Delpo: Ídolo en Londres

#Tenis

Luego del partido disputado entre Del Potro y Djokivic, en una de las semifinales de Wimbledon 2013,  a mi criterio la más emocionante del año, ya que disfruté y sufrí durante más de 4 hs. de cada punto, sentí la necesidad de escribir algo al respecto, pero como lamentablemente el desenlace no fue el deseado no me encontraba de buen ánimo para encarar el tema.

Al principio, mi intención era escribir sobre el espectáculo brindado por aquellos dos gladiadores que en ningún momento bajaron los brazos y sacaron a relucir el mejor tenis de cada uno, en donde se demostró que no se jugó por el premio sino que  ambos jugaron para el público, para deleitarlos con puntazos, potencia, sutilezas y sobre todo un buen clima entre ellos que permitió a ambos hacer gestos cómicos o pedidos de aliento a la tribuna.

Luego de estar pegado al televisor por tantas horas y viendo tan cerca de la final a Delpo, fue difícil recuperarme para pensar en escribir algo al respecto.

Encendí la computadora para leer las distintas versiones de lo sucedido aquel día buscando alguna inspiración o idea, lo que más me llamo la atención fueron los comentarios que circulaban acerca de la derrota de Delpo. En eso me detuve, más que en los relatos (estos ya los conocía por haber visto el partido), cuando leía las opiniones tales como: “Jugó como nunca y perdió como siempre”, “Jajaja Pecho Frío” o tantos otros, sentí como que se hablaba de otro enfrentamiento ¿que nos sucede a los argentinos? ¿Por qué esos comentarios?, seguramente no vieron lo mismo que yo, o lo vieron con una mirada sesgada. ¿Qué veían aquellos argentinos que deseaban la derrota de Delpo?, eso fue lo que me motivo a escribir.

¿Cómo debe ser un deportista para no ser cruelmente criticado? ¿Cómo se logra llegar al grado de ídolo en Argentina? Preguntas que circulan por mi mente.

Se me ocurre pensar en el más popular  Lionel Messi. A él le costó un poco al comienzo, siendo el mejor jugador del mundo reconocido por todos. Pero que sin embargo para muchos argentinos, luego de un bajo rendimiento en algunos partidos jugados en la selección, en los que no se obtuvo el resultado deseado ya se encargaron de desacreditar sus logros. En algún momento pudiera haber pasado que con tantas críticas nos daría la espalda y dejaría la selección.  Pero supo soportar esa situación y logró imponerse con su habilidad en el juego y ahora ya nadie discute lo que haga. Claro, dirán ustedes: Messi no se sacó nunca la camiseta, nunca rehusó jugar en la selección. En ese punto estamos de acuerdo pero de todas maneras  con Delpo ocurre algo similar. Cuando jugó estas dos semanas en Wimbledon logró con su juego y carisma meterse al público en el bolsillo, esto se pudo observar desde la televisión, también los comentarios de quienes estuvieron ahí decían que el público estaba del lado del argentino en un 80%, algo muy significativo ya que se encontraba jugando contra el Nro 1 del mundo y en suelo inglés nada menos.

¿Cómo es posible que nosotros no podamos ver esto, que se jugó la semifinal más larga de la historia en Wimbledon y la más emocionante y sin embargo castigarlo tan duramente? ¿Es que necesitamos que juegue la Copa Davis y que además la gane para poder formar parte del clan de ídolos porque si pierde ni hablar de él?, ¿No estaremos siendo un poco egoístas y caprichosos con tal de tener aquello que nunca hemos logrado conseguir para el deporte argentino? Lo cierto es que en muchas oportunidades por no saber valorar lo que tenemos, terminamos alejando al jugador y la posibilidad de obtener eso que tanto deseamos. ¿Qué hubiera pasado si Messi hubiera decidido no representarnos en la selección por las críticas? (como ya ha ocurrido también con otros jugadores de la selección de fútbol) sería esta una perdida incalculable

En mi opinión Delpo no tiene nada que “demostrar” a nadie y mucho por “mostrar” a todos, respecto del nivel que hay que tener, la cabeza, el corazón para jugarle al Nro. 1 del mundo de este deporte de la forma en que lo hizo y lograr incomodarlo, fastidiarlo, hacerlo caer al piso muchas veces para llegar forzado a una pelota.

 

Prof. Sebastián Ortiz

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