El poder de las palabras para un liderazgo auténtico

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En la vorágine en que muchos vivimos, las palabras no siempre tienen la relevancia que deberían, ni son elegidas con el cuidado que se merecen. Sin embargo, las palabras, y desde dónde se las pronuncia, constituyen una clave para construir el liderazgo auténtico que necesitamos. Así lo manifiesta el médico y profesor de liderazgo y comunicación, Mario Alonso Puig. Él mismo ha experimentado en carne propia el maravilloso poder de las las palabras y su importancia en las relaciones humanas, al descubrir que su verdadera vocación estaba en el mundo de la enseñanza y en inspirar a otras personas.

Autor de libros como “Madera de Líder”, “Vivir es un asunto urgente”, “Reinventarse” y “Ahora yo”; su último libro es “La respuesta”. A continuación, Mario Alonso conversó con WOBI en una entrevista exclusiva, acerca del verdadero liderazgo y cómo descubrir nuestro propósito en la vida. ¿Te animas a descubrirlo?

Has explicado mucho sobre el poder de la comunicación y de las palabras ¿Qué tan importantes son las palabras para el rol del líder?

El simple hecho de que un líder diga en lugar de tenemos un problema, tenemos un desafío, tenemos esta situación; produce cambios muy importantes en la percepción de esa situación, de esa circunstancia, que hace que nos sintamos mucho más capaces a la hora de responderlas. Uno de los errores más grandes que se cometen es pensar que las palabras son simplemente símbolos, y que sirven para explicar cosas. Una de las dimensiones del ser humano es la dimensión lingüística, es decir, en las personas el lenguaje crea realidad. Para que una persona sienta que algo es posible, primero tiene que imaginarse que eso es posible. Y gran parte de esa imaginación está dirigida por nuestras palabras. Por eso para el líder, teniendo en cuenta que su misión es fundamentalmente inspirar y mover a una acción comprometida, el hecho de cómo utiliza esas palabras es absolutamente clave.

¿Cómo pueden los líderes, a través de la palabra, ayudar a otros a liberar su potencial?

En primer lugar, hay que distinguir al líder que es auténtico, del líder que no lo es pero que también se llama líder. El auténtico líder cuando habla, cuando utiliza las palabras, su verdadera intención no es dominar, su verdadera intención no es controlar, su verdadera intención es servir, apoyar, inspirar y ayudar. Es decir, cuando un líder es auténtico su palabra es auténtica, porque sale de un lugar distinto. Cuando un líder quiere controlar, aunque utilice palabras que son agradables, o tener un toque inspirador, esas palabras están saliendo de una voluntad de dominio. Todo lo que el ser humano hace, todo lo que dice, piensa, tiene una relación absolutamente directa con el lugar donde eso se está fraguando.

El líder es una persona que da raíces para crecer y alas para volar. Y por eso el líder quiere que surjan nuevos líderes, no seguidores. Por eso el líder, si quiere ser un auténtico líder, tiene que hacer una humilde reflexión y preguntarse, ¿cuál es mi verdadera intención a la hora de liderar? ¿Quiero verdaderamente crear un mundo al que a las personas les haga ilusión pertenecer? ¿Quiero verdaderamente inspirarlos para que descubran que tienen un potencial mayor del que se imaginan? Esta reflexión pide mucha humildad, pero para mí ahí está la autenticidad del verdadero líder. No sólo son las palabras que dice, que tienen una gran potencia. Sino también de dónde salen esas palabras.

En algún momento has dicho que sentirse víctima no sirve de nada en la vida. ¿Cómo se logra un pensamiento más positivo para lograr sortear obstáculos?

La persona que está anclada a la mentalidad de víctima, es una persona que cree que todo es determinado por las circunstancias, por lo tanto si está en un entorno difícil, considera que es radicalmente imposible sonreír. Si tiene un jefe poco comprensivo, está absolutamente convencida de que es imposible disfrutar en el trabajo. Esa es la posición de una víctima. Implica un cierre absoluto en cuanto a la posibilidad personal de influir en las circunstancias.

La persona que es protagonista de su vida, sabe que hay cosas que no las puede controlar. No puede controlar el tiempo climatológico, no puede controlar si su jefe va a llegar a la oficina con buen humor o mal humor, y eso lo acepta. Aceptar no quiere decir que le guste. Quiere decir que lo asume como algo que no puede alterar. Sin embargo, esta persona que acepta eso porque no lo puede cambiar y por lo tanto lo asume, sabe que sí hay cosas que puede cambiar. Y en lugar de desgastarse viendo lo que no puede cambiar, busca cuál es su círculo de influencia y ve lo que se puede cambiar. La diferencia entre la víctima y el protagonista, es que la víctima no toma ninguna responsabilidad, y el protagonista sí toma responsabilidad. Es decir, sí ve que tiene una capacidad de respuesta, no total, porque no puede controlarlo todo, pero sí parcial. Y este punto es clave. Y todo liderazgo personal, toda capacidad de autoliderarse implica un cambio desde este posicionamiento, de yo el futuro me lo encuentro, a yo el futuro lo creo.

¿Cuál dirías que es la clave para hallar nuestro verdadero propósito en la vida?

Lo primero de lo que hay que darse cuenta es que todos tenemos una llamada, voy a poner una analogía. El gusano está llamado a convertirse en mariposa, esto se llama Conatus o fuerza vital. Y esta es la llamada de un ser a cambiar su forma de ser, a medida que va creciendo y evolucionando. Esa es la transformación, un cambio en la forma de ser. Todos los seres humanos, sin excepción, tenemos por nuestra condición, esencia, naturaleza; una llamada a desplegar ese potencial. El sentido de la vida consiste en descubrir de qué forma tú, como persona, has de moverte, pensar, actuar, para desplegar ese potencial. Hay personas que despliegan ese potencial siendo músicos, hay otros que siendo médicos, otros arquitectos, otros maestros, otros trabajando en el departamento de limpieza, es decir, el exterior no determina el éxito en cuanto a lo que se refiere a la persona en su interior. Hay gente que ha tenido éxito tremendo a nivel exterior, pero que en el interior se siente profundamente vacía. Entonces, para descubrir el sentido de tu vida tienes que prestar atención a qué es aquello que cuando sucede a tu alrededor hace que sientas algo especial. Por ejemplo, en mi caso, todo lo que era estar en el mundo de la enseñanza, todo lo que era reducir el sufrimiento de las personas, todo lo que era intentar inspirar a otras personas, cuando yo tenía esa ocasión veía que me hacía vibrar de una manera especial. Entonces así vas localizando, descubriendo, tu sentido en la vida. Y por otra parte, se descubre con mucha reflexión, quedándose solo, haciéndose preguntas, atreviéndose a entrar en el silencio. Porque muchas veces el sentido se te revela, es decir, muchas veces no sabes cómo, de la nada, te das cuenta de lo que tienes que hacer en la vida.

¿Qué consejos darías a los líderes para lograr una conversación con ellos mismos?

Les diría que no vivan atrapados en el día a día, comprendo que el día a día exige mucha atención, no es realista no darle esa atención, pero que den un poco de atención también a la reflexión. No tanto a la táctica del día a día, sino a la estrategia. Enfoquen un poco más su atención en el medio y en el largo plazo. Yo veo muchísimas personas en el mundo de la empresa, muchísimos directivos, que podrían tener un papel muy relevante como líderes y no lo tienen porque están atrapados en el día a día.

Lo segundo que les propondría es que sean humildes, es decir, ser un líder no es ser una persona infalible, ser un líder no es pretender entenderlo todo, no es considerarse invulnerable.  Ser un líder también implica mostrar que no se saben ciertas cosas. Tener la humildad de preguntar, de dejarse ayudar. Que las personas que quieren ejercer un liderazgo auténtico no confundan la humildad con la blandura. Porque son dos cosas radicalmente distintas.

La tercera es que se planteen muy bien cómo ven a las personas. Me entristece mucho cuando veo con qué frecuencia a las personas se las trata como simples objetos. Simples utensilios para alcanzar ciertos fines.  Un líder no puede ser un líder auténtico si no ve a las personas con toda su dignidad. Esto que tendría que ser básico, no se ejerce muchas veces. Por otro lado, el líder ha de ser consciente de que muchas veces está solo. Y que esa soledad es parte de lo que ocurre. Que la senda del liderazgo es una senda muy vacía, que el liderazgo auténtico nunca es cómodo, y tiene que atreverse a decir las cosas con la firmeza con la que han de ser dichas.

Por Sabrina Gaete, periodista de WOBI.com