La Verdad de la Mentira

La Sangre en el Tiempo 

La guerra siempre es la victoria del fracaso.

Las llamadas “guerras religiosas” son, además, la jactancia de una contradicción.

Cruzadas: sangre. Reforma: Sangre. Contrareforma: Sangre. La de 80 Años: Sangre. La de 30 Años: Sangre.

Sin remontarnos en el tiempo, ahí está el África desmembrada en guerras civiles y Oriente Medio empecinado en su tragedia milenaria.

Siempre la sangre y en el medio de todo esto, “heredero” voluntario de estos odios, lo tenemos a Francisco pidiendo tiempo.

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Usando su poder para servir, parado en toda la historia, se ha convertido en el gozne de una bisagra que tiene a Rusia y a EE.UU. pivoteando en la articulación que Francisco ha propuesto:

“¿De qué sirve hacer guerras, si tú no eres capaz de hacer esa guerra profunda contra el mal? ¡No sirve a nada! No va… Esto implica – entre otras cosas – decir ‘no’ al odio fratricida y a las mentiras de las que se sirve. Decir ‘no’ a la violencia en todas sus formas Decir ‘no’ a la proliferación de armas y ‘no’ a su comercio ilegal”. Continuar leyendo

El Papa “desatanudos”

Oriente Medio es un lazo apretado que más parece ajustarse cuánto más se nos dice que se intenta desatarlo. Como si tiraran del cabo equivocado o, lo que es peor…no.

Es un nudo viejo que ha sido testigo del nacimiento del Antiguo Testamento y vio escribirse los Evangelios y el Corán.

Es un nudo estratégico y su predicamento ha puesto a  continentes enteros en cuestión.

Es un nudo complejo desde la antigüedad, cruzando la Edad Media, pasando por la Guerra Fría hasta flotar en el petrolero que fue capaz de poner en un puño a la economía mundial.

Es un nudo milenario. Difícil. Atormentado.

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Francisco y el pararrayos

“¿Para qué sirve hacer tantas guerras si no somos capaces de dar la guerra contra el mal?” sintetizó Francisco durante la celebración del Ángelus del pasado domingo 8, inmediatamente después de la jornada mundial de ayuno y oración impulsada por él mismo.

Y se extendió por si quedaban dudas: guerra contra el mal significa no a la violencia y no al comercio de armas.

Él es capaz de esa síntesis porque simplifica los términos del conflicto. Los analiza desde la coherencia del que ve la realidad desde un plano de valores humanos. Valores cuya ausencia, precisamente, hacen posible la Mentira.  Francisco tiene, profesa y predica una doctrina. Y ese sustrato moral le permite pararse y gritar a la cara del mundo cuál es el problema.

Francisco hace de sí mismo un pararrayos. Llama la atención y denuncia la Verdad: la guerra es una excusa.

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