¡Bingo!

#SoySolo

Realmente no entiendo a esos tipos que dicen tener suerte con las mujeres cuando salen con un montón de minas. Para mí, tener suerte con las mujeres es tener suerte con una, con la definitiva, con la cual uno se da cuenta que no necesita seguir buscando más. Por eso, alguna vez pensé que lo mejor sería encontrar a una chica igual a mí. O sea que tuviera mis mismos gustos, que pensase parecido, que escuchase la misma música, que leyera los mismos libros, que viese las mismas películas, en fin, una chica a quien, con una simple mirada, pudiese entender de pies a cabeza sin tener que preocuparme porque dijese o hiciera algo fuera de mis expectativas. Porque recuerdo que pensé… ¿qué mejor que estar con uno mismo pero con otra persona?

Así fue que un día concurrí a uno de esos lugares que tanto me gustan y la vi a ella. Ella también me vio. O sea que nos vimos. Y todo fue muy natural. Y empezamos a salir. Y ella hizo lo que quise y yo hice lo que ella quería. Y así, fuimos dos, fuimos uno, fuimos lo mismo, bah. De alguna manera, buscar coincidencias en la otra persona nos tranquiliza. Es que yo creo que a uno le cuesta tanto encontrar una versión que más o menos lo reconforte de sí mismo que la verdad nos da un poco de miedo enfrentarnos a otro que pueda hacer tambalear las estructuras estructurantes que estructuran nuestras estructuras (hoy me levanté muy Saussure). Es como una especie de autoprotección que uno ejerce casi inconscientemente ante una persona que apenas conoce. Por eso creo que, a veces, tratamos de buscar coincidencia en el otro porque pensamos que la igualdad es garantía de algo.

Una vez, con esta chica que era todo lo que yo quería que ella fuese, fuimos a un bingo a perder algo de dinero. Nos sentamos a una mesa y empezamos a jugar de a un cartón por vez, hasta que, ya un poco cebados, nos pedimos tiras enteras para marcar en todas las bolas. La cosa es que, después de varios intentos, no habíamos pegado nada. Entonces, buscamos las últimas monedas que quedaban en nuestros bolsillos y nos compramos un último cartón de esos que son especiales, que valen un poco más pero que te dan la chance de ganarte un premio mayor. Le pusimos todas nuestras expectativas y desde la primera bola empezamos a marcar. De pronto, a nuestro cartón le quedó un solo hueco libre y, temiendo que algún otro jugador se quedase con nuestro premio, miramos directamente la pantalla para adelantarnos a los demás, y ahí fue cuando apareció el número que faltaba nos y los dos gritamos al unísono: “¡Bingo!”.

La gente de nuestra mesa nos felicitó un poco con envidia y tratando de tocarnos para que le pasásemos nuestra buena suerte. Nos trajeron un cetro y uno de los pibes que vendían cartones nos entregó nuestro dinero. Mi chica agarró los billetes y las monedas y comenzó a contarlas para darme la exacta mitad de lo que habíamos ganado, y fue entonces cuando me di cuenta que compartir todo te hace caer en una especie de letanía, de conformidad paralizante. Yo quiero ser mejor persona, corregir mis defectos y trabajar mis virtudes, pero se hace difícil si uno nunca es puesto a prueba, si se cae en la comodidad de no verse exigido a cambiar por ninguna circunstancia. Porque cambiar es crecer, es pulirse a uno mismo para sacarse un poco de brillo entre tanta alma opaca.

Es que enfrentarse con un otro diferente te obliga a adaptarte, a tolerar al distinto, a encontrar tus debilidades y miserias y sentir la necesidad de modificarlas. Ojo, no siempre uno debe mutar por obligación, pero me parecería sospechoso no tener que corregirme algo de vez en cuando. El mundo gira, todo cambia y la supervivencia personal tiene que ver con eso, con reconocerse imperfecto, y tratar de encontrar nuestra mejor versión cada día. Por eso, porque no quería seguir siendo eternamente el mismo, porque sentí que necesitaba evolucionar, reinventarme una vez más, le dije: “Perdón, pero yo prefiero seguir esperando a cantar bingo antes de la bola 39”, y me fui de la sala cruzando los dedos para ganarme el pozo acumulado alguna vez.

Continuamos a bingo.