“¿Eso te pusiste? Por qué no te mirás un poquito al espejo. Se dice hubiera, no habría. No sé para qué estudiás si siempre dejás todo por la mitad. ¿Eso compraste? A ver cuando bajás esa panza. Vos no te das cuenta de nada. Para venir con esa cara te hubieras quedado en tu casa. Te dije que no vayas. Por qué no fuiste. Haceme caso, vos tenés que pensar por vos mismo. Para qué vas a festejar tu cumpleaños si no va a ir nadie. ¿Podés cambiar esa cara? Vos vas a morir en esa oficina de explotadores. Ya no da que uses ese escote. Peinate como un hombre… ¿qué te querés, hacer el pendejo? Yo no sé cómo puede gustarte San Bernardo. Al final para qué me llamaste.” Continuar leyendo