Cuando me cobraban de más o no me dispensaban el trato debido en un centro comercial solía entrar nuevamente y agujerear algún producto, cuando aprovechándose de mi condición de extranjero que he portado la mayor parte de mi vida los bares me cobraban un peaje extra, entraba al baño y les causaba una perjuicio sensiblemente mayor que los pocos centavos que lograban burlarme. Huevos a los patios de los abusadores, rayones en la pintura de los coches de los ofensores o salivazos en las nucas y las manijas de las puertas.
Aún hoy cuando un camión se toma más tiempo del prudente para adelantar a otro en la carretera y se recrea con su compañero en pequeños avances y retrocesos, generando una larga fila detrás de sí, cosa en la cual son especialistas los transportistas portugueses , una vez que los adelanto me ubico delante del camión bajando la velocidad a pequeños frenazos, acelerando nuevamente, y ocasionándole un malestar similar al propinado además de una notable pérdida de tiempo. Continuar leyendo