Juan Andrés Videla / Olvidarse de uno mismo

Juan Andrés Videla es artista plástico. Recientemente fue honrado con el Gran Premio Adquisición del Salón Nacional, por el dibujo Refugio -grafito sobre fórmica-. En diálogo con #ArteYa repasa su carrera y las dificultades y alegrias de encontrar un camino personal en este mundo.

Juan, ¿Cómo es que decidís ser artista?

Fue trabajando en el taller, mientras estudiaba Bellas Artes. Tenía cierto miedo con el hecho de ganarme la vida de eso, y perturbarlo. Tomé la decisión y me fue muy mal. De alguna manera yo sabía que me iba a dedicar al arte y quería concretarlo, pero no cómo lo iba a sostener. No quería vivir de una ilusión.

¿Y tu primera muestra?

Expuse por primera vez en la galería Lirolay, donde muchos artistas empezamos. Me fue relativamente bien, pero quedé mal, con una sensación de inestabilidad e inseguridad. Sentí que tenía que esperar, madurar. Estuve como diez años sin exponer, hasta que empecé a mandar carpetas a galerías de Estados Unidos y volví a mostrar mi trabajo, con una sensación de mayor solidez.

¿Qué paso en esos diez años? ¿Cómo destrabaste esa situación?

Tenía facilidad para dibujar y las cosas me salían, pero eran carentes de algo genuino. Yo trataba de hacer un buen cuadro y me harté de esa batalla. Me puse a pintar unos pedacitos de quebracho que usaba para prender el fuego. Un día les puse cuerdas y cosas, y arme como unos mini teatros con movimiento, y de pronto tenía montones de esas obras  -que mi viejo les decía cachivaches-, y ahí encontré que eso era lo que tenía que hacer. Mi maestro de aquel entonces vino al taller, vio una pintura nueva y también los cachivaches y me dijo: “esa pintura está muy bien, pero tiene la pretensión de la pintura, en cambio esa máquina es lo que vos sos”. Me di cuenta de la pretensión que estaba teniendo de ser artista, de hacer una buena pintura, y todo lo que eso me jugaba en contra.

¿Qué necesitás para trabajar?

No puedo pintar si no me olvido de mí mismo, de mis problemas, de diversas cuestiones de mi vida, etc., con presión no puedo pintar. Si estoy pintando es porque superé la presión.

¿Para vos de qué se trata ser o trabajar de artista?

Ser artista no sé bien que es, tampoco me lo planteo. Me interesa la pintura como un modo de conocer la realidad y vivo el arte ligado a la acción de pintar. No es una situación dualista: no hay un pintor ni un cuadro por ser pintado. Esa realidad se desvanece y eso me atrae de pintar. Creo que el arte aparece cuando desaparece el sujeto que lo está haciendo, cuando trasciende esa zona dualista. Y si no se trasciende eso, para mí no hay arte.

¿Hay ciertos temas que se sostienen en tu obra? 

Los temas me interesan pero son una excusa. Me interesa lo que dice la pintura en sí misma. Se me vienen a la cabeza Los girasoles de Van Gogh: el tipo con unos girasoles te parte la cabeza y no sé qué es lo que hay ahí, esa potencia me atrae de la pintura. Tampoco sé si hay un más allá del formato, de la técnica y los materiales. Yo no tengo un mensaje, hay algo que pasa, una huella que deja una acción. Me atrae esa huella.

¿Cómo incide la improvisación en tu trabajo?

Cuando estás laburando, cada movimiento que hacés te lleva a una instancia diferente, y muchas veces pensas en parar el cuadro donde está, pero sentís que algo le falta. Otras veces lo seguís y te pasas de la raya hasta estropearlo. Los cuadros que quedan pendientes son infinitos. Yo trabajo a partir de una misma imagen, de fragmentos de fotos que copio, o de lo que me interese. El más mínimo cambio de color, de fondo, de pincelada, de humedad, de humor en ese día, genera cambios que terminan siendo sustanciales, no son detalles. Un poco por eso me cuesta saber cuándo terminar una obra.

¿Crees que sirve para algo el trabajo de un artista?

Creo que cuando toca un lugar que no es tan personal ni narcisista, puede aportar algo al resto de la sociedad. Siento el arte muy ligado a una actitud humilde, ni egoísta ni centrada en el artista. No todo es acerca de mí. Creo que los científicos, por ejemplo, hoy están más ligados a esta situación. Ahora, si un artista hace una obra en la cual toca esta zona, creo que sí hace un aporte.

                                                                                                                                                                                                                                       

La obra Refugio, ganadora del Primer Premio Adquisición, se podrá ver en el Palais de Glace, del 26 de septiembre al 26 de octubre. Hasta entonces se puede visitar el Complejo Cultural Leonardo Favio (inaugurado hace pocos días), donde Videla presenta algunas pinturas en el marco de la muestra colectiva Sureños Contemporáneos, hasta el 27 de julio. Y si eso no es suficiente, se puede entrar a www.juanandresvidela.com.ar, donde se expone una buena parte de su obra.