Hace pocos días me encontré con mi amiga Claudia en el café La Ópera, en Corrientes y Callao, para charlar un rato sobre bueyes perdidos.
Al cabo de la conversación, cuando nos pusimos de pie mientras me disponía a la última caminata del día hacia el barrio de Congreso donde estaba parando por los días que visité la ciudad, mi amiga me advirtió:
- Mirá quien acaba de entrar. Continuar leyendo