Hace tres días me pesqué una descomposición de estómago tremenda, un dolor de barriga agudo en el costado y la sensación física de haber sido alcanzado por Mike Tyson minutos después de insultar a su abuela, abundaron pastillas, infusiones, corridas al toilette, súbitamente las heces se me disparaban en cualquier dirección, con la suerte de que las tazas de inodoros fueron ideadas para contener cualquier “shot” que no fuese hacia arriba.
Pensé que se trataba de cieguitos. Continuar leyendo