el escandalete de una discusión espinosa y pequeña de comadres (moral sexual), para elevar el pensamiento hacia terrenos universales y permanentes (la moral que articula la dignidad humana).

3 – El canal doctrinario por el que Francisco quiere profundizar los postulados del Concilio Vaticano II en línea con Benedicto XVI (“el Concilio aún no está totalmente maduro, pero es resultado del Concilio que el concepto de comunión se vuelve cada vez más una expresión del sentido de la Iglesia) y Juan Pablo II (Una nueva época se abre ante nuestros ojos: es el tiempo de la profundización de las enseñanzas conciliares, el tiempo de la cosecha de cuanto sembraron los padres conciliares y la generación de estos años ha cultivado y esperado”.), mostrando así una continuidad positiva.

Con esta coherencia casi monolítica en el ejercicio de su poder, más la conmoción de los creyentes y no creyentes a lo ancho del mundo frente a un papa que se mueve en las alturas de las decisiones mundiales con una naturalidad que solo se explica por la honesta humildad, es comprensible que se lo tome como referente, se sigan sus líneas de gobierno y se tomen prestadas sus ideas o sus modos.

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Estamos en veremos

Hoy no me atrevería a hacer un análisis de la situación de la dirigencia nacional. Al menos no encarándolo desde el mismo lugar desde el que se piensa la reacción mundial ante Francisco. No me atrevo porque esa reacción es más parecida a una inmovilidad de estupor que a otra cosa.

Será porque no se sabe que hacer o porque no se puede hacer. Lo cierto es que las líneas principales y las primeras figuras de nuestra política hasta hoy no han dado muestras de compartir lo que Francisco muestra en su ejercicio del poder.

Esto es especialmente triste porque sabemos que S.S. no nació de un repollo clerical sino que es producto de un cristianismo arduamente argentino y que así como él, muchos dirigentes tienen una visión del mundo y una visión de nuestra Patria en ese mundo, visión humanista pero no ingenua.

¿Dónde están esos dirigentes?

Por lo que se adivina en las tapas de los diarios, andarán buscando una voz o un lugar para dejarse oír porque mucho no se los escucha.

La presumible exageración del título pretende ponernos a pensar que sin duda entre nosotros hay montones argentinos dispuestos a ejecutar, desde el silencio si fuera necesario, el ideario nacional de Francisco.

Estos argentinos no obran por emulación ni para “sotanear” al Papa, sino porque son el mismo producto de la misma tierra.

Tal vez el Cardenal Bergoglio si les pedía cinco ideas de país a los políticos. Lo cierto es que él las tenía y cómo Francisco las aplica.

Estoy persuadido de que en nuestra comunidad encontraremos esos argentinos con más ideas que “soluciones”, argentinos que prefieran la conducción a la “gestión”.

Argentinos.

“Si se presenta lo voto!” se dice de quién creyó que mejor que desear es laborar.