Un pez gordo

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Los fundadores de la red social mundial de pesca con mosca, Fly Dreamers, hicieron de su pasión un buen negocio y obtuvieron un financiamiento millonario.

¿Quién no sueña con abandonar todo y convertir su hobby en un negocio? Los argentinos Luis San Miguel y Nicolás Schwint cumplieron ese sueño. Fervientes practicantes de la pesca con mosca —se conocieron a los 11 años con una caña en la mano—, abandonaron sus trabajos y fundaron la red social global Fly Dreamers, un negocio que logró enseguida de su lanzamiento capturar la atención de inversores de gran envergadura y 24.000 miembros en apenas un año.

 

 

Los inicios

La pesca con mosca es un deporte que genera verdadero fanatismo. En el mundo hay cerca de 70 millones de personas que lo practican. El pescador promedio, con familia y trabajo, puede dedicarle, como mucho, 10 días al año a su pasión. Fly Dreamers, dice Luis San Miguel, a través de su red social, los acerca a su afición todo el año. San Miguel (ingeniero civil) y Schwint (veterinario) se dieron cuenta de que, si bien la práctica era un nicho, el hecho de que fuera un deporte que despertaba tanto fanatismo y costara tan caro podía convertirse en buen emprendimiento de negocios. La idea nació en un viaje que hicieron en 2010 a Esquina, en la provincia de Corrientes, en el norte de la Argentina, un sitio donde se encuentran los mejores ejemplares de dorados, surubíes, pacús y patíes, en un río Paraná casi ecológico, entre esteros y montes, una zona declarada Reserva Nacional en 1960.

Fueron de a poco. Sin renunciar a sus trabajos —San Miguel como gerente comercial de la constructora CRIBA, y Schwint como subdirector del laboratorio para caballos de carrera Clínica

Equina—, empezaron a desarrollar la red social. Después de nueve meses de trabajo junto con un equipo de programadores, expertos en marketing digital, posicionamiento, comunicación y especialistas contables, armaron la estructura organizacional. En 2012 lanzaron la versión beta online para 50 usuarios. En un mes la red creció a 400 miembros; los socios ya no tenían duda de que habían dado con un nicho con mucho potencial.

 

Mapa global

“Esperábamos el momento adecuado para renunciar a nuestros trabajos”, recuerda Schwint. Había que buscar inversores para convertir la red en una plataforma global de referencia. En una primera ronda consiguieron US$ 1 millón, lo que les permitió planificar el crecimiento de la firma. Schwint explica:

La idea se apoya en la noción de “crowdsourcing”: la práctica de obtener conceptos, servicios o contenido generados por la comunidad online con diferentes conocimientos, gente que trabaja en el proyecto por razones altruistas, de reconocimiento social o alguna recompensa de otro tipo, como puede ser económica. Los miembros de todas partes del mundo proveen información y fotos de sus experiencias personales, lo que contribuye con la promoción de lugares especiales para la práctica que no se conocerían de otra manera, y que va generando una “enciclopedia geolocalizada”, describen los fundadores, una combinación entre Wikipedia y Google Maps. A este mapa, los socios lo llaman “Mundo Fly”.

 

Ecológicos

Actualmente, San Miguel y Schwint buscan asociarse con los hospedajes de pesca de mosca más importantes del mundo, con el fin de ofrecer el servicio de hotelería y viajes a sus miembros.

La firma también tiene una misión ambiental: proteger los lugares de pesca.

¿Qué viene? Montar una iniciativa de “crowdfunding” para impulsar proyectos medioambientales, “algo así como un Kickstarter ecológico”, apunta San Miguel (Kickstarter es una red que financia proyectos creativos), de modo de sumar a sus usuarios en este plan. El deporte ya es sustentable, pues los peces se devuelven a su hábitat (no sin antes sacarles una foto, claro).

Extraído de la revista WOBI (V18N1)

Por Felice Physioc, periodista de WOBI.com